CAPÍTULO SEIS

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   Pensé en Belén tanto como pude. La hermana de Jace no estaba en la lista de mis personas favoritas. Pero le hice caso a mi guapo compañero y me concentré.

Cerré los ojos y pensé en ella, en su perfecta cabellera rubia, en lo competitiva y petulante que era conmigo, como aquella vez que se negó a hacer un trabajo en parejas porque Malverde nos asignó hacerlo juntas.

Algo dentro de mí se movió, me sentí mareada y confundida. Un leve hormigueo me recorrió entera.

—¡Ya está! —dijo Jace—. Vuelve.

—¿Qué sucede? —le pregunté algo adormilada.

—Eres una viajera, Rosse. Tu talento es la transportación.

—¿Transportación? ¿Cómo estás tan seguro?

—Te vi, Rosse. Venía huyendo de los lobos y de pronto apareciste en medio del bosque. Tus ojos se vuelven violeta cuando usas tu don.

—No entiendo —me quejé.

—Tranquila. Hacerse consciente de tus poderes es difícil. Veme a mí, soy un protector.

—Ya veo. Por eso los lobos no se nos acercaron, los mantuviste lejos con un escudo o algo así. Pensé que nos iban a matar.

—Sí, y no sólo eso —dijo Jace—. Mira.

El rubio apuntó unas ramas en el suelo. Sus ojos comenzaron a brillar. A un movimiento de su mano las ramas salieron disparadas hacia la izquierda.

—El escudo completo no puedo extenderlo muy lejos —explicó Jace—. Pero si lo lanzo en línea recta desde mis brazos puedo usarlo para dar un golpe a distancia.

—Como si extendieras tus manos.

—Exacto —celebró con una sonrisa en el rostro. Maripositas comenzaron a revolotear en mi estomago, su sonrisa era tan perfecta...

Un ruido proveniente de más adelante nos hizo guardar silencio y permanecer alertas. Jace extendió ambos brazos hacia el frente, listo para lanzar un golpe a lo que sea que nos haya seguido en el bosque. Intenté ver algo, pero sólo conseguí distinguir árboles y maleza.

—Allí está —señaló Jace—. Es un lobo.

Efectivamente había un lobo observándonos a distancia.

—No te preocupes, Rosse. Sí es uno sólo, puedo con él. Pero mantente alerta, generalmente los lobos nunca están solos. Cazan en manadas.

—¿Qué quieres que haga? —pregunté casi en un susurro.

—Quédate cerca, si aparecen más nos sacas en el acto.

—De acuerdo —aseguré.

Jace parecía tenerme confianza, pero yo no. Dudaba poder usar mis habilidades así como si nada, ni siquiera era consciente de que podía transportarme o de cómo lo hacía.

El lobo aulló, y como si hubiese olido mi preocupación se lanzó directo hacia el lugar en donde nos encontrábamos nosotros.

—¿Ves algo? —preguntó Jace.

—Todo en orden confirmé—. Sólo está ese.

El único lobo en el área era el que venía corriendo hacia nosotros. Cuando faltaban unos treinta metros su oscura silueta cambió de color y apariencia.

Ahora Belén estaba corriendo directamente hacia nosotros. Traía el mismo suéter fucsia chillón y la falda negra con pliegues en abanico con la que había entrado al invernadero. Sus ojos me miraron con un brillo dorado que a los pocos segundos se extinguió, dejando a la vista su color miel original.

—Puedes transformarte en lobo —comenté sorprendida.

—Y en cualquier animal que quiera —corrigió Belén con tono petulante. Aclarado eso, se lanzó sobre su hermano en un efusivo abrazo—. ¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó.

—Rosse nos trajo —añadió Jace—. Es una viajera.

—Hola, Rosse —saludó Belén sin darme mayor importancia. (Al menos me había saludado, eso era algo) —. ¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu talento? —preguntó a su hermano. Por su tono meloso, estaba realmente interesada.

Jace comenzó a relatar todo, desde cómo había descubierto su poder de protección hasta cómo había aparecido yo en medio del bosque cuando lo perseguía una manada de lobos furiosos. Mientras mi compañero seguía con la historia reparé en los cuervos que nos observaban sobre la copa de un árbol.

—Mira esos cuervos —le comenté a Jace—. Estoy segura de que uno de ellos me ha estado persiguiendo durante toda la prueba —Y ahora hay tres, igual que nosotros.

—Yo también vi uno al comenzar la prueba —aseguró Jace.

—¿Y qué? —se burló Belén—. Sólo son cuervos, estamos en el bosque.

—Se supone que en este bosque no hay animales —le recordé. No sé por qué no pensé en eso antes.

—Pero a Jace y a ti los atacaron lobos, porqué estos cuervos van a ser distintos.

—Los lobos aparecieron para que pudiera manifestar mi habilidad —aclaró Jace—. Eso significa...

—Eso significa que los cuervos tienen algo que ver con la prueba —aseguré—. No deben ser simples animales.

Uno de los cuervos graznó muy fuerte. El bosque entero se remeció. Decenas de grietas comenzaron a abrirse paso bajo nosotros, de un salto me eché hacia atrás, justo cuando una de las fisuras se enanchó separándome del grupo.

—¡Rosse! —gritó Jace preocupado— ¿Estás bien?

—¡Sí! ¡Estoy bien! —aseguré intentando no sonar asustada.

Me incliné un poco para saltar y así quedar del mismo lado que Jace y Belén. Pero la tierra cedió y me fui hacia abajo. Caí en una especie de zanja profunda.

—¡Allí está! —gritó Belén—. ¡Aún puedo verla!

Jace se lanzó sin pensarlo dos veces.

—¡Quédate arriba! —le gritó a su hermana desde abajo.

—¡Estás loco! —aseguró Belén y, tomando la forma de un ágil gato se lanzó en picada hacia abajo—. ¡Listo! —exclamó una vez que volvió a ser ella misma. El color dorado que adquirían sus ojos al transformarse era fantástico.

Los cuervos que estaban sobre la copa del árbol bajaron para hacernos compañía. Apenas se lanzaron, la tierra tembló de nuevo y la grieta sobre nuestras cabezas comenzó a cerrarse.

—¡Quedaremos encerrados! —lloriqueó Belén asustada.

—No lo creo —aseguró Jace mirando hacia el frente.

Adelante se podía distinguir un tenue resplandor: Había una salida.   

COVEN 1Where stories live. Discover now