CAPÍTULO NUEVE

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   Desperté en una de las camillas de la enfermería. La señorita Cora, encargada del área, me estaba sacando una compresa fría que tenía ya tibia sobre la frente.

—¿Cómo te sientes, Rosse? —Algo en su tono de voz me dio a entender que no estaba muy contenta por tenerme ocupando su valioso tiempo. Lo que fue extraño, al menos no recordaba una mala relación con ella. No éramos cercanas ni nada por el estilo, pero nunca la había visto tan arisca. Quizá estaba ocupada con otra cosa y yo la estaba importunando.

Cora no sólo era la encargada de la enfermería, también daba clases de botánica medicinal dos veces por semana, la mayor parte del tiempo lo ocupaba con sus plantas ya que rara vez alguien se enfermaba en la academia.

—Me duele un poco la cabeza —confesé.

Cora asintió y posó su mano sobre mi frente.

—Es normal, aún tienes un poco de fiebre.

—¿Fiebre?

La maestra me miró exasperada. No quise ahondar en el asunto porque por lo visto no iba a conseguir nada. Por alguna extraña razón Cora estaba muy estresada.

—¿Cuánto tiempo llevo en cama? —quise saber.

—Desde ayer, ya es cerca del medio día —informó la maestra—. Llamaré al director. No te levantes.

<<La prueba>> recordé. Había entrado al bosque de los talentos, pero...

Un fuerte dolor en la sien me hizo recostar en la camilla. Cora dejó salir el aire de sus pulmones.

—Descansa un poco, Rosse, no te fuerces. Vuelvo enseguida.

Apenas la maestra estuvo fuera de la enfermería, Ever se caló dentro.

—¿Cómo estás? —me preguntó la rubia en un susurro, apenas le oía.

—No tienes que hablar en susurros, amiga. Cora ha ido en busca de Noland. Demorará un rato en estar de vuelta.

—Lo sé, la oí hablar con Malverde en el corredor.

—¿Malverde? —El sólo hecho de recordar su nombre empeoró mi dolor de cabeza—. ¿Ella preguntó por mí?

—No, la señorita Cora le pidió si podía venir a cuidarte. Al parecer el director dio órdenes de no dejarte sola.

—¿Y Malverde qué dijo?

Ever bufó.

—Ya te lo imaginas —comentó, y pude hacerme una idea. De seguro Malverde tuvo que haberle dicho a Cora que tenía mejores cosas que hacer que dárselas de niñera.

—¿Por qué estás usando mitones? —le pregunté a Ever—. Estamos en verano.

Una expresión de alegría se le estampó a mi amiga en el rostro. Como si de pronto hubiese recordado algo muy bueno. Estaba a punto de contármelo todo cuando el director y la maestra Cora entraron a la enfermería.

Noland carraspeó.

—Creí haber dicho: nada de visitas.

Cora me miró exasperada.

—Luego hablamos —se despidió Ever y salió a paso rápido hasta el corredor, casi pude imagínamela muerta de la risa.

—Déjenos solos —ordenó mi tío también a la maestra Cora.

Ésta salió justo después de que Ever se perdiera tras las puertas, no sin antes lanzarme una mirada asesina, claro.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Noland, se le veía preocupado.

COVEN 1Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin