Capítulo 82

3K 451 44
                                    

    POV ANASTASIA

— Nombre.

— Anastasia Ross Steele— le respondo al sujeto que está escribiendo mis respuestas que estoy respondiendo.

— Fecha de nacimiento.

— 10 de septiembre de 1989.

El hombre deja de escribir y frunce el ceño al mirarme.

— Eres menor de edad— ¡Mierda!

— Me falta solo un par de meses para cumplir la mayoría de edad... ¿Hay algún problema con eso?— Diga que no por favor.

— Usted siendo menor de edad, no puede estar aquí.

—¿Cómo?— ¡Maldita sea!

— ¿Sus padres saben que está aquí, o solo está aquí por impulso y rebeldía?—

— No tengo padres... Y no estoy aquí por un impulso,— osea sí es por impulso, pero él no tiene por qué saberlo.— Enserio quiero unirme al ejército.

— Si quiere unirse al ejército, regrese en unos meses más cuando haya cumplido la mayoría de edad— ¡¿Qué?! No puede hacerme esto.— Ahora regresa a tu casa.

— Pero...

— Lo siento señorita, es mejor que se vaya de aquí— se da la vuelta y se aleja de mí.

¡Maldición!

¿Que se supone que debo hacer? ¡Joder! Nada me resulta bien. Solo me falta que un perro me orine. Eso me recuerda que no he visto mi perrhija, soy una irresponsable con mi perrhija.

Suelto un suspiro resignada. Será mejor regresar a casa de los Grey, más tarde iré por mi perrhija a casa de Christian... Es buena excusa para verlo. Si, eso haré.

    ***

Regreso a casa de los Grey, como un perro arrepentido y con el rabo entre las piernas. Odio sentirme una fracasada. Odio que nada me salga bien. Soy un desastre... Ahora que lo pienso: ¿Que vio Christian en mi? No tengo nada de especial y para colmo soy impulsiva.

— ¡Ana!— Huracán Mía, corre hacia mi cuando me ve.

— Mía— he regresado porque soy un completo fracaso

— Que bueno que has regresado— me abraza— creí que ya no te vería más— añade con todo ahogado y de inmediato me siento una imbécil, ella se preocupa por mi... Soy una mala agradecida con las personas que se preocupan por mí. — ¿Estás bien?— Me pregunta apartandose de mí.

— Si... Solo un poco cansada.

— Entremos a la casa—

Mía y yo entramos a la casa.

— Cuando leí tu carta, me preocupé mucho. Pensé que ya no te vería más.

— Lo lamento— digo avergonzada por mis arrebatos.

— Christian salió corriendo, creo que fue a buscarte — ¡¿Que?!¡¿Christian vino a buscarme?!

— ¡¿Él me vino a buscar?!— Mi corazón da un brinco.

— Si, pero leyó tu carta y salió corriendo— ¡Oh Dios! Salió a buscarme, no sé si reir o llorar. Todavía se preocupa por mí.

— Deberías llamarlo— añade mi amiga.

Tengo el celular en silencio. Busco en el bolsillo de mis vaqueros y saco el celular. Lo reviso.

¡Tengo treinta y cinco llamadas perdidas de Christian! Debe estar como un loco. Oh Dios, se preocupa por mí... Que feliz soy, Christian me ha estado llamando.

Anastasia; Mi Dulce DesafíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora