Capítulo 22

40K 3K 500
                                    


SKYLAR

Sentada en una cama de una casa que no conocía, miraba como el doctor se movía de un lado para otro. Sam había hecho que él se reuniera con nosotros, él quería estar seguro de que todos estaba bien luego de todo el alboroto y el incidente que había sucedido.

Me acaricié la barriga despacio y sonriendo con solo pensar en que alguien se estaba formando dentro de mi.

—Sky. —Alce mis ojos hacia el doctor cuando se detuvo enfrente de mí, él se aclaró la garganta. —Siento si lo que pasó en el hospital ayer causó algo entre tú y Sam, esa nunca fue mi intención.

—Mírese buen doctor, disculpándose por algo que no fue su culpa, claro está que el anterior doctor que tenía se lo permitió. —Hice una mueca. —Y tampoco lo culpo conociendo a Sam, el pobre hombre lo más probable no tuvo opción.

—Totalmente de acuerdo contigo. —El se movió y tomó asiento en una silla que estaba enfrente de mí y me miró a los ojos. —Puede que suene un poco loco, pero he estado lo suficientemente cerca de estos chicos para saber que cuando aman, lo hacen enserio. Y está demás decir que Sam te ama. —Negué con la cabeza.

—Fue algo enfermo lo que él hizo.

—Lo es, y sé que está totalmente arrepentido de eso.

—Eso espero. —El sonrío ante mi respuesta rápida.

—Te daré un consejo, aunque sé que no me lo has pedido, pero ahí te va. Torturalo, hazle pagar, pero no lo dejes, porque si lo haces, tal vez esta vez Sam no vuelva a ser el mismo.

Él se levanto de la silla, recogió sus cosas y se marchó cerrando la puerta detrás de él, y dejándome totalmente confundida, sin saber a lo que se refería.

Minutos después mientras seguía pensando en lo que el Doc me había dicho, la puerta se abrió y Sam entró.

—¿Estás bien? —Preguntó quitándose la chaqueta del traje que aún llevaba puesto. Tenía aspecto totalmente cansado.

—Si

Él no dijo nada más solo suspiros y se quedó mirando la chimenea que estaba encendida dándole a la habitación un aire cálido y un aspecto sombrío, pase las manos por las manta que cubría mis piernas algo nerviosa y comprendiendo lo que me había dicho el Doc.

Este era Sam, su manera de demostrar las cosas eran un tanto extrañas, y al creer que el tenía el control de todo hacía cosas que no estaban bien y la verdad tenía un poquito de miedo, pero creo que no era algo que no pudiera manejar.

Como dice un dicho por ahí, Dios no le da a sus soldados una carga que no puedan llevar.

Dos dias después.

—Okey chicos, cuál de los dos quiere empezar a decirnos, ¿Porqué estamos aquí? —La señora tomó un descanso de lo que estaba mirando en el cuaderno de apuntes, y nos miró, ajustando sus lentes de contacto sobre el puente de la nariz. —Para que esto funcione, es algo productivo que uno de los dos diga en voz alta el porque estamos aquí el día de hoy, es algo como aceptando realmente el problema.

Miré a Sam que estaba sentado al otro lado del sofá y miraba todo menos a la terapeuta. Si, estábamos en terapia matrimonial, la verdad había querido conseguí a alguien más experto en él tema, ¿un psicólogo tal vez?, pero esto fue lo que pude conseguí rápido.

Él parecía que no iba a hablar así que carraspee y le sonreí a la paciente señora.

—Estamos aquí por qué alguien —hice énfasis en la última palabra mientras miraba a Sam y luego puse mi atención en la Doctora, —cambio mis pastillas  anticonceptivas por vitaminas prenatales sin mi consentimiento.

La doctora Elle asintió hacia a mí y volvió a escribir en su libreta, después de anotar varias cosas miró a Sam.

—¿Y cómo te sientes al respecto Sr. Collins? ¿Podrías decirnos el motivo que te llevo a cambiar las pastillas de la Sra. Collins ?

El gruñó , y puedo decir que por primera vez en toda la cita miró hacia la doctora.

—Porque quiero un hijo con mi mujer. —Dijo, como si eso podría explicarlo todo mientras se encogía de hombros.

La doctora lo miro por un minuto como si tratara de buscar alguna explicación lógica a lo que mi esposo estaba diciendo antes de volver anotar en su libreta.

—Eso no es una explicación, Sr. Collins...

El bufo y se levantó del sofá, haciendo que la doctora se interrumpiera en lo que estaba diciendo y lo mirara con los ojos muy abiertos.

—Sky, esto no está yendo a ninguna parte y lo sabes nena. —El se acercó a mí y se arrodilló delante, sus ojos verdes me miraban algo torturados y podía ver claramente que en los últimos dos días, al igual que yo no había dormido bien, —Lo siento, lo siento muchísimo, pero te amo mi amor, y todo lo que quiero es disfrutar de esta hermosa etapa junto a ti, no quiero que estemos peleados. Sé que lo que hice no tiene perdón, pero quiero que lo intentes, por ti, por mi, y por nuestro bebé que está en camino.

En este punto de la conversación sentía como mis ojos se llenaban de lagrimas estaba muy sensible por la cuestión del embarazo ¿cierto?, el dudó un poco a verme así.

» —No llores mi amor, lo que te digo viene del corazón —Tomo mi palma y la coloco encima —Y se que debí hacerlo antes, pero sabes que no soy bueno con esto, pero estoy tratando de ser mejor por ti.

» —Estos días en los que no haz estado en nuestra cama, han sido una tortura para mí, enserio Skylar, lo eres todo para mí, y quiero que me permitas demostrártelo cada día de nuestras vidas juntos.

Se levanto y me tomo en sus brazos, besando mis labios suavemente, pego su frente a la mía, el hombre con solo tocarme me hacía olvidarme del mundo.

—Vamos a tener este bebé, y vamos hacer los mejores padres. ¿Bien?

—Si. —tomé su cara entre mis manos. —Pero necesito que me prometas que no vas a volver a hacer lo que hiciste. Porque a la próxima Sam, te juro por Dios que no la cuentas.

—Ahí está, el carácter por el que caí rendido ante ti. —El me miraba asombrado. —Lo prometo, he aprendido mi lesión.

—Awww... —ambos ignoramos a la doctora.

—¿Qué dices nena, empezamos de nuevo?

No había mucho que pensar, él me había demostrado en estos dos últimos días lo verdaderamente arrepentido que estaba, con cada pequeño detalle hacia a mí, pero quería estar segura, lo cual era por lo que estábamos aquí ya que con Sam nunca se sabe. Y si algo me había enseñado el ataque el otro día era que, no se sabía nada de esta vida, era totalmente incierta y había que amar mientras se pudiera ya que no sabíamos por cuánto tiempo estábamos en la tierra y al final de todo Sam me había dado algo que empezaba amar con toda mi vida.

—Ya era hora. —Susurré acariciando su mejilla.

Casada con un mafiosoWhere stories live. Discover now