Capítulo 1

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SKYLAR

Me desperté jadeando y con el cuerpo empapado completamente de sudor. Gire la cabeza hacia el reloj despertador, y como supuse, me había levantado una hora más temprano de lo acostumbrado para ir al trabajo. Me senté en la cama con cuidado, abrazando mis piernas.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar lo que estaba soñando.

Otra vez soñando con ese día, otra vez recordado lo que pasó hace siete años. El destino no se cansaba de recordármelo, al parecer quería que me sintiera culpable, pero precisamente "culpa" no es lo que se siente cuando una persona vive una tortura regalada por aquel que decía llamarse su "padre" por más de diez años.

A veces, por más que quisiera o deseara sentir un poco de culpa, no lo lograba. Así de fácil. Simplemente  no podía, era como si mi corazón se encargara de poner una barrera a los sentimientos para hacerme inmune al dolor.

Me encogí mentalmente de hombros. Al parecer era lo que lograba conseguir después de tanto sufrimiento.

Dejando mis pensamientos de lado y sabiendo que no volvería a dormir, me levanté de la cama y busqué mi ropa de deporte. Al encontrarla, simplemente salí del departamento hacia el parque, donde de vez en cuando suelo ir con Max, mi sobrino de siete años.

Al recibir el aire fresco de california golpear mi rostro, sonreí.

La vida había podido ser cruel conmigo, pero me había regalado algo precioso: mi sobrino, Max. Es un niño de siete años, producto del amor de Key y Jack, o mejor dicho, producto de una noche de mucho alcohol de por medio.

Al recordar a Jack, la sonrisa se borra de golpe. Hace nueve meses que no despierta por un estado de coma. Negué con la cabeza y seguí corriendo alrededor del parque por, más o menos, una hora.

Cuando llegué a mi casa, entré rápidamente al baño para tomar una ducha refrescante. Al salir, me vestí con la típica ropa de secretaria: una falda de tubo y una camisa blanca pegada al cuerpo.

Trabajo en una de las compañías del señor Collins, el cual es dueño de muchas empresas más alrededor del mundo.

Mi teléfono sonó ruidosamente, finalizando el silencio cómodo que siempre recibía en mi departamento cuando Max no se encontraba aquí.

Miré la pantalla cuando lo encontré, en ella brillaba con letras blancas el nombre de Jordán, mi mejor amigo.

— ¿Necesitas? —espeté rápidamente terminando de colocarme los zapatos.

—Buenos días a ti también, preciosa. —lo escuche hablar roncamente.

—Buenos días, Jordán.

—¿Vez? No te pesa nada ser más educada.

—Sí, sí, como sea. —Salí de la habitación, rumbo a la cocina.

—Necesito que me hagas un favor...

—Ya sabía... —entré en la cocina y me detuve abruptamente al recordar que en la nevera no había nada, tendría que hacer compras hoy.

—Necesito que vengas mañana a eso de las siete de la noche a la academia. —Jordán es coreógrafo y DJ. —Una de mis bailarinas enfermó y Kennedy no lo quiere hacer. —Kennedy es su novia. Rodé los ojos.

—Está bien. —tomé el bolso del mueble y caminé hacia la puerta.

—Eres la mejor.

—Sí, lo sé. Hasta luego, tengo un trabajo que mantener.

Casada con un mafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora