3* No soy Vegetta

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Reunirse los 9 para algo que no fuera una fiesta o un evento especial era algo muy raro, pero reunirse los 8 (Faltando únicamente quien era el líder del equipo) simplemente para recibir una noticia, eso sí que era verdaderamente raro. 

-Entonces... ¿Quién tenía que ir a ver a Vegetta esta vez?- Preguntó Fargan. 

Era cierto, habían pasado unos días sin ver a su amigo amante del morado y, cuando Lolito y Alexby fueron a buscarlo a su casa, este no respondió, le habían estado llamando durante mucho tiempo cuando decidieron ser ilegales y romper bloques para pasar. 

Encontraron a su amigo inconsciente en la entrada de su mansión, no reaccionaba ni despertaba, así que lo llevaron al hospital. Se sorprendieron al escuchar al doctor decir que su compañero estaba en una especie de "coma inducido" y que no sabían cuando iba a despertar. Llevaban tres días desde que lo encontraron. 

-Pues... creo que me toca a mí- Respondió Rubius sin ganas, él era uno de los más afectados, después de todo él estaba enamorado de Vegetta. 

-Eso no será necesario jóvenes- Los 8 héroes saltaron al escuchar una voz ajena. 

-Hombre Merlon ¿Qué pasa? ¿Por qué no será necesario visitar a triple 7?- Lolito le sonrió al anciano, quien a su vez le sonrió a todos amablemente. 

-El joven Samuel ha despertado- Abrieron los ojos sorprendidos. 

-¡¿Despertó?! ¡¿Y qué hacemos aquí?! ¡¡Tengo que ir a verlo!!- Rubius se levantó rápidamente de su asiento, ansioso y alegre. 

-Me temo que no es buena idea hacer eso Señor Rubius- Un doctor entró por la misma puerta por la que hace unos segundos había pasado el anciano de Karmaland. 

-¡¡Doc!! ¿Qué tal? ¿Qué pasa?- Auron saludó con soltura a uno de sus compañeros de trabajo.

-Buenas tardes, señor Auron, lo que sucede es que el señor Vegetta presenta una extraña pérdida selectiva de memoria, aparentemente se acuerda de quién es, sabe que está en Karmaland, cuando es su cumpleaños y donde vive, pero según parece ser, no se acuerda de su posición como héroe, ni el apodo que posee, y no se acuerda de ustedes- La sonrisa de Auron desapareció, la emoción que Rubius sentía se fue, la calma que Luzu conservaba también se marchó. 

Toda la sala se sumió en un profundo e inquietante silencio, Willy y Fargan se miraban entre sí preocupados, Alexby bajó la mirada entristecido, Auron, Luzu y Rubius parecían estar en shock y Mangel y Lolito solo miraban a los demás tristes y preocupados. 

-¿Pérdida selectiva de memoria? ¿Qué no se acuerda de nosotros? ¿Qué quiere decir con eso?- Luzu se levantó de su asiento, el pánico empezó a apoderarse de su mirada -¿Vegetta solo se olvidó de nosotros? ¿Qué significa? ¿Acaso ya no se acuerda de nosotros?- Se sujetó de la mesa, los otros héroes miraron con miedo como Luzu empezaba a temblar. 

-No sé con exactitud si han sido borrados de su memoria, simplemente parece decir que no tiene amigos, y debido a su condición no puedo decir sobre que recuerda con total seguridad- Explicó el doctor con una mueca, alejándose lentamente de la mesa. 

Luzu bufó y se empezó a reír como maniático a tal nivel que Lolito se planteó muy seriamente que no era el único mentalmente enfermo en el pueblo. 

-No, eso es imposible, Vegettita no podría... él no puede olvidarnos- Su rostro cambió de una sonrisa enferma y nerviosa y una mirada de enojo puro -¡¡Me niego a creerlo!!- Y antes de que cualquiera de sus compañeros pudiera detenerlo, salió corriendo de la sala en dirección a la mansión de su amigo.

Siete héroes, un doctor y un anciano quedaron en silencio en aquella sala, ocho de ellos sin comprender qué había pasado. 

Por otro lado, el chico de aspecto deprimente llegaba rápidamente a la gran isla flotante, decidido a entrar a la isla aunque hubiera mil torretas. Subió por el ascensor y se preparó para los golpes, pero estos nunca llegaron, las torretas estaban apagadas. Aprovechando corrió hasta la puerta con el escáner y comenzó a gritar. 

-¡¡Vegetta!! ¡¡Vegetta ábreme!! ¡¡Tenemos que hablar ahora!! ¡¡Ábreme la puerta!!- Estuvo fácilmente 2 minutos gritando cuando el ojimorado le abrió la puerta. 

-Oye ¿Puedes dejar de gritar? ¿Qué quieres?- El dueño de la casa tenía cara de cansancio, vestía jeans, unas zapatillas negras y una camiseta azul marino, no tenía ningún detalle dorado, no había morado tampoco, ni siquiera había blanco en ese atuendo. 

-Vegetta gracias a los dioses que me abres, un doctor nos dijo a los chicos y a mí que habías tenido una pérdida de memoria selectiva o algo por el estilo, pero eso obviamente es mentira ¿Verdad? Porque tú nunca te olvidarías de nosotros y de quién eres- Luzu volvió a llorar, intentando mantenerse en calma y fracasando. 

-Obviamente es mentira, yo sé quien soy- Luzu suspiró, aliviado -Lo que no sé es quién eres tú- 

¡¿Qué?! 

Luzu miró a su amigo alarmado. 

-¿Qué...? ¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo no vas a saber quien soy? Vegettita, soy Luzu, tu amigo, no puedes olvidarme, no puedes...- Fue interrumpido por el ojimorado. 

-Mira, claramente me estás confundiendo con otra persona ¿Si? Yo soy Samuel de Luque, no conozco a ningún Vegetta y no sé quién eres, así que por favor vete de mi casa- Samuel miraba al chico frente a él con el ceño fruncido ¿Por qué todos lo confundían con alguien más? ¿Quién diablos era ese tal Vegetta que tanto mencionaban? 

-¡¡Luzu!! ¡¡Aquí estás!!- Un chico extraño con un antifaz con plumas apareció por el elevador. 

¿Otro más? ¿Cuántos hay? 

Samuel suspiró levemente irritado.

El chico nombrado miró con esperanza a su recién llegado amigo -¡¡Fargan!! ¡¡Tienes que hablar con Vegettita!! ¡¡Dile que deje de bromear conmigo!! ¡¡Está diciendo que no nos recuerda!!- Fargan miró entristecido a su amigo, lo abrazó fuertemente y luego se dirigió al dueño y constructor de la isla. 

-Lo siento, perdona a mi amigo, es solo que acabamos de perder a alguien muy importante para nosotros, en serio, no sabe lo que hace- Luzu observó a Fargan sorprendido -Nos iremos ahora, gracias- El ojiazul empezó a gritar, intentando escapar de los brazos de su amigo para ir con el ojimorado. 

-¡¡No!! ¡¡Vegetta!! ¡¡Fargan suéltame!! ¡¡Vegetta por favor!! ¡¡No!!- Samuel lo miró ligeramente apenado, seguramente era muy duro perder a alguien querido, debía serlo, por la reacción de ese chico. 

Él no podía estar seguro, después de todo él solo había tenido a sus padres, y, sinceramente, no le dolió ni un poco perderlos. 

Así que cuando el chico gritón y el chico con antifaz desaparecieron por el ascensor, Samuel solo cerró la puerta de su casa. 

 

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No Puede RecordarWhere stories live. Discover now