20* La guarida de un lobo

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Los siguientes días pasaron demasiado rápido para gusto de Samuel.

Es decir, no podía quejarse de que las cosas estaban mal, había conocido formalmente a los chicos de la otra noche (Lo que significaba que por fin había podido hablar con Mangel, ya que esta vez estaba despierto y no en el quinto sueño) y también le habían presentado a un tipo llamado Auron (En realidad se llamaba Raúl, y Samuel pensaba que era un poco extraño, pero eso daba igual).

Le agradaba pasar el rato con sus amigos, se reía un montón y siempre sucedía alguna locura de lo más extraña, era increíble, de verdad. Pero cada vez que regresaba a la inmensidad de su isla todas las dudas y los hechos extraños volvían a su cabeza de golpe.

Comenzando con el sumamente extraño hecho de que había cosas en sí mismo que aparentemente no podía explicar, seguido del hecho de que todos lo comparaban con un tipo que ya no estaba en el pueblo y terminando con la premisa general de que estaban sucediendo un montón de cosas extrañas.

¿El resumen? Samuel tenía muchas preguntas y las iba a responder.

Y obviamente iba a partir por lo que le debía resultar más fácil de descubrir.

Iba a averiguar quién era Vegetta.

Bien, quita eso, había pasado más de cinco horas interrogando a sus amigos sobre el tal Vegetta y lo único que había conseguido es que el tipo fuera aún más misterioso.

Todos se ponían nerviosos o lo miraban melancólicos cuando lo mencionaba, pero absolutamente ninguno le daba una respuesta ¿Podía arriesgarse incluso a decir que parecían evitar mencionarlo intencionalmente? Si, probablemente si.

Vegetta baja un puesto en la lista de "Cosas más fáciles de investigar" y sube dos en la lista de "Cosas misteriosas que nadie se digna a explicarme".

¿Y qué hacía ahora? No había pensado en la posibilidad de que no pudiera obtener información sobre el desaparecido y misterioso de Vegetta ¿Debía rendirse entonces? ¿Sería una señal del destino tal vez?

Al diablo con las señales del destino ¿Qué era lo siguiente en mi lista?

"2- Cosas extrañas de mi mismo" era lo siguiente escrito en su lista (Y sí, había escrito una lista realmente, en papel ¿Que tiene? Simplemente le gustaba estar organizado).

-Bien, eso sí debería resultar más sencillo, creo- Suspiró, dobló el papel, lo guardó en el bolsillo y caminó de regreso a su casa, sus amigos no tendrían las respuestas a sus dudas sobre si mismo después de todo.

Así que buscar en su casa, entre sus cosas, en el lugar que él construyó, era la idea más factible que tenía para encontrar, aunque fuese, una respuesta.

Unas tres horas más tarde lo único que logró conseguir fue más preguntas.

Había revisado toda su casa ¡¡Cada rincón!! y no había encontrado absolutamente nada.

Sin cuadros o pinturas (con excepción de las pinturas de él mismo que había en la entrada), sin nada que le recordase su pasado (y no es que quisiera recordarlo exactamente, porque no era bueno o interesante, pero ¿Realmente no tenía ni una cosa?) y sin marcos o fotos en ningún lugar (esto último tenía un poco más de sentido ¿Por qué tendrías marcos con fotos cuando solo saldría él? Aquello sería muy triste).

Así que el resultado de toda su búsqueda e investigación de un día completo había quedado en...

Nada.

Absolutamente cero respuestas.

Aquello era una mierda.

-Me rindo por hoy, es todo, necesito un descanso y una buena taza de té...-

Caminó lentamente hacia su sala de cofres, primero necesitaba guardar todos los materiales que tenía en el inventario y luego podría ir a prepararse el té.

-Bien... el cofre de madera, decoración por acá... ¿Aquí también hay madera? ¿Y esta cosa no debería ir en otro cofre? No, no, no, qué desorden ¿Por qué tengo tantas cosas en este cofre? Necesito ordenar esto...-

Al final terminó olvidándose de la necesaria taza de té y pasó horas en su sala de cofres simplemente ordenando todo lo que pillaba y cuestionando el por que lo tenía. Al terminar el sol ya había desaparecido en el horizonte y las estrellas se veían brillar en el cielo.

Suspiró, sintiendo que todo el cansancio físico se filtraba en su mente. Todo el día ocupado, todo el día buscando respuestas y sin conseguirlas, todo el día trabajando... Miró con agotamiento una de las baldosas de madera que se encontraban junto a la puerta de aquella habitación, podía sentarse en una ¿No? Podía sentarse, respirar, apoyarse contra las paredes en una esquina y simplemente recuperar fuerzas para lo siguiente que decidiera hacer.

Si, aquello sonaba como una gran idea.

Se acercó a la baldosa de la esquina, el cansancio en su cuerpo lo mantenía encorvado y estaba seguro de que miraba aquel espacio en la esquina con más anhelo del que debería. Ignoró eso y se preparó para sentarse, dándole la espalda a la baldosa y a la pared y dejándose caer.

Imagina su sorpresa cuando, en vez de sentir que caía directamente en la baldosa, era en cambio empujado hacia abajo, a otra sala. Un elevador fue lo primero que cruzó por su cabeza Había un elevador debajo de esa baldosa, y ahora estoy en el suelo, en una sala que está debajo de sala de cofres... Hay una habitación debajo de mi sala de cofres...

Se levantó rápidamente y sacudió el polvo inexistente de sus pantalones ¿Dónde estaba? Es decir, estaba debajo de su sala de cofres, si, y era su territorio ¿Verdad? Tenía la sensación de que seguía en la isla, pero ¿Qué era esa habitación? ¿Quién la había creado? ¿Desde hace cuanto tiempo existía? y lo más importante de todo ¿Cómo no la había visto antes?

No tuvo que dar dos pasos antes de que el motivo de la existencia de aquella habitación lo golpeara en la cara.

Lobo Nocturno.

Había un gran cuadro de Lobo Nocturno, en la noche y con una mirada profunda, colgando en medio de dos escaleras que llevaban hacia abajo, a otra sala en donde seguramente hallaría más preguntas sin respuesta.

Tenía dos opciones.

Uno: esta era una sala construida por alguien que por algún extraño motivo era increíblemente fanático del ladrón del pueblo o dos (Y esta le parecía curiosamente más probable): esta era la guarida de Lobo Nocturno, el lugar en donde se guardaban todos los objetos robados y en donde probablemente formaba sus planes.

Inspiró hondo y se dirigió con seguridad y energías renovadas hacia una de las escaleras.

¿Qué era exactamente aquella habitación?

Bueno, solo había una manera de saberlo.

Bueno, solo había una manera de saberlo

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No Puede RecordarWhere stories live. Discover now