2* Memoria a medias

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El hospital nunca fue su lugar favorito, con sus paredes y suelos blancos, su excesivo olor a limpieza y medicina y la gente yendo de un lado a otro rodeados de preocupación y angustia, no, definitivamente no le gustaba, pero ese no era el principal problema. 

El principal problema era que no sabía qué estaba haciendo ahí.

Se había despertado en una camilla, en vez de su ropa tenía puesta una de esas típicas batas de hospital y al lado de su camilla había una pequeña mesa con un jarrón con flores. No había reloj en la sala, pero por la posición del sol podía deducir que eran aproximadamente las 12:00. 

-Oh, veo que ya despertó- El oji morado se giró rápidamente para mirar a quien había hablado, era un doctor que le miraba sonriente -Ahora que está despierto necesito revisarlo- 

-Si, disculpe pero... ¿Cómo llegué aquí? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?- El doctor le miró ligeramente sorprendido. 

-Bueno, con respecto al tiempo, lleva aquí tres días, sus amigos lo encontraron inconsciente en su casa, esperaba que pudiera explicarme que le sucedió, después de todo no es común ver al gran héroe Vegetta en el hospital- 

¿Héroe qué cosa? ¿Vegetta? ¿Sus amigos? ¿De qué está hablando el doctor? 

-Eh, lo siento, pero creo que me confunde con otra persona, no soy Vegetta, me llamo Samuel, Samuel de Luque, y tampoco tengo amigos, no sé quienes me trajeron acá, ni que me paso- Si Samuel no se río de la cara de sorpresa del doctor fue únicamente por que él también estaba confundido.

-¿Usted no...? Esto es malo... Ellos tienen que saberlo- El doctor empezó a murmurar preocupado para sí mismo, luego de unos segundos pareció reconectarse y le dirigió una mirada intensa y nerviosa a Samuel -Señor Vegetta ¿Sabe usted dónde se encuentra? ¿O cuantos años tiene?- 

En el rostro de Samuel se formó una mueca -Le agradecería que dejara de llamarme Vegetta, ya le dije que soy Samuel, y si, sé donde estoy, este es el hospital de Karmaland, tengo 30 años, y por si también le interesa saberlo, mi cumpleaños es el 12 de abril, vivo en una enorme isla flotante que construí yo mismo, y no, no perdí la memoria- Las dos personas en la sala se miraron fijamente, los ojos amatista del paciente que reflejaban desafío y molestia, y los ojos café del doctor que reflejaban preocupación y angustia.

-Que extraño, sumamente raro ¿Pérdida selectiva de memoria? ¿Cómo pudo suceder esto? Parece que se acuerda de quien es... más o menos, y sabe donde está y donde vive, pero no tiene ningún recuerdo de sus amigos ni de su posición como héroe- 

Samuel se estaba empezando a molestar ¿De qué diablos estaba hablando ese señor? ¿Pérdida selectiva de memoria? ¿Qué demonios era eso? Él se acordaba de toda su vida perfectamente. 

-Disculpe- El doctor lo ignoró y continuó divagando -Disculpe, doctor- Pero no funcionaba, el señor seguía murmurando de forma conspiranoica -¡¡Oiga!!- El doctor pegó un salto al escuchar al chico gritar -¿Puede por favor revisarme rápido? Ya perdí 3 días y me gustaría irme a mi casa, gracias-

El doctor se apresuró en acercarse para revisar al chico en la camilla -Todo parece estar en orden señor Veg... Samuel, tal parece que lo que sea que le haya pasado no le dejó ninguna consecuencia física- El recién nombrado asintió conforme. 

-En ese caso por favor pásame mi ropa, me voy- El doctor abrió los ojos alarmado. 

-¡No!- Se sonrojó inmediatamente de vergüenza ante la mirada de extrañeza del de ojos morados -Quiero decir, creo que debería quedarse un día o dos tal vez- Miró nerviosamente la puerta de la habitación, como esperando a que alguien entrase. 

-Pero usted dijo que no tenía ninguna consecuencia física- Samuel no estaba entendiendo que era lo que ponía tan nervioso a aquel doctor. 

-Exacto, ninguna física, sin embargo parece haber tenido consecuencias en su memoria- ¿Otra vez con aquello? 

-Ya le dije que estoy bien, usted debería dejar de confundirme con otra persona- Se levantó de la camilla lentamente, quería irse de ahí, pero no quería caerse y besar el suelo. 

-No, pero...- Samuel suspiró, molesto y frustrado ¿Qué cosa era tan complicada que el doctor no podía entender? 

-Escúcheme, o me da mi ropa y me deja ir, o le juro que voy a gritar que me tiene secuestrado- El doctor lo miró alarmado por segunda vez y se apresuró a abrir el cajón de uno de los muebles de la habitación y sacó un extraño conjunto de ropa -¿Qué es esto?- 

El Doctor lo miró, esta vez, dudativo -Su ropa, señor Ve... eh... Samuel- El nombrado volvió a mirar la ropa. 

Pantalones morados con un cinturón dorado, botas blancas con detalles dorados, chaleco blanco con detalles dorados ¿Qué demonios con eso? ¿Por qué todo tenía dorado? Lo único rescatable de todo el conjunto era la camisa negra sin mangas que había.

Suspiró cansado, pero al final, dispuesto a salir de ese hospital fuera como fuera, le indicó al doctor que saliese de la habitación para poder vestirse. 

Así que cuando el doctor, todavía nervioso, salió de la habitación, Samuel se puso los pantalones, las botas y la camisa, no se iba a poner el chaleco y si fuera por él tampoco se habría puesto los pantalones y las botas, pero ya se cambiaría a una ropa más decente cuando llegará a su casa, por que entre ir vestido de manera ridícula o ir desnudo, sinceramente podía soportar la primera opción durante un tiempo. 

Y así, con un doctor nervioso que intentaba contactar a un tal Merlon, fuera quien fuese, salió del edificio tranquilamente, contento de dejar atrás por fin el ambiente de hospital, e ignorante de lo que su despertar habría de causar.

Y así, con un doctor nervioso que intentaba contactar a un tal Merlon, fuera quien fuese, salió del edificio tranquilamente, contento de dejar atrás por fin el ambiente de hospital, e ignorante de lo que su despertar habría de causar

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