Epílogo

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Los siete chicos se encontraban corriendo lo más rápido que podían en dirección a la isla flotante.

Habían ocupado cualquier cosa para llegar lo más rápido posible después de recibir el mensaje de Rubius sin importarles desperdiciar las cosas. Daba lo mismo que cada uno estuviera gastando al menos 30 perlas de ender, Samuel lo sabía.

Samuel lo sabía.

Lo había sospechado, lo había investigado, lo había descubierto. Sabía lo que habían hecho, sabía quién se supone que era, lo que había pasado.

Sabía que le habían mentido.

Al mismo tiempo que lograron divisar la isla flotante vieron a Rubius, quien estaba parado en la puerta y caminaba en círculos nerviosamente mirando su dispositivo.

-¡¡Rabis!!- Luzu fue el primero en llegar a la entrada -¡¿Qué sucedió?! ¡¿Cómo?!- Los demás llegaron también y se quedaron mirando al otro en busca de respuestas.

-¡No lo sé! Yo estaba en una llamada con Akira, luego él apareció de entre los árboles y me dijo que se había perdido y cosas así, así que tenía que llevarlo de regreso al pueblo, y luego comenzó a hacer preguntas y me puse nervioso ¡¡Y resulta que ahora lo sabe!!-

-¿Pero cómo que te pusiste nervioso? ¡¿Y tenías que decirle la verdad?!- Exclamaba Luzu enfadado y ansioso.

Rubius abrió la boca para responder, claramente a punto de pedir disculpas, pero luego su expresión culpable cambió a una molesta -¿En serio me estás retando Luzu? ¿Tengo que recordarte el hecho de que se supone que ninguno, NINGUNO, de nosotros debía hablarle? Ninguno de ustedes cumplió, y todos mantuvieron la verdad en secreto incluso si no podían cumplir una simple orden-

Todos se movieron levemente, incómodos y culpables pero claramente dispuestos a defenderse, pero Rubius no les dejó ni abrir la boca.

-Él claramente lo sospechaba, sus preguntas eran muy específicas, y si ninguno de ustedes fue capaz de mantener la promesa, lo único que podía hacer yo, como mínimo, era decirle la verdad, incluso si temía las consecuencias- Se detuvo un segundo, respirando profundamente para poder mantener la calma -De todas formas tendrán que esperar todos ustedes, ninguno puede pasar al ascensor o subir por las escaleras-

-¿Qué? ¿Por qué no?- Preguntó está vez Willy, mirando en dirección al gran faro.

Rubius suspiró de cansancio antes de responder -Los dioses, ellos están hablando con él, y es una conversación privada, nadie puede entrar porque nadie debe interrumpir, y antes de que me preguntéis: no, no sé de qué están hablando con él-

Luzu se dejó caer al suelo de rodillas, cansado y derrotado; Willy apretó sus puños con fuerza; Fargan suspiró y se sentó al lado de Luzu; Alexby copió a Fargan, abrazando a Luzu con un brazo en señal de apoyo; Auron se sentó al lado de Fargan, intentado recuperar el aliento y Lolito abrazó a Mangel como consuelo. En menos de 5 minutos todos se habían sentado en el césped, simplemente esperando.

Ninguno de ellos sabe cuánto tiempo pasó (menos de un día, eso seguro, pero entre 1 hora o 5 no podían decir) cuando un gran estruendo rompió el silencio pacífico en el que se habían sumido. Un rayo brilló en el aire y, hasta lo que pudieron ver, golpeó en algún punto dentro de la isla.

Aunque todos se habían levantado de un salto debido al sonido, fue Rubius el primero en moverse. Corrió directamente al ascensor, probando (y con resultados efectivos) si podía subir. En cuanto desapareció de la vista todos los demás corrieron hacia el ascensor también.

En cuanto llegaron a la puerta con el mecanismo comenzaron a gritar -¡¡Samuel!! ¡¡Samu!! ¡¡Sal, tenemos que hablar por favor!! ¡¡Samu!! ¡¡Queremos explicarnos!! ¡¡Por favor!!-

Todos sus gritos se quedaron a la mitad en cuanto el mecanismo zumbó. Las piedras se hicieron a un lado para relevar al dueño de la isla.

Sin embargo, lo que sorprendió a todos es que al otro lado de la entrada, REALMENTE estaba el dueño de la isla.

Al otro lado de la entrada, estaba Vegetta.

Parado con una sonrisa confiada y de brazos cruzados, con su típica camisa negra, sus pantalones morados y sus botas y su chaleco blancos con detalles dorados.

-¿Qué pasa chavales? ¿Por qué tanto alboroto? ¿No se puede uno estar tranquilo en su propia isla?- Avanzó unos pasos, los demás retrocediendo por el shock, y la entrada se cerró tras él -¿Qué? Me habéis explotado la puerta de nuevo ¿No es así? Otra vez tendré que repararlo, jo'er, es lo que tiene tener a unos tontitos como amigos ¿No?-

Un sollozo se escapó de Luzu, la sonrisa de Vegetta cambió de una confiada y divertida a una consoladora.

-Ve... ¿Vegettita? Tú... ¿Eres tú?... Yo, nosotros...-

Vegetta se rió suavemente, el sonido de su risa causó que los demás comenzaran a llorar también. Abrió los brazos como señal de invitación y en cuanto Luzu lo encerró en un abrazo, respondió.

-El mismísimo y único, chaval, y no planeo irme en un largo tiempo-

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Ahora, cualquier duda sobre qué sucedió entre Samuel y los dioses, o sobre qué pensó y porqué decidió lo que decidió, también cualquier duda sobre qué sucedió después de esta escena, pueden consultar, yo seré más que feliz de responder :D

Gracias por haberme acompañado en esta historia, gracias por el apoyo y la comprensión. Por favor, comenten, que los comentarios me gustan más que los votos, y sed felices.

No Puede RecordarWhere stories live. Discover now