Capítulo 38

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-Mierda tío... -Suspiró Alex, al notar que Frank no estaba en casa esa mañana y que se había llevado la tarjeta de la puerta, tal como se lo había advertido.

Se molestó, claro que lo hizo, pero comenzaba a comprender que Frank sólo quería protegerlo, aún tenía mucha curiosidad acerca de qué demonios había ahí fuera, pero no quería entrar en otra discusión acerca de eso.

Mientras tanto, Frank estaba trepando una rocosa colina en el bosque, bastante alejado de su casa, sus pies se resbalaron más de una vez pero consiguió llegar a la cima, no era una colina muy alta, Frank sólo quería tener una visión más elevada. Se tiró al suelo y comenzó a arrastrarse sigilosamente para visualizar su objetivo. De pronto, oyó un ruido detrás de sí, volteó la cabeza inmediatamente mientras escuchaba un gruñido y veía una criatura acercarse a él.

-¿Jimmy? –Murmuró, no queriendo que lo que estaba bajo la colina lo oyera.

Efectivamente, era un cockatrice amarillo, nada más y nada menos que el mismísimo Jimmy, quien acercó su nariz a Frank y este se dio el lujo de acariciarlo.

-Con que aquí has estado todo este tiempo –Sonrió, mientras ambos oyeron como lo que asechaban se acercaba. Jimmy levantó la cabeza- ¡No! Jimmy, te va a ver –Advirtió en voz baja.

Y sin temor alguno Jimmy soltó un fuerte gruñido. Frank se puso nervioso, era imposible que eso no lo hubiese oído.

-¡Jimmy, vete de aquí! –Balbuceó aún en voz baja, justo antes de que una flecha pasara entre ambos.

Jimmy no dudó en obedecer a Frank, huyendo y perdiéndose entre los árboles. Frank volteó hacia el lugar de donde surgió la flecha, pero no alcanzó siquiera a ubicar su objetivo cuando una nueva flecha fue disparada. Esta se introdujo con decisión en el hombro izquierdo de Frank, y lo hizo retroceder unos pasos mientras aguantaba soltar un grito de dolor. Su pie resbaló al pisar grava y perdió el equilibrio. Frank rodó colina abajo, aún con la flecha incrustada en el hombro, apenas tuvo tiempo de cubrirse la cabeza antes de golpearse un par de veces.

Su cuerpo se detuvo ya en el césped, se había echo un montón de heridas, pero él sabía que la que más atención requería era la de la flecha. Soltando quejidos adoloridos se reincorporó y llevó su mano a su hombro para intentar quitarla, pero se llevó una desagradable sorpresa cuando notó que ahora la flecha le atravesaba el cuerpo entero, seguramente se la había enterrado aún más mientras rodaba colina abajo.

Por un momento sintió pánico al ver sólo las plumas de la flecha sobresalir de su piel, sus manos temblaron sin saber si sacarla o dejarla ahí para evitar que le corriera más sangre. Pero no tuvo tiempo de debatirse, escuchó pasos tras de él y sabiendo exactamente lo que era, sólo le quedaba ponerse de pie como pudiese y comenzar a correr.

Forastero | Staxxby en KarmalandWhere stories live. Discover now