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Pov Mochi

Algunas personas no estamos hechos para vivir esta vida.

Simplemente nos falta algo, algo que somos incapaces de encontrar. Tenemos un vacío que es imposible llenar.

Pero no queremos morir. Queremos seguir viviendo para saber exactamente lo que significa vivir.

Quiero vivir. Quiero seguir a su lado y descubrir el significado de vida juntos, alejados de todo y todos. Viviendo a nuestra manera sin nadie que nos diga que hacer o que no hacer.

Camino por ese lugar tan lúgubre sintiendo mis pasos pesados.

A lo lejos logro divisar a algunos miembros de Treasure, y estoy tranquilo porque se que aún no descubrieron el cuerpo de San. Quiero acercarme y borrar las sonrisas de superioridad de sus asquerosos rostros. Pero no lo hago. Me contengo. Porque se que a él no le gustaría que mis hermosas y delicadas manos tocaran esa porquería.

Mis pasos se detienen al llegar a su lapida. Una simple piedra en la que se puede leer su hermoso nombre...o mejor dicho, su falso y hermoso nombre.

"Jeon Jungkook"

El nombre con el que lo conocí. Un nombre que voy a recordar toda la vida.

Siento las lágrimas falsas recorriendo mi rostro y con todas mis fuerzas contengo una carcajada de burla.

Con delicadeza me agacho a la su altura y con la yema de mis dedos acaricio la piedra áspera al tacto.

Y solo una pregunta aparece en mi cabeza...

─¿Qué fue lo que nos hicieron, mi amor?

Un susurro casi inaudible escapa de mis labios. Y la cuenta regresiva para volver a vernos se acerca cada vez más y más a cero pareciera que vas cada más y más lento. Como si se tratase de un tortura que el mundo disfruta darnos.

Vuelvo a pararme sobre mis pies y con tranquilidad me coloco la gorra y el barbijo para desaparecer de una buena vez.

Paso a paso los recuerdos desde que mi vida comenzó empiezan a llegar a mi cabeza. Me veo a mi, a nosotros a atravesando el túnel que marco un antes y un después.

La veo a Oreo persiguíendome por la sala de estar para morderme los pies mientras él rie a carcajadas desde el sofá.

Los veo a Tea y Yoongi en su mundo, mirándose con esa mirada que solo ellos tienen cuando se observan entre ellos.

Sun y Jin en su mundo haciendo bromas y riéndose con calma mientras se abrazan uno al otro.

Lo veo a él. Observándome con esa sonrisa que solo él puede darme. Con esos ojos tan brillantes que solo él tiene.

Esos ojos que me enseñaron vivir. Esos ojos que me dieron un sentido.

Salgo del cementerio y me subo en el taxi que me espera en la entrada.

─Al aeropuerto, porfavor─Mis palabras salen de mi boca con alivio.

El chófer asiente y el auto comienza a moverse. Mis ojos se pierden en el paisaje frente a mi. En como los edificios pasan uno tras otro y se a la perfección que esta es la última vez que observo este lugar. Es la última vez que respiro este aire. Es la última vez que me siento atrapado.

Al llegar al aeropuerto bajo de taxi y me dirijo al interior con solo una mochila en la que tengo mi pasaporte, documentación, celular, dinero y pasaje. Nada más.

Por los parlantes del establecimiento escucho el llamado a los pasajeros de mi vuelo. Con una sonrisa bajo el barbijo me dirijo a la puerta mencionada. Le entrego mi boleto a una mujer que me recibe con una sonrisa y me deja pasar con amabilidad. Mis pasos ligeros caminan por un largo pasillo y finalmente me subo al avión.

Me siento en mi lugar y la cuenta regresiva aparece en mi mente. Cierro los ojos con la esperanza de que cuando los abra. Frente a mi aparezca el número cero. Frente a mi va a aparecer él.

(...)

Corro a toda velocidad por el aeropuerto. Siento mis piernas cansadas pero no me importa. Sigo corriendo con todas mis fuerzas.

La marea de personas me empuja para todos lados. Empujo algunos cuerpos y maletas tratando de llegar a algún lugar sin saber a cuál.

Las personas me miran con curiosidad y extrañeza. Pero no me importa. No me importa nada. Ya no.

Dicen que si ya no tenes nada que perder, debes saltar. Y si ya lo perdiste todo, entonces vas a volar.

Si. Siento que estoy volando. Lo perdí todo pero al mismo tiempo, lo conseguí todo.

Lo busco con la mirada pero no lo encuentro. Pero un sonido en especial me obliga a frenar en seco.

Como si tuviesen vida propia mis pies corren en dirección al sonido llego a la puerta del estacionamiento y la abro sin dudarlo, sin pensarlo.

Mis ojos se iluminan de inmediato y siento una gran sonrisa estirándose en mis labios.

─¿No te gustaría divertirte un poco para variar?

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EL SIGUIENTE CAPITULO ES EL ÚLTIMO Y NO PUEDO CONPERMISO ME VOY A LLORAR


Mine [Kookmin au] 📘Kde žijí příběhy. Začni objevovat