DÍA 31: AU/ ROYAL SCANDAL.

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Raúl se encontraba arreglándose frente al espejo del cabaret donde cantaba, ajustando el corcel rojo de su traje, arreglando los detalles de su cabello, mientras se preparaba para su turno de salir al escenario, no era como el resto de chicos o chicas en este lugar, no cantaba del todo para los clientes, cantaba para aquel chico de cabello castaño que servía tragos en la barras todas las noches, aquel que de niños jugando le dio el apodo de Auron, nombre con el cual era conocido en el Royal Scandal.

Mientras terminaba de ponerse brillo labial sobre los labios, se asomaba por las cortinas detrás del escenario admirando a Rubén cumplir con su trabajo, con una sonrisa, simpático y amable ante las personas.

Recordaba el momento exacto en que lo conoció, cuando Rubén llego al lugar, él solo tenía un par de meses de haber sido ayudado por Reborn, su madre una mujer que de día parecía ser una santa, por las noches se entregaba a cuanto hombre podía cuando él le descubrió, no tuvo piedad y pensó en unirlo a aquellos sucios y despreciables juego, que salió huyendo de su hogar, siendo seguido por esos hombres que su madre mando en su búsqueda, antes de que alguno pudiera ponerle las manos encima, Reborn le había salvado llevándolo a ese lugar, donde empezó solo limpiando y sirviendo.

Hasta que se dieron cuenta de la voz que poseía, una noche como esa hace años atrás, Lolito sería quien le presentaría al público la nueva voz del lugar.

Cuando Rubén llego recuerda como le vio a escondidas detrás de una puerta, viendo aquel niño que al igual que él había sido salvado de una vida cruel gracias a Reborn, para ese entonces solo tenía a Vegetta como amigo, alguien que al contrario de ellos su madre decidió que era mejor que quedara a cuidado de Staxx, poco a poco más niños fueron llegados a aquel lugar, pero él jamás dejo de seguir a Rubén a todas partes.

Siempre siguiendo sus pasos, pasando el tiempo junto bajo un árbol de cerezos que había en el jardín, tenían picnics debajo de sus rosas hojas, leían libros juntos, hasta sus nombres estaban tallados en la madera de aquel roble, era su lugar secreto de solo ellos dos, pero como todo lo bueno alguna vez debe terminar. Su árbol había sido derribado en una tormenta, recuerda encontrar a Rubén abrazando lo que quedaba de este, sus nombres se habían ido junto a su lugar secreto, entonces él decidió que solo quería verle feliz que subió sobre aquel tronco y le canto desde el corazón para que no sufriera más.

Su apodo había nacido de ese pequeño momento intimo entre ambos, y con los años aquella admiración y cariño solo termino siendo transformado en amor puro hacía el menor.

Amaba a Rubén. Jamás juzgaría a su madre por sus acciones, pero era lo contrario a ella, solo se veía con aquel chico de cabello castaño. Aunque este le ignorara e hiciera de menos todas las acciones o coqueteos que le lanzaba a respecto. No sabía si Rubius solo no le quería o trataba de no mezclar el trabajo de ambos con su vida personal, pero él simplemente no podía ignorarlo o superarlo.

Realmente quería estar a su lado, así que cada vez que se paraba frente aquel publico en aquel pequeño y bajo escenario cantaba solo mirando al más alto, esperando que sus palabras llegaran a él al fin.

Podría escoger a cualquiera y no lo decía por ser guapo, en todos estos años se había ganado fama y algunos fans dentro de aquel cabaret, le llenaban de regalos y halagos esperando así poder conquistar su corazón, pero cada uno de ellos había sido rechazado esperando que Rubén hiciera algo por celos, porque a pesar de rechazarlos coqueteaba con algunos en busca de atención del chico de ojos pardos, pero nada de eso servía.

Que llego a un punto donde ni siquiera lo intentaba, se había vuelto una cenicienta de cenizas esperando por aquel príncipe que no quería admitir lo que realmente sentía por él, a pesar de que era obvio para el resto de personas en ese lugar.

MÅNED RUBIUSPLAYWhere stories live. Discover now