• CAPTIVE • 「yoonminkook」

• trece •

El pequeño cuerpo del rubio se sacudió en un escalofrío. Pese a la horrorosa situación que se encontraba viviendo, su cuerpo se las arregló para encontrar una diminuta pizca de placer en todo aquello.

Yoongi retrocedió sobre las piernas de Jimin mientras deslizaba el cuchillo hacia la entrepierna del menor, quién tiró de las esposas, tensando todo su ser. Lo que Yoongi hizo después fue introducir el cuchillo por debajo de las braguitas y tirar, cortando la prenda y dejando el miembro semi-erecto de Jimin al descubierto.

Jimin ladeó la cabeza, intentando, fallidamente, ocultar su rostro en el interior de su brazo atado. Yoongi sonrió. Tomó el miembro de Jimin con su mano derecha y el menor jadeó, cerrando con fuerza los ojos y mordiendo su labio inferior, no quería dejarle ver a su agresor que su toque le proporcionaba placer pese a la situación.

Yoongi comenzó a masturbar al rubio, lentamente, arrancando constantes y suaves gemidos de su dulce boca. Jimin intentó resistirse, vaya que lo intentó, sin embargo, su cuerpo terminó por traicionarlo. Soltó un gemido sedoso y agudo, delicioso.

El atacante no pudo contenerse más, se desabotonó los pantalones y se sacó la polla, dura y gorda, casi goteando. Nada ni nadie lo había puesto tan caliente como Jimin. Se sacudió la verga un par de veces antes de hacer algunos movimientos para tomar las piernas de Jimin y flexionarlas, de tal manera que sus rodillas estuvieron contra su pecho, y su apretada entrada quedó por completo expuesta.

Yoongi se escupió en la mano derecha -mientras la zurda mantenía quietas las piernas de Jimin-, y se embadurnó de saliva la polla, alineándose enseguida contra el pequeño ano.

—Por favor, para, p-por favor, no tienes que hacer esto... por favor.— Jimin lloró y suplicó.

—Ah, pero quiero hacerlo.— Respondió Yoongi, seguido por un ronco gemido y una sonrisa sombría.

El menor sollozó y continuó berreando, balbuceando palabras que no se entendían.

Entonces, Yoongi empujó entre las nalgas de Jimin, logrando atravesar el anillo de músculos con algo de dificultad. Gruñó. El mocoso estaba tan apretado, tan estrecho y cálido que pudo haberse corrido solo con entrar en el. Continuó empujando, abriéndose paso en su interior con lentitud, disfrutando de cada mueca en el dulce rostro de su víctima.

Se mantuvo quieto durante algunos segundos antes de comenzar su vaivén. Con calma, profundo, creando un chasquido con cada embestida. Jimin no tardó en comenzar a soltar cortos y repetitivos gemidos, bajos y agudos.

—Te gusta, ¿no es así, pequeña zorra? ¿Quieres más?— Yoongi sonrió y apresuró sus estocadas.

Jimin gimoteó, cerró los ojos y comenzó a sentir las olas de placer acrecentarse en su interior con cada arremetida. Apretó los labios y contrajo su entrada, Yoongi bufó antes de colocar su mano derecha alrededor del cuello de Jimin, asfixiándolo de nuevo.

—Tan apretadito.— añadió Yoongi acelerando sus movimientos cada vez más.

Los choques entre sus pieles crearon pegajosos sonidos que llenaron de inmediato la habitación, el cuerpo de Jimin -quién se encontraba completamente desnudo- se cubrió con una fina capa de sudor paulatinamente, mientras que en Yoongi solo se notaban pequeñas perlas de transpiración en su frente, también la remera se le pegaba al cuerpo, él iba completamente vestido.

El rubio no pudo aguantar por mucho más tiempo, dio principio a una serie de grititos mezclados entre placer y dolor.

—El gatito es ruidoso, ¿eh?— se burló Yoongi con una sonrisa forzada por el esfuerzo físico que realizaba.

Gatito.

Aquella simple palabra lo sobrepasó.

Jungkook...

Sólo su novio lo llamaba de aquella manera. Nuevas lágrimas amenazaron, desbordándose con enojo y frustración. Impotencia acumulada lo obligó a patalear con fuerza, empujando a Yoongi fuera de su cuerpo y casi de espaldas al suelo.

Yoongi rugió, con fuerza, haciendo temblar a Jimin y arrepentirse enseguida de lo que había hecho.

—Eres una pequeña puta insolente.— Acusó el mayor antes de abofetear a Jimin, una, y otra, y otra, y una vez más hasta que su boca escupió mucha sangre.— Te di la oportunidad de cooperar, pero elegiste el camino más difícil, ahora asume las consecuencias de tus actos, perra.

Por puro instinto Jimin tiro de las cadenas, haciéndose daño.