Jimin hipó, tembloroso y sorbiendo por la nariz, negó repetidamente mientras en su cabeza sonaba un inútil mantra que sabía era inservible.
»No es real, no es real, esto no es real.
Claro que era real, y Yoongi se encargó de hacer que Jimin lo tuviera bien presente.
Se llevó el dedo empapado de sangre a la boca y lo chupó, creando un sonido húmedo y bastante sonoro. Sus labios se mancharon un poco más con la sangre de Jimin, quien tenía los ojos cerrados, y aún así, desbordó lágrimas como si el Océano Pacífico residiera en sus ojos.
Yoongi sonrió.
Se dio cuenta de que estaba prolongando demasiado el crimen, él solía ser rápido, directo. Pero había algo en Jimin que lo obligaba a actuar con lentitud y calma. Quería disfrutar de Jimin, quería exprimirlo como nunca había exprimido a una víctima, ni siquiera hace años, cuando tuvo su primer asesinato.
Se inclinó y comenzó a dejar besos por el cuello de Jimin, manchándolo de sangre, dejando un rastro hacia sus clavículas, donde mordisqueó, arrancando un gemido por la parte contraria. Yoongi suspiró con satisfacción, los sollozos de Jimin llegaron a sus oídos como la más gentil y divina melodía, el menor también repetía de vez en cuando suaves »por favor« mientras Yoongi continuaba atormentándolo con sutiles besos.
Cuando el azabache por fin dejó una larga y caliente lamida por toda la extensión del lateral del cuello de Jimin, éste se removió debajo del cuerpo ajeno, sabiendo que no había mucho que pudiera hacer. Yoongi llegó a su boca y no se reprimió, se abalanzó contra los esponjosos y aterciopelados labios contrarios, sin embargo, se separó con un gruñido cuando Jimin lo mordió con fuerza y escupió en su cara.
Yoongi dio crédito a la valentía de la pequeña ratita. Sonrió con los labios ladeados y se limpió la cara con el antebrazo.
—No debiste hacer eso.— sentenció.
El mayor colocó una mano sobre el cuello de Jimin y apretó, ahorcándolo sin miramientos, deleitándose con la forma en que la desesperación del menor iba manifestándose poco a poco. El rubio tiró de sus manos en un vano intento por querer empujar al mayor, su espalda se arqueó y aquel acto únicamente sirvió para que Yoongi se excitara un poco más, Jimin frotándose de tal involuntaria manera contra su cuerpo era una inocente delicia que se disfrutaba en demasía.
Sólo cuando los ojos de Jimin se encontraron rojos al igual que el resto de su carita, Yoongi lo soltó. Sonriendo cínica y lúgubremente cuando Jimin tomó una gran bocanada de aire, tosió segundos después y se ahogó un poco con su propia saliva y algunas lágrimas.
—¿Vas a volver a hacer una estupidez como esa?— Inquirió, el dorso de sus dedos patinando con gentileza por la mejilla derecha de Jimin, secando sus lágrimas de manera inútil porque nuevas empaparon la piel rápidamente.
Jimin se quedó muy quieto, con la respiración aún descontrolada, Yoongi exhaló con frustración y golpeó su mano contra la mejilla de Jimin, con fuerza, abofeteándolo un par de veces hasta que un poco de sangre le resbaló por la comisura de la boca. Jimin gimoteó y sollozó.
—¿Vas a volver a hacer una estupidez como esa?— repitió Yoongi.
Jimin rápidamente negó con la cabeza.
—N-no...— Respondió apresurado, recordando lo que le había pasado a su muslo momento atrás.
Yoongi ladeó la cabeza y esbozó una media sonrisa.
—Buen chico, si cooperas nos haces más fácil esto a los dos, ¿no quieres que esto termine, Jimin? ¿Mmm?
—M-mhm...— Jimin asintió mientras sentía la boca de Yoongi sobre su cuello de nuevo.
Ascendiendo, y está vez logrando tomar su boca. Jimin intentó seguir aquel ardiente beso, su estómago estaba revuelto y su cabeza punzaba. El dolor en su muslo aún palpitaba, al igual que el de su pecho. No estaba seguro de si seguía sangrando, lo único que quería era que aquella pesadilla terminara ya.
Yoongi lamió los labios de Jimin, y con el cuchillo cortó las gruesas correas del conjunto, el menor soltó un agudo chillidito y cerró los ojos. Únicamente sintió el filo de la fría y afilada hoja hacerle cosquillas por todo el torso.
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• CAPTIVE • 「yoonminkook」
FanfictionEn una bonita casa lejos de la ciudad, Park Jimin y Jeon Jungkook pensaron que pasarían un agradable fin de semana disfrutando su intimidad. Ni en sus peores pesadillas imaginaron lo que ocurriría cuando por casualidad se encuentran con un peculiar...
