Jungkook se dirigió a la cocina, dónde rápidamente buscó la crema batida en el refrigerador y también un poco de chocolate, la iban a pasar muy bien...
Mientras tanto, Jimin luchaba con su respiración, frotando sus piernas para buscar un poco de alivio y tirando de las esposas en un inútil intento de zafarse.
Claramente no funcionó.
Tenía los ojos cerrados cuando escuchó el sonido de algo caer contra el suelo de madera, se sobresaltó. Aquello debió ser algo grande ya que el ruido había llegado hasta la habitación. Su corazón revoloteó.
—¿Jungkook? ¿Todo está bien?— tiró de la esposas con un poco más de fuerza.— ¿Kookie?
No hubo respuesta. Su respiración comenzó a agitarse, aunque él se obligaba a mantener la calma, seguramente Jungkook había dejado caer algo de lo que fue a buscar. Apoyó la cabeza en la cabecera de la cama e intentó convencerse de aquello...
¡No!
El grito llegó fuerte y claro a sus oídos, seguido de algunos quejidos y gruñidos, sus ojos se abrieron de golpe y tiró con fuerza, la desesperación e inquietud llenando su sistema gradualmente.
—¡Jungkook!— gritó de vuelta, una y otra, y otra vez.
Podía escuchar la voz de alguien más, sin embargo su cerebro no lograba reaccionar, el miedo comenzando a presentarse no le permitía pensar en nada más que no fuera el bienestar de Jungkook.
No pasó mucho tiempo antes de que lentos pasos lograran dejarlo quieto, con el corazón latiendo fuerte en su pecho, llegando a sentirlo en los oídos, su respiración acelerada y la boca seca.
Sintió su alma abandonar su cuerpo cuando quien entró en la habitación no fue Jungkook, un frío desconsolador se adueñó de su ser, a partir de ese punto todo pareció vivirlo en cámara lenta, se sintió como observar la escena desde fuera.
Gritó y se retorció sobre la cama con exasperación, pero no sirvió de nada, lo único que logró fue ponerse a temblar e hiperventilar. El desconocido tenía sangre manchando parte de su rostro y ropa, Jimin no pudo contener las lágrimas.
—No te acerques.— balbuceó entre sollozos, incluso su voz sonaba ajena, no parecía suya.
La presencia del extraño era fuerte y autoritaria, pero había algo aún más escalofriante, y era que de pronto se sintió familiar.
Aquel hombre lo miraba desde el umbral, iba todo vestido de negro, su cabello de un azabache intenso sólo hacía resaltar la palidez de su piel -que incluso aunque llevaba una mascarilla, igual negra-, se podía notar. Pero su mirada...
Un escalofrío le cruzó la columna, su mirada era lo peor. Fue como mirar al diablo.
Tan oscuro.
Tan aterrador.
De pronto se sintió vacío, inmóvil como estaba lo único que pudo hacer fue llorar, gritar y balbucear ininteligibles palabras que sonaban ahogadas.
El desconocido tragó duro y apretó las manos en puños, la escena era tan hermosa, tan magnifica. Ah, joder. Nunca había visto un rostro tan puro sumido en tanto temor, aquello lo elevó, lo excitó tanto que casi lo hace sonreír.
Si el rubiecito gritaba de aquella manera sólo con verlo, no podía imaginarse lo angelical que sonaría cuando los gritos fueran ocasionados por el mas exquisito dolor que él podría - é iba-, a provocarle.
Relamió sus labios antes de comenzar a dar lentos pasos, acercándose a la cama y sacando más gritos de esa dulce y pomposa boca. Jimin se sintió mareado de terror, cada uno de sus movimientos se sentía tan lento y pesado, incluso su mirada era tardía cuando se fijó en el cuchillo que aquel temible hombre llevaba en la mano.
Gotas de sangre resbalaban por la afilada hoja, la garganta le dolió por lo duro que tragó cuando el inútil pensamiento de que él mismo había utilizado ese cuchillo para picar fruta antes llegó a su mente. La sangrienta mano del hombre se movió cuando se dio cuenta de que Jimin miraba el cuchillo, casi podía oler el miedo del menor, saborearlo...
Cuando levantó la mano libre Jimin siseo sólo para darse cuenta de que el desconocido se estaba quitando la mascarilla. El aliento escapó de su boca como si hubiera recibido un duro golpe en el estómago.
Era el leñador de la carretera.
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• CAPTIVE • 「yoonminkook」
FanfictionEn una bonita casa lejos de la ciudad, Park Jimin y Jeon Jungkook pensaron que pasarían un agradable fin de semana disfrutando su intimidad. Ni en sus peores pesadillas imaginaron lo que ocurriría cuando por casualidad se encuentran con un peculiar...
