¿QUÉ QUIERES?

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—¿Y bien? — pregunté sentada sobre la esquina de mi escritorio en la sala de castigos— ¿por qué no estabas en el sótano como los demás?

Todos los Colibríes la rodeaban.

—Señorita Julietta, lo que menos he querido hacer por años es causarle problemas— dijo Agatha.

—Tu más que nadie sabe que en esas situaciones el personal debe ir al sótano— hablé seria

—Yo... Señorita Julietta, perdone mi imprudencia.

—No le has contestado, ¿por qué no estabas en el sótano como los demás? — preguntó Vadik

—Provocaste que lastimaran a la Capitana por tu imprudencia— dijo North— así no te quedes callada y contéstale a Julietta Sama

Agatha jugó con sus dedos y se mantuvo en silencio con el rostro agachado.

—¡Habla! — gritó Nicolás

Levanté mi mano indicándole que se callara.

—Agatha, has trabajado por años para mi familia, y ahora para mi orden, pero es necesario que hables— dije seria— no quiero que haya mal entendidos.

—¿La torturamos? — preguntó Sasha segundos después

—Yo digo que si— dijo North

—Déjenmelo a mi— habló Polo dispuesto a darle toques

—Espera— dijo Zabdiel— le provocaré sus peores miedos— una esfera de Magia de Caos apareció entre sus manos.

Los dos dieron un paso adelante dispuestos a torturarla.

—¡Me llegó una carta! — gritó Agatha con lágrimas justo cuando mis chicos le iban a atormentar.

—¿Huh? — me incliné hacia ella— ¿qué carta?

—Una carta que decía que fuera a la aldea de Midori para unos paquetes que usted quería— dijo apresurada—; la carta decía que era un secreto, así que no quise decir nada.

—¿Y al final pudiste recoger ese dichoso paquete? — pregunté sosteniendo mi mentón

—No— dijo exasperada— llegué y me dijeron que no había ningún paquete con el nombre del remitente que decía la carta.

—Dame la carta— le dije seria

—Aquí está— me la extendió

Leí la carta detenidamente, no tenía sentido lo que decía, cómo pudo caer en algo tan estúpido. La voltee a ver leyendo su semblante, todo indicaba a que había caído en una trampa. ¿Los de la Pica habrán planeado esto? Pero en todo caso, ¿por qué ella y no otro del personal?

Guardé la carta.

—Probablemente caíste en una trampa— dije con mis labios en una línea horizontal — pero eso no te justifica, ya que tu deber es informarme...

—¡Pero usted no estaba!— me interrumpió Agatha

—No importa, sabes que en mi ausencia Vadik se encarga— alcé mi voz.

A Agatha la apreció, pero no puedo arriesgarme a que juegue sucio.

—Lo lamento— sus ojos estaban llorosos— no volverá a pasar, confié en darle una sorpresa y ser su confidente.

—Tsk— chasqueó la lengua Alice— ni siquiera yo le creo eso.

—¡Pero es la verdad! — refutó Agatha

—¡Silencio! — exclamé— por ahora se acaba el filtro, pero estarás bajo vigilancia las veinticuatro horas del día, nadie entra ni sale sin el previó consentimiento de mí y de Ruth— le dije; Ruth es quién recibe a las visitas— mientras tanto, quedas fuera de tus servicios.

LA DESCENDENCIA DEL ÁNGEL| NOZEL/ FUEGOLEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora