#2.04

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—El café está un poco caliente.

Dejó la cuchara que usó para revolver su café con crema en polvo. Me dió una sonrisa a la cual yo correspondí con otra.

—Sí, creo que es mejor que lo sigas revolviendo para que se enfríe un poco más...

Ella no quitaba su vista de mi y cuando yo la enfrentaba con la mía ella simplemente apartaba la suya. Así por momentos que resultaban ser más cortos de lo que yo creía.

—¿Cómo está tu abuela?—pregunté para poder tener un tema de conversación con ella.

—Uhm... Ella está bastante bien, gracias por preguntar.

No sabía en qué momento la estancia se había vuelto tan incomodo.

—¿Por qué estabas llorando?

—Yo no estaba llorando. —reí.

Me miró no muy segura, tomó un sobre de sustituto de azúcar para el café.

—Yo sé cuándo están echando mentiras.

—En serio no sucede nada, tranquila, gracias por preguntar.

—Bueno, si sucede algo, puedes hablar conmigo. Te escucharé con mucho gusto.

Le sonreí y le dí un sorbo a mi café.

••••••••

Me dispuse a darme un baño caliente para poder sentirme más ligero y limpio, además de quitar el frío que había en mi cuerpo. Era temprano y debía asistir nuevamente con Paul para poder seguir con mi trabajo.

Me puse una camisa, sobre eso un suéter y un abrigo. Alboroté mi cabellera castaña, tomé mi mochila, mis llaves y me dirigí a la estación de autobús.

Intentaba que mi relación con Paul fuera lo bastante profesional. O eso intentaba para poder evadir la idea de que aún mantenía un interés en él.

Cuando llegué a las instalaciones de la preparatoria, pude distinguir a Paul con ropa cómoda, estaba hablando con unos alumnos. Cuando se percató de mi presencia fue a hacía mí dejando a los chicos atrás.

—John, me alegra verte de nuevo.—Pronunció con una sonrisa amistosa que irradiaba interés.

Un interés en mí.

Juntos dábamos pasos hacía su oficina, en la cuál me senté en el sofá que había y él en su propio escritorio.

—Yo...hablé con Nancy. Negó todo pero puedo suponer lo que dijo. Sea lo que haya dicho te pido una disculpa.

—No es necesario pedir perdón, mucho menos de tu parte. Tú no tienes culpa de nada.

Cuando estaba cerca de él sentía como si estuviera en el jardín del Edén, pero lastimosamente, nuestra relación era como la del manzano y Adán. Prohibida.

—Lo sé, es sólo que yo... Yo me siento mal, no debiste pasar por eso.

Él se sonrió y no apartó su vista de mí.

—John, eres un muchacho excelente, una persona que he visto crecer y que le tomé mucho cariño, en realidad agradezco que volvamos a empezar. Espero que mi esposa no sea un problema para nuestra nueva relación.

Who Cares? -♡[McLennon]♡حيث تعيش القصص. اكتشف الآن