#2.01

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—¿¡Qu-qué carajo haces aquí!?

Su expresión de asombro cambió repentinamente por una de confusión.

—¿Disculpa? Soy tu nuevo jefe, por lo que me debes respeto.

Tenía un nudo en mi garganta que dolía y se sentía frío y caliente a la vez, era complicado porque no me dejaba respirar de manera correcta y las lágrimas salían sin pudor alguno.

—Aunque no lo creas estoy feliz de verte, John.

Tomé mi mochila e iba proceder a salir por la puerta para a ir a ningún lugar, probablemente llorar en el baño. Pero su mano cálida tomó la mía, lo que provocó que nuestras miradas se fusionaran. Fue un poco incómodo tener que demostrar el rojizo de mis ojos ante él, para darme cuenta que el rojizo también se había apoderado de sus ojos tan claros y hermosos que ningún ser humano era capaz de no disfrutar lo hermosos que eran.

—John, no quisiera que te fueras.

—Suéltame.

Lo hizo, no dejaba de verme a los ojos, parecía que no podía creer lo que estaba en sus ojos. Necesitaba gritar y llorar por haberse largado así, no entendía perfectamente porqué, suponía que era porque sabía perfectamente que nuestro ''amor" no era correspondido. Se largó con su esposa e hija.

—John, en serio estoy muy feliz de verte, por favor, quédate.

Solté nuevamente mi mochila para sentarme en uno de los sillones que estaban ahí, apoyé mis codos en mis rodillas cuando me senté para poder apoyar mi rostro en las palmas de mi mano. Sentí su mano pasar por mi cabello lentamente, lo que provocaba que me dieran un poco de cosquillas, pero lograba tranquilizar un poco mis lágrimas.

Lo miré y éste de levantó para tomar un termo, del cuál colgaba un pequeño hilo con una tarjeta pegada, obviamente: un té.

—Toma, lo hize yo...

Levanté la tapa gris que estaba, se liberó un poco de humo, soplé y tomé un pequeño trago, era de manzanilla con un poco de miel con limón.

—¿Co-cóm..cómo está...?

—Nancy.

Asentí mientras tomaba otro sorbo.

—Bien...cuidando a Mary. No planeamos tener hijos, es un poco cansado además de riesgoso para Nancy.

Eso me dio felicidad, una felicidad muy egoísta.

—Y...¿Mimi?

—Ella...ella está bien, tengo frío.

Sonrió de lado y tomó una pequeña manta que había en su silla, se veía acolchada y muy abrigadora. La puso sobre mi espalda y se sentó a lado. Evitaba a toda costa un contacto visual con él, pero parecía que lo estaba buscando.

—¿Por qué te fuiste así como así?

Sólo sentí sus brazos rodear mi cuello y su rostro apoyarse en mi hombro.

—La de la idea fue Nancy. Ya tenía todo planeado para irnos a Nueva York.

Eso logró que mis lágrimas se hicieran más gruesas y que el nudo y el dolor en los dientes aumentara. Había planeado irse a New York, después de que me llegó a besar y decir cosas lindas, jamás me lo dijo, era un sentimiento de importancia horrible que sólo podría describir como repulsivo, asqueroso.

Listo, John estaba enojado, estaba enojado de que nunca se tomó la estúpida molestia de contarme lo que sucedía. Sólo se largó a New York como si nada y después de que lo volví a ver cree que las cosas son tan fáciles de arreglar.

—¿Por qué nunca dijiste nada?

Rió nerviosamente.

—No pensé que te fuera a importar.

—¡Claro que me iba a importar! ¿¡Qué me crees!? ¡Me gustabas, Paul!

—Yo lo sé, John, pero entiende que no quería lastimarte o algo así.

—¡Eres un caso perdido, McCartney!

Me levanté y dejé el termo en una pequeña mesa de madera que había ahí junto con la cobija, la cual dejé en el sofá.

—¡Maldición! ¿¡Te importan mis sentimientos!? ¡Wow! ¡Muchísimas gracias, Paul! ¡Gracias por preocuparte por mí y no decirme la verdad de la situación e irte como si nada! ¡Eres alguien grandioso!

—John, relájate...

—¡Estoy tranquilo!

Me tomó de los hombros pero yo quité sus manos y tomé mi mochila para dirigirme a la puerta.

—¡Por Dios, John! ¡Ya no tienes 17!

—No, yo sé que no, tengo 26 años. Sé que han pasado 9 años de la última vez que te vi, pero no tienes ni puta idea de cómo me hace sentir esta situación.

—¿Sigues enamorado de mí?

Me quedé en silencio mirándolo con el seño fruncido y con la mochila en el hombro.

—John...

Abrí la puerta y la cerré de golpe sin cuidado alguno.

Aún no controlaba correctamente mis ataques de ira y eso me molestaba aún más.

Me senté en una de las bancas de la prepa, con frío pero el calor en mis mejillas lo contrarrestaba. No estaba seguro si mi forma de actuar era la mejor o si Paul tenía la culpa o no, estaba desesperado y cuando uno está así es imposible ver con claridad las cosas.

Cuando me calmé volví a dirigirme a su despacho.

Entendía que sería irónico o algo así, pero mi trabajo como pasante era obligatorio y necesario si quería experiencia laboral.

Paul estaba en su escritorio con lágrimas encima. Cuando me notó las quitó con un pequeño pañuelo.

—Te lo diré, estoy aquí para trabajar de pasante, todo con la intención de mejorar mi aprovechamiento y mi carga laboral, no planeo mejorar las cosas contigo de manera personal porque ahora es lo que menos me debe importar, así que, haremos como que no nos conocemos y empezaremos otra vez, ¿Okay?

—Okay....?

—Mi nombre es John Lennon — extendí mi mano.— es un gusto trabajar con usted.

Sólo sonreí.

Who Cares? -♡[McLennon]♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora