Iris ( Neil Perry)

Inevitable

Iris se limpió con la punta de su chal las lágrimas que caían de sus ojos con la furia de un volcán en erupción. A las nueve de la mañana fue al piso de Charlie a recoger sus cosas. Se rompió unas cuantas veces al ver que el muchacho tenía doblados sus vestidos, sus faldas y sus camisetas en el borde de la cama. Encima del vestido que le compró Charlie había una pequeña nota que Charlie había embadurnado en café para que le diera el aspecto de una nota antigua.

" Conocerte ha sido la mejor experiencia de mi vida. Nunca te olvidaré" Iris colocó en una maleta toda su ropa y la pequeña nota, guardándola para que nadie más la viera. Salió del piso, con lágrimas en los ojos y dejando a Charlie hecho un desastre en el suelo.Iris empezó a andar sin dirección concreta, no sabía muy bien a dónde iba pero sabía lo que quería, intentaba acordarse del camino que había de tomar para llegar a la calle de Neil. Le preguntó a un hombre mayor indicándole la dirección y el hombre se ofreció a acompañarla.Caminó por el pasillo y llamó a la puerta, pero no abrió nadie. Iris se quedó sentada en el pasillo, le daba igual la gente que pasara, y si se le quedaban mirando por el desastre que era su cara, ¿qué más daba? Iris fue contando en su cabeza las horas que pasaban, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. En ese momento, supo que había ocurrido lo inevitable, Neil, se había cansado de esperarla y no volvería. Con las lágrimas rompiendo en el rompeolas de sus mejillas, Iris salió del edificio encontrándose con una escena, que rompió su corazón, como si fuera hielo que un camión arrasa sin piedad. Neil y Catherine se estaban besando, y Neil no la apartaba. El retortijón en el estómago se convirtió en un dolor insoportable, tanto que tuvo que sentarse en los pequeños escalones del portal y Neil y Catherine tan ocupados en descubrir nuevas órbitas con sus labios ni se inmutaron. Iris sentía que todo había acabado para ella. Sabía que tenía que huir de allí pero sus piernas no reaccionaban.

Cuando por fin la pareja se separó, Catherine se fue de allí y Neil se quedó parado, de pie en el suelo mirando a Iris creyendo que era un espejismo.

" ¿Iris?" ella no contestó, por lo que él se acercó a ella y levantó la barbilla de la chica con ternura.

" Lo he visto todo, Neil" dijo Iris aguantándose las lágrimas " yo que venía aquí a decirte que Charlie y yo ya no estamos juntos, llevo esperándote en el descansillo siete horas que se me han hecho interminables y te veo besándote con ella.

" Iris, escúchame, era solo un beso de despedida, corté anoche con ella, después de que tú y yo nos besáramos no creo que pueda ser capaz de estar sin ti" Neil se acercó a paso seguro al rostro de Iris cogiendo sus mejillas con sus manos, mientras ella se decía " Iris, no caigas" pero era inevitable, Neil tenía algo que hacía que Iris se sintiera completa a pesar de estar rota o que su vida se estuviese cayendo a pedazos.

" Te quiero" susurró él. " Siempre lo he hecho" Neil acercó sus labios a los de ella, pero ella pegó uno de sus dedos en los labios de él.

" No lo hagas, Neil, necesito aclarar las cosas" Neil, asintió y observó como la chica se escapaba de sus dedos otra vez, porque la chica se escapaba de sus dedos, cada veinticuatro horas después de estar seis años sin tocarse, se iba después de haber encendido las farolas de la noche con el baile de sus cuerpos. Y a Neil le costaba creer que eso estaba bien, y no entendía por qué la seguía queriendo tanto si cada día amanecía con un trozo de hueso roto.Iris sabía dónde ir, cuando todo en la vida parecía irle mal, John Keating, siempre estaba dispuesto a escucharla fuera la hora que fuera, salieran de su boca disparates, meteoritos, fuego o saetas. John la dejó pasar mirándola con ternura. Se imaginaba que Charlie se había acabado dando cuenta de lo que ocurría entre ella y Neil, y que ahora su pequeña Iris se encontraba perdida sin saber hacia dónde tirar.Iris se encontraba tirada en el sofá con John, éste acariciaba el pelo de su pequeña con cariño.