XLV. Boda

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Renee Belrie
Colonia 22


El día de Navidad pasó con rapidez. Siura llegó más temprano de lo usual y jugaron un clásico de cartas en la Colonia Veintidós. Siura ganó todas las rondas, lo cual hizo que Kybett casi colapsara como lo había hecho con el juego de dados en la nave. Prácticamente el juego de cartas se basaba en números y estadísticas, la especialidad de Kybett, así que claramente le frustraba no haber ganado ni una sola vez.

El siguiente día fue dedicado totalmente a planear los últimos detalles de la boda. Estaba siendo tan sencilla que había sido fácil organizarla en poco tiempo. Aprell se encargó de que cada listón y pétalo estuviesen en su lugar antes de enviar a todos a dormir. Al contrario de lo que Renee había pensado, Aprell sí tenía una Hazz interior, aquella que mandoneaba al equipo. La había sacado a relucir cuando Kybett le dejó en sus manos los arreglos del jardín. Priss y Renee fueron quienes sufrieron las consecuencias.

Después de eso, el día de la boda llegó.

Eliott tuvo que preparase desde antes debido a su rol para oficiar la boda. Renee durmió unos minutos más mientras escuchaba el agua de la ducha correr.

Renee no sabía si ya lo había perdonado. Era difícil de distinguir gracias a que aún le dolía cada vez que recordaba a su padre, pero al mismo tiempo se sentía feliz de estar al lado de Eliott. Había tenido ese dilema por tantos días que le resultaba cansado pensar en ello, así que decidió dejar de hacerlo. Perdonado o no, ese era su presente, su realidad. No podía hacer nada para regresar el tiempo.

Renee ya estaba perdida en sueños de nuevo cuando Eliott salió del baño, sacudiendo su cabello húmedo. Renee abrió los ojos lo suficiente para asegurarse de que ya era su turno de entrar a la ducha. Soltó un respingo en cuanto notó que Eliott traía tan solo el pantalón puesto. Sus sentidos se activaron como si llevara horas despierta y un sonrojo no tardó en recorrer su rostro.

—¿Sabes dónde dejé la camisa? —preguntó Eliott rebuscando entre los cajones donde guardaban la poca ropa que poseían.

Él no había notado la reacción de Renee. Estaba concentrado en encontrar su prenda y Renee estaba distraída pensando en lo divertido que sería si no la encontraba.

—¿Qué? —Renee habló con la voz ronca por la somnolencia. Entre ver a Eliott y apenas estar despertando, su cerebro procesaba las palabras mucho más lento.

—Mi camisa —aclaró sin mirar a Renee. Eso le dio tiempo a ella para enfriar su sonrojo. — Anoche la dejé aquí y ahora no sé dónde... oh, nada. Aquí está. —Lanzó una mirada de reojo a Renee. Ella supuso que sintió que su vista no podía apartarse de él. —¿Por qué me miras así?

El sonrojo de Renee regresó. Algunos de los pensamientos fugaces que cruzaron por su mente eran dignos de un sonrojo y temía que Eliott hubiera lo hubiera descubierto.

—¿Así cómo? —intentó disimular.

—Así. —Eliott se dio la vuelta para señalar a Renee con la barbilla. —¿Hay algo mal? ¿Aprell otra vez dibujó algo en mi espalda cuando me quedé dormido?

Renee rio al darse cuenta de que Eliott había malinterpretado la mirada. Ninguno de los dos estaba muy capacitado en relaciones, sin embargo, Renee a veces parecía tener más experiencia en el terreno.

—No tienes nada. —Bostezó, irguiéndose sobre la cama. —A veces eres muy bueno leyendo a los demás, otras veces... te hace falta práctica. Las miradas significan muchas cosas, más entre nosotros. No siempre es malo, Eliott —admitió.

Expediente 512 (I)Where stories live. Discover now