XX. Discusiones

213 26 12
                                    


Hazz Soreil
Sede de La Aurora


Primero había sido la Condena. Después la nave destruida. Luego haber llegado a esa isla abandonada. ¿Y qué seguía? ¿Un grupo de lunáticos que tocaban un cuerno cada vez que veían a alguien nuevo en la isla? Hazz no tenía la paciencia para eso. El tiempo corría. Su madre no tardaría en saber en qué isla se encontraban y enviaría a los Nadie para detenerlos.

—Les hice una pregunta. —Hazz apuntó su arma hacia los dos que se encontraban más cercanos. Podía sacar sus respuestas agresivamente y eso le ahorraría algo de tiempo. —Respondan.

Como si la confusión de Hazz sobre todo lo que Renee había revelado minutos atrás no fuese demasiado, la pequeña espía corrió hacia los desconocidos y abrazó al chico. Hazz desvió la mirada de ellos para dirigirla a Eliott, quien se mantenía en la misma posición que ella y con un ápice de confusión en sus ojos. Seguramente él tampoco comprendía por qué Belrie estaba abrazando a un potencial asesino.

El chico que Renee abrazaba no se veía como alguien mucho mayor a Hazz. De piel morena, ojos marrones y con unos rizos oscuros que podían ser fácilmente confundidos con un nido de pájaros. Él también parecía feliz de ver a Renee. La mujer a su lado tenía rasgos similares a los de él, la única diferencia era su largo cabello en delgadas trenzas y nariz respingada. Eran familia, hasta Aprell habría podido notarlo.

—¡Eh! ¡Suéltala!

Hazz regresó su mirada justo al momento que una nueva voz se escuchó detrás. Una que ella conocía a la perfección. No necesitó mirar para saber que Aprell se encontraba viendo la misma escena. Su voz se escuchaba ronca, por lo que fue fácil suponer que se despertó al escuchar el cuerno que por alguna estúpida razón el hombre sopló. Hazz infirió que él no vio que Renee había sido quien comenzó la acción y no viceversa.

—¡Suéltala! —repitió Aprell. —¡O dispararé!

En sus diecinueve años de edad, Hazz nunca había escuchado que Aprell amenazase a alguien con tal seguridad. Las pocas amenazas que había hecho en situaciones inoportunas habían sido para defender a Hazz. En ese momento estaba... ¿defendiendo a Renee? ¿Por qué? Él aún no sabía la importancia que la chica tenía desde que habían descubierto que era la única que podía resolver el códice, así que no había razón para defenderla de tal manera.

—¡Esperen, esperen! —Renee al fin decidió hablar. Se alejó del chico solo lo suficiente para mostrar que no la había dañado. —Es la Aurora. Yo los conozco. Son inofensivos. No van a dañarnos.

Renee estaba alternando su mirada entre los tres chicos que no bajaban su arma. Hazz no conocía directamente a ningún miembro de la Aurora, sin embargo, había visto videos de sus manifestaciones pacíficas. Por eso sabía que todos los miembros de la Aurora, por costumbre, utilizaban una pañoleta rosada atada al cuello. De todos ellos, solo el hombre mayor la estaba utilizando. ¿Cómo sabía Belrie que pertenecían a la Aurora si ni siquiera había algo que los distinguiera?

—Es cierto —intervino el muchacho, dando un paso para colocarse frente a Renee y protegerla. Él era estúpido si pensaba que Hazz, Eliott o Aprell iban a dispararle a la chica que parecía ser su única esperanza para encontrar la cura. ¿Acaso era el día de defender a Renee o qué? —Mi nombre es Neffan. Neffan Denirak. Ella es mi madre, Bemmy. Él es mi padre, Libbal. —Señaló al hombre que había tocado el cuerno y que ya se dirigía a paso relajado hacia ellos. —No tenemos armas con nosotros ni estamos aquí con intenciones de dañarlos.

El corto discurso que el tal Neffan había dado no provocó ningún cambio en la situación. Los tres seguían con las armas en alto. No podían arriesgarse a perder más de lo que ya habían hecho. Sin importar que el brazo de Hazz estaba comenzando a dolerle por la herida, ella mantuvo su postura.

Expediente 512 (I)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora