XXXVII. Verdades (primera parte)

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Renee Belrie
Colonia 22


Eliott le ofreció agua a Renee y ella aceptó casi con desesperación. Correr era de las acciones en las que peor le iban. Podía haber mejorado en técnica, pero no en resistencia.

Quizás se debía a que ella había caído en cuenta de que Eliott le gustaba, de cualquier manera, había notado un cambio de actitud en Eliott desde la mañana, después del desayuno. También podía ser por la noticia de Kybett y Wivenn. No había sido un cambio radical en Eliott, porque de ser así Renee ya se habría asustado. Era más bien un cambio sutil del que no había caído en cuenta hasta el momento.

Como siempre solía sucederle con Eliott, Renee no quiso quedarse callada. Así que preguntó algo que sabía que Eliott le respondería, solo para iniciar la conversación y matar el tiempo mientras esperaban.

—¿Entonces qué pasó con lo que me dijiste en la isla? —inquirió Renee después de beberse toda el agua.

Eliott le lanzó una mirada a la puerta de la casa, manteniéndose en silencio.

Ya se encontraban justo donde las coordenadas indicaban. Incluso ya se habían presentado con Siura y Hazz había explicado a grandes rasgos qué era lo que necesitaban de ella y por qué. Sin embargo, Siura los rechazó. Les cerró la puerta en sus narices y les dijo que si intentaban entrar, entonces llamaría a los Agentes. Así que no les quedó más remedio que esperar ahí afuera. La calle del hogar de Siura era un lugar tranquilo, había dos casas ocupadas, el resto tenían anuncios de alquiler.

Hazz y Aprell habían ido a la nave para recuperar lo más importante y destruir las notas de Renee, todo estaba más seguro en su cabeza, incluso aunque ella misma estuviera saturándose de información. Al ser dos personas, había menos probabilidad de ser atrapados, Kybett calculó que un doce por ciento. Hazz era la voluntaria obvia y Aprell se ofreció. Los demás captaron que había asuntos que ellos debían resolver en el camino, por lo que los dejaron ir sin mayor reproche. Mientras tanto, Kybett y Wivenn se encargaban de consolar a Priss, y Eliott y Renee de vigilar la puerta en caso de que Siura se apiadara de ellos.

—Dijimos muchas cosas en la isla, Ren —alegó Eliott.

Renee fijó su mirada en Priss: estaba destruida. A la distancia que se encontraban no se escuchaba lo que hablaban, sin embargo, Renee podía ver que a Priss ni siquiera le salían las palabras, tan solo lágrimas. Explicó que ella ya conocía a Eonné de varios años atrás, pero nada más. No había dejado de llorar desde que pronunció su nombre.

—Que Hazz y Aprell terminarían juntos —aclaró Renee—. Parecías bastante convencido de ello y mírate: te casarás con Hazz.

Eliott negó con la cabeza, tensando los labios. Era justo eso lo que Renee había notado distinto: sus expresiones. Él había comenzado a sacudirse esa indiferencia y a reemplazarla por algunas expresiones faciales que Renee podía descifrar fácilmente, todo lo contrario a lo que ella conocía de él. Ese cambio no era tan reciente en realidad, pero se había vuelto más notorio esa tarde. Nada extremo, solo algo confuso. Ella no entendía qué había cambiado entre ellos —además de admitir internamente sus sentimientos por él— para que Eliott ya comenzara a mostrarse con Renee como realmente era.

—Nos divorciaremos —aclaró Eliott después de otro silencio—. No creo que nos soportemos más del tiempo que tengamos que estar juntos. Hazz necesita ser libre en todo sentido, ni siquiera sé por qué aceptó la propuesta, no había mucho para ella.

Renee se sorprendió de escuchar eso. No esperaba que Eliott fuera de los hombres excepcionales que pedían matrimonio, así como tampoco esperaba que pidiera un matrimonio que sabía que no duraría.

Expediente 512 (I)Where stories live. Discover now