Te lo juro

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La muerte es inevitable, Agnes...

Odiaba esa frase, porque había tanta realidad en esas simples cuatro palabras, que me dolía cada vez que las escuchaba. ¿ Y qué quedaba después de ello ? Simples recuerdos de lo vivido junto a esa persona, pero qué voy ha decir yo que nadie haya pensado antes, ¿ verdad ? Todos saben que tan solo somos un momento en la vida de una persona, aunque en algunas ocasiones sea una eternidad... E incluso podemos ser muy diferentes; tú pelinegra, yo peliblanca. Tú de ojos color café, yo con heterocromía. Tú puedes tener más familia, yo estar sola... ,pero, aún así, todos coincidimos en un mismo punto, quieras o no, aunque algunos se vayan antes o después de ti, o de mi. Esa persona si es cercana deja huella, tanto para bien como para mal.

Estoy segura de que todos y cada uno de nosotros tenemos a alguien en la cabeza, a la cual le daríamos nuestra propia vida sin dudarlo, y que si nos dejara, nuestro mundo se hundiría y juraríamos que no podríamos continuar sin esa persona al lado, pero siempre continuamos; por esa persona, por otra o, simplemente, por nosotros mismos. Los llantos dejan de tener sentido, la tristeza se vuelve un segundo plano en tu vida y de vez en cuando pequeños recuerdos pasan por tu cabeza mientras nuevos los colapsan. Yo me he prometido continuar, por él, por mi y por los espíritus que necesitan ayuda. Él quería que siguiera sus pasos, o que lo hiciera incluso mejor que él, y es lo que iba hacer, porque entonces estarían orgullosos de mí; mis padres, mi abuelo, Murray... Incluso yo misma.

No habrá más muertes a causa de las sombras o cualquier espíritu...

Había que crear una equilibrio entre la fina línea que separaba la vida de la muerte, y tan solo dos personas podían estar en ambas partes a la vez; los portadores de las llaves. Era nuestro deber, y no dar la espalda a algo tan serio como he hecho desde pequeña, ahora se había vuelto una responsabilidad que me había caído como un balde de agua fría sobre la cabeza, y estaba sola en esto.

- ¿ Quieres acercarte ? - Preguntó Murray.

- No... - Susurré.

Me encontraba a la misma distancia y posición que en el funeral de mis padres, pero ahora el que se encontraba a mi lado era Murray, y al otro Brock, quien me llegaba ahora por la cintura, cuando antes de morir me llegaba por poco más de la rodilla. No entendí su vuelta ni su crecimiento, pero estaba feliz por su compañía, aunque era la única que podía verlo y tocarlo. Hacia sol, no llovía, como aquella vez, y no había tanta gente, solo un pequeño grupo de personas; los amigos de mi abuelo, Conrad y nosotros. Aunque algún que otro espíritu del cementerio se había acercado.

Tan sólo fui capaz de acercarme para dejar un ramo de rosas blancas sobre su caja, antes de que lo bajaran y empezaran a cubrirlo con arena. Miré las tumbas de mis padres, a quien les había traído un par de flores también.

Ahora se encontraban los tres juntos...

Miré a Brock, quien se había sentado a la espera. Cristal, de nuevo, estaba sobre su cabeza, pero había notado un pequeño cambio en ella. Seguía siendo aquella mariposa con alas extrañas, que hacían que el azul y negro se mezclaran y estuvieran en movimiento en todo momento, pero ahora, se le había añadido otro color; el blanco. Gracias a ella había descubierto cómo hacerles pasar al otro lado a las sombras.

Por otra parte, Egan me informó que la puerta al más allá estaba de nuevo abierta desde que tuve el accidente, aunque no sé el motivo de porqué lo hizo, mi abuelo pudo pasar sin problemas, al igual que el resto de los espíritus que habían estado a la espera. No le hice más preguntas; la puerta volvía a la normalidad y era lo único que importaba. A veces, Egan aparecía y desaparecía sin más, y por otra parte, no me ayudaba en absoluto, la única idea que rondaba por su cabeza es que tenía que ir con Calix, quien se encontraba de aquí para allá por todo el mundo, ya que cada vez que su hermano me decía una nueva localización estaba en otro país completamente alejado del anterior. No sé qué pretendía, pero no pensaba molestarlo hasta que él volviera a mi y me diera alguna explicación para ayudarlo, porque era el único que me lo podía contar. Algo me decía que era culpa mía lo que le estuviera matando, algo que hice mal, pero ni si quiera tenía una leve idea de qué podría ser.

Sin Palabras ||En Físico||Место, где живут истории. Откройте их для себя