Te quiero

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Desperté en un suelo inexistente, en medio de una oscuridad absoluta, pero no sentía ni un ápice de miedo. Cristal me había hecho aparecer en lugares similares, aunque esta vez no estaba para dar un poco de luz con sus diminutas alas. Observé mi alrededor sin moverme de mi posición, pero no había nada que llamara mi atención. Miré mis pies, viendo que estaba descalza, pero en cambio llevaba una especie de toga que me llegaba hasta los tobillos y una capucha que ocultaría mi rostro a cualquiera que intentara mirarme a la cara. El suelo no me transmitía ninguna seguridad, parecía que fuera de cristal, pero me aventuré a dar un paso; era un suelo normal, aunque no pudiese verlo.

Decidí andar con un rumbo recto, pero me detuve antes de dar un segundo paso. Mis ojos dieron con una puerta, una que conocía muy bien, se encontraba en diagonal a mi posición, pero juraría que no estaba antes. Cambié mi rumbo y aceleré mi paso, pero al estar lo suficientemente cerca me detuve en seco al ver a alguien frente a ella; mirándola con los brazos cruzados, pensativo. Iba vestido igual que yo, pero él tenía unas deportivas negras puestas. Miré de reojo si había alguien más con él, pero no era el caso, parecía no estar consciente de mi presencia, así que simplemente lo observé desde la oscuridad.

Elevó su mano derecha, haciendo que la manga de la toga bajara hasta su codo. Me sorprendí al ver que parte de su brazo estaba negro, y algunas venas llegaban casi a la muñeca; extendiéndose. Calix tenía algo parecido, pero por su cuello. De pronto, empezó a pasar el dedo índice por la puerta, haciendo que a su vez se fuese dibujando.

¿ En qué idioma lo estaba escribiendo ?

Parecían símbolos inventados, pero según escribía, estos se tornaban dorados y se quedaban grabadas entre ambas puertas. No pude evitar acercarme un par de pasos, tenía que memorizar algunos símbolos y buscarlos, pero de repente, el desconocido dejó de escribir bajando su dedo índice con lentitud. Lo miré con confusión antes de que mirara sobre su hombro, donde me encontraba yo; me paralicé. Bajó su brazo del todo antes de girarse por completo hacia mí; no podía ver su rostro, al igual que él seguramente tampoco podría ver el mío.

- ¿ Con quién tengo el placer de hablar ? - Su voz calmada me hizo fruncir el ceño. No me atraía ninguna confianza. No hable, simplemente me quedé frente a él sin mover ni un músculo, notando mi corazón a mil por hora - Es una pregunta estúpida, sabiendo ya quien eres... - Dijo levantando la cabeza un poco, percibiendo su mandíbula - Pero los modales están por algo ¿ no ? - Se encogió de hombros.

¿ Sabía realmente quién era, o sólo era una farsa para hacerme hablar ?

- Niña de los ojos con heterocromía - Me tensé al escuchar eso - El derecho azul y el izquierdo verde, ¿ me equivoco ? - Dijo pausadamente, haciendo que tragara saliva con dificultad - Han pasado trece años, pero aún me acuerdo perfectamente. Estaba esperando si eras capaz de volver a aparecer de la nada, y al parecer... - Vi su sonrisa, blanca y perfectamente alineada, bajo los pliegues de su capucha - ... no me equivocaba.

Trece años...

Recordé a mi abuelo dándome el colgante en el funeral de mis padres, donde, al tocarlo, aparecí en un lugar oscuro, frente a un hombre con toga que ocultaba su rostro bajo una capucha y sus manos con unos guantes de cuero. Por instinto, llevé mi mano a mi pecho, en busca del colgante, pero no estaba, lo que me asustó.

- ¿ Buscas algo ? - Preguntó inclinando levemente la cabeza, realmente parecía no saber nada del colgante, o al menos del mío.

- ¿ Qué hacías con la puerta ? - Pregunté sin tapujos, cambiando de tema, haciendo que se pusiera recto. Se quedó mirándome en completo silencio, y cuando iba a repetir la pregunta, me cortó.

Sin Palabras ||En Físico||Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon