Epílogo

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Jason

Miré a los invitados un segundo, sentados en sillas bastante cutres en el patio de nuestra nueva y amurallada reserva. Sin embargo, no pude más que intercambiar una sonrisa con Abril y Hebe, que estaban en primera fila, antes de que un guepardo enorme se lanzase sobre mí y me pisotease un poco el pecho. Logré mantenerme en pie a duras penas y acaricié la cabeza del animal, que se frotó contra mí con un ronroneo.

Mi Minina ya no era precisamente un cachorro, pero era tan cariñosa y tranquila, que solía estar suelta por la reserva. Sin embargo, había tanta gente allí, contando a mi enorme familia, la de Amy (que habían asistido por compromiso) y los aldeanos, además de Sirhan y Hasan, que el animal estaba nervioso.

―Siéntate, chica ―ordené, empujándola para que volviera al suelo.

Ella obedeció, pero enseguida corrió a apoyarse en las piernas de Hasan, que era el que más tiempo pasaba con ella en realidad.

Y un segundo después, todo el mundo se puso en pie, y la banda, un grupo de aldeanos con instrumentos que tocaban decentemente, empezaron a hacer sonar una marcha de boda local. Yo sonreí al ver a Amy avanzar con un vestido blanco muy simple, de tirantes y falda desigual que cubría hasta sus pies. Su pelo rojo daba un toque de color espectacular, como si fueran llamas bajo el sol del atardecer.

Y, supuse, que era exactamente eso. Un incendio que había convertido mi vida en una aventura constante y preciosa. No me cambiaría por nadie en el mundo. Por primera vez en mi vida, era plenamente feliz. Amy no me dejaba desconectar de mi familia del todo y cuando estaba nostálgico, solo tenía que mirar su sonrisa y todos mis males desaparecían. Además, siempre parecía querer más, hacer algo nuevo, viajar a algún sitio, ver más, sentirlo todo... Así que no teníamos tiempo para aburrirnos.

―Pensé que saldrías corriendo ―bromeó Amy, cuando llegó hasta mí.

―¿Otra vez? ―le seguí la broma, besando su mano―. En dos años me he hecho a la idea, créeme.

―¿Y a la de los niños? ―preguntó en un susurro, inclinándose hacia mí para darme un beso en la mejilla.

―¿Estás...?

Asintió un par de veces, con una sonrisa tan grande, que solo pude besarla, aún en shock por la noticia. Hacía un par de meses que habíamos decidido dejar de tomar precauciones, pero no había pensado que pudiera pasar tan pronto. Ahora me sentía el doble de afortunado.

Pasé la ceremonia, llevada a cabo por una mujer de la aldea, con una sonrisa idiota. Y, cuando acabó, tras un beso tan largo que hizo gritar y bromear a la gente, me vi separado de mi nueva y preciosa mujer. La gente me felicitaba con besos, palmadas y bromas que yo apenas oía. Agradecí a todos y llegué hasta mis hermanas. Envolví a ambas entre mis brazos y nos quedamos un buen rato así.

―Gracias por venir hasta el culo del mundo, chicas ―les dije, cuando me separé de ellas.

―Sabes que por ti haríamos lo que fuera, Jace. ―Abril me colocó la corbata con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla.

Mis padres se acercaron también a felicitarme y repartí más besos y abrazos, mientras buscaba a Amy con la mirada.

Logré escaquearme después de un buen rato y soborné a un par de niños para que distrajeran la atención de todos. En cuanto abrieron un hueco, levanté a Amy entre mis brazos y me la llevé al edifico de la reserva dónde vivíamos. Necesitaba que me repitiese eso del embarazo, porque aún no me lo creía.

―¡Nos hemos casado, Jace! ―me dijo, cuando nos quedamos solos en nuestro dormitorio.

―¿Voy a ser padre de verdad?

Las consecuencias de tus mentiras -PSM 3- *COMPLETA* ☑️Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora