The Walking Dead - One Shots

10. Carl

*****NOTA: Pongo "los ojos de Carl" aunque en el capítulo tenga uno solo porque leer "el ojo de Carl" corta todo el mood, queda como forzado.*****

- Te atrapé. - Unos brazos me abrazaron por detrás y me elevaron mientras giraba.

Reí y tan pronto como me bajó y pude darme la vuelta besé sus labios.

- Te he echado de menos.

Él me devolvió el beso y sujetó mi mano con la suya.

- Yo a ti también ________. Mucho.

Sonreí y le miré de reojo. Amaba a Carl. Estaba profunda y absolutamente enamorada de él y cada vez que le veía o pensaba en él lo estaba más.

Y cómo no estarlo. A parte de ser muy guapo era la mejor persona que había conocido.

Pasábamos poco tiempo juntos porque cada uno vivía en una comunidad y solo podíamos vernos dos veces en semana. Martes y viernes se habían convertido en mis días favoritos.

Él me había propuesto en repetidas ocasiones que ambas comunidades se podrían conocer pero todas esas veces me había negado. Sabía lo que hacía mi padre cuando encontraba a un nuevo grupo y no quería que eso sucediera con el suyo también.

- He estado pensando una cosa. 

- Uhu.

- Quizás la próxima vez que quedemos podrías venir a mi comunidad. Me gustaría que conocieras a Judith. - Me miró con sus enormes y azulados ojos y yo tragué saliva. 

- No lo sé Carl...

- No te pido que te quedes ni presentarte a todos los de allí. Solo mi hermanita, por favor cariño.

Cerré los ojos. Maldito niño manipulador. - Yo... - Suspiré. - Lo pensaré. - Dije finalmente y abrí los ojos.

Él me mostró la sonrisa más luminosa que le había visto hasta la fecha y me besó. - ¿Te he dicho lo mucho que te amo? - Susurró en mi oreja.

Y yo noté mis piernas flaquear. - Sí.

- Pues te lo repito. - Hizo una pausa analizando mi rostro. - Te amo como no tienes ni idea ________.

Nos conocimos por casualidad. 

Ese día había huido de mi hogar al ver a mi padre quemar con una plancha el rostro de un hombre que había intentado escapar de la comunidad con su mujer y su cuñada. A veces me preguntaba en qué momento él se había convertido en lo que era ahora, pero supongo que este nuevo mundo nos había cambiado a todos.

Volviendo al tema, Carl y yo nos vimos por primera vez en medio del bosque y ese lugar se había convertido desde ese día en nuestro punto de encuentro. 

Al pasar por el árbol donde teníamos grabadas nuestras iniciales dentro de un corazón sonreí.

Desde luego si fuera maga y tuviera que invocar un patronus elegiría pensar justo en ese momento.

- Un dólar por tus pensamientos.

- Eso ya no sirve, Carl.

- Bueno, entonces una chocolatina.

De su bolsillo trasero sacó mi dulce favorito y yo casi lloré. - No puede ser. Es...

- Sí. - Lo fui a coger pero él lo alejó de mí. - Primero tus pensamientos.

Suspiré y enrojecí. - Estaba pensando cuando escribimos nuestros nombre en el árbol.

- ¿Solo en eso? - Enrojecí aún más y él se rió suavemente. - Si no lo recuerdo mal también fue el día que nos dimos nuestro primer beso.