22. Carl (vs. Ron) VII

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- Así que Daryl es sexy... - Dejó caer tan pronto como perdimos de vista a los otros tres.

Paré de andar y él al notarlo hizo lo mismo. - Gracias por la ayuda, pero me tengo que ir.

El negó. - Te he salvado de una regañina de Maggie, creo que me debes algo.

Suspiré con pesadez. - ¿Qué quieres? - Pregunté dispuesta a saldar esa "deuda" cuanto antes.

- Ven a mi casa y te digo cómo me puedes pagar.

Y a continuación me guiñó el ojo.

O parpadeó. No sé.


***


Antes de lo que deseaba llegamos a su casa.

- Estamos solos. - Informó aumentando mi inquietud.

- Y... ¿qué tengo que hacer?

- ¿No te haces a la idea? - Alzó las cejas. - Quítate el abrigo.

- ¿Có-cómo?

- Está encendida la chimenea, te vas a asar.

- Estoy bien así. - Repliqué.

Aunque la verdad me estaban empezando a sudar las axilas.

Él se encogió de hombros.

- Como digas, ahora subamos a la habitación.

- Tengo hambre. - Interrumpí antes de que empezara a subir el primer escalón. - Quiero algo dulce. ¡Hagamos galletas!

- Hay de las que hace Carol.

- Pero es que hoy no me apetecen con chispas de chocolate... - Paseé la vista por la cocina y mis ojos se iluminaron al ver el frutero donde normalmente dejaban los cítricos con solo dos mandarinas. - Quiero galletas de limón. - Sonreí lo más encantadoramente posible.

- Está bien. - Se aproximó al frutero que yo había visto antes y al verlo medio vacío se volvió a girar en mi dirección. - No quedan limones, otro día será.

Suspiré con todo el pesar que pude. - Jo... A mí me aparecían mucho.

Miré al suelo e hice un ligero puchero para dar más dramatismo a mi actuación.

- Oye... Quizás podemos ir a buscar algunos.

Sonreí y le abracé. - Eres el mejor, Carl.

- Ahora me debes dos favores. - Susurró en mi oído.

¡¿Qué?!


***


Tres horas después, porque sí, había estado poniendo excusas para entretenernos lo máximo posible, volvíamos a su casa.

- ¿Has escuchado eso? - Susurré tras captar el sonido de lo que parecía un gruñido.

- ________, ya estoy cansado de tus...

- Te juro que he escuchado un caminante.

Él abrió la boca dispuesto a replicar cuando se volvió a escuchar pero más fuerte y cerca.

- Quédate detrás mía.

Rodé los ojos ante su orden pero para no discutir fingí hacerle caso. Fingí porque claramente haría lo que yo quisiese.

Usamos los árboles para escondernos y al asomarnos vimos a una horda de más de 40 de ellos.

- Hay que volver. - Agarró mi mano pero yo le detuve.

- Primero tenemos que avisar a los de los campos de cultivo o les pillarán desprevenidos.

Él asintió no muy convencido.

- ¡Ah! - Al incorporarme me rajé media pierna con una rama que había tirada en el suelo haciendo que la sangre me empezara a salir abundantemente de allí. Los caminantes al olerla se empezaron a poner nervioso y gruñir en nuestra dirección.

En todas las historias debe de haber un personaje que siempre la caga. En este caso, yo era el personaje.

- M**rd*. - Susurró el chico a mi lado al ver que estaban viniendo.

- Ve a avisar a los campos, yo iré a la comunidad.

- ¿Estás loca? Casi no puedes ni andar, te alcanzarán. Hay que ir a los campos, están más cerca.

- Son demasiados y las protecciones no resistirán.

- Podemos luchar contra ellos.

- Aún así pueden arrasar con los terrenos y perderemos todas las cosechas.

- J*d*r. - Se revolvió el cabello de forma nerviosa y me miró.

- Tenemos que hacer que el mayor número de ellos nos siga hasta la comunidad.

Él asintió y me agarró de la cintura para ayudarme a andar.

- ¿Te duele mucho al apoyarte?

- Puedo aguantar. - Mentí.

Y efectivamente unos metros más adelante la pierna me empezó a flaquear.

- Sostente más en mí.

Le hice caso aunque de esa manera íbamos aún más lentos.

- Carl, tu ojo... Está empezando a sangrar.

- No importa. - Respondió con los dientes apretados. - Hay que salir de aquí.

Yo había sido la que había tenido la excelente idea de salir de los muros.

Yo había sido la que nos había hecho perder tiempo.

Y yo era la que se había herido por torpe.

¿Acaso estaba destinada a condenar a muerte a todos a mi alrededor?

Ya había pasado con Jessie y Sam y también con Enid. En cualquier momento sería con Ron.

¿Ahora también con Carl?

- Ya queda poco.

Asentí aún perdida en mis pensamientos.

- ¡Ah! - Un caminante se acercó por nuestra derecha y reaccioné tirándole uno de los limones que tenía en el bolsillo. Por fortuna estaba en mal estado y el limón consiguió atravesarle la cabeza.

- Buen tiro. - Felicitó el chico.

Unos pasos más allá logramos divisar las puertas de la comunidad.

- ¡PAPA! ¡MICHONNE! ¡AYUDA, TENEMOS UNA HORDA DETRÁS!

Las compuertas no tardaron en abrirse y los nuestros salieron para ocuparse de ellos.

- Hemos intentado atraerlos hasta aquí, pero será mejor que vayáis a ver los campos. - Informó Carl en cuanto vio a Rick. - Iré a llevarla a la enfermería y a que le echen un vistazo a mi ojo.

El adulto asintió y se marchó.


***


Un rato y una pierna cosida y vendada después me encontraba nuevamente a solas con el muchacho en su habitación.

- ________.

- Mhm.

- Ya son tres las que me debes.

The Walking Dead - One ShotsHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin