Capítulo Siete

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Han pasado varios días desde mi último alimento y eso, aunado a la falta de sueño por las pesadillas donde se repetía una y otra vez mi violación, hacían que la pasara realmente fatal. Cuando salía el sol todo era peor; el hambre, el ardor de la garganta y el cansancio acumulado se multiplicaban cada vez más. 

Julio está realmente desesperado por mi rechazo de mi nueva naturaleza. Yo no quiero lastimar a nadie y por desgracia no podemos tomar ningún tipo de sangre sustituta, debemos tomarla directo de la víctima o simplemente sería como consumir leche caducada. 

—¡Debes alimentarte!, es natural lo que haces —Repite una vez más, realmente está desesperado. 

—No pienso atacar a ningún inocente. ¿Quieres que me alimente? —Replique por enésima vez—, entonces, busca a alguna de las escorias que me atacaron. 

—¡Basta! —Gritó—, solamente haces algo que es normal en todos, ¡hasta el más simple de los seres vivos debe alimentarse de algo para subsistir —Respondió mientras que con su mano señalaba hacia la ventana—. Ellos matan animales de manera masiva para alimentarse, incluso solo por placer. ¡Ni siquiera es necesario que mates, toma lo suficiente para vivir! 

—No sé controlarme… podría matar sin darme cuenta. 

—Yo estaré contigo —Trataba de convencerme—. Te detendré si es necesario —Se arrodilló a mi lado y me vio directo a los ojos. —Prometo que no me apártate de tu lado y no dejaré que mates. 

En sus ojos vi la desesperación, por cada día que pasa me debilitó más. La verdad es que lo entiendo perfectamente, mi aspecto es realmente enfermizo: enormes ojeras enmarcan mis ojos y mis pómulos se unen en mi rostro. Mis huesos se comienzan a marcar en mi cuerpo. 

La verdad es que hasta yo evito ver mi reflejo. Aunque me asustó por mí nuevo look cadavérico, no quiero atacar a ningún humano. No me sé controlar y no quiero matar a nadie. Al principio creí que quizás existía algún sustituto como en mi serie favorita "true blood", pero no era así. 

Voltee y me vi nuevamente en el espejo. Suspiro, él tiene razón, no puedo seguir así; no si quiero cumplir mi venganza. Sopeso mis opciones y me decido por la más lógica. 

—De acuerdo —Fue lo único que pude decir. 

Me tomó en sus brazos sin mediar más palabra y me colocó suavemente sobre la cama, es la primera vez que tengo tanto sueño desde mi transformación. Mi creciente debilidad se debe a mi renuencia a alimentarme y al insomnio. Pero el cansancio es tanto que para el medio día ya estoy profundamente dormida. 

—Victoria —Escuché una voz familiar llamarme a lo lejos. —Victoria, despierta es hora de que te alimentes —Volvió a insistir haciéndome finalmente despertar.

—¿Qué hora es? —Pregunto mientras me incorporo lentamente en la cama. 

—Pronto será medianoche, ven —Me tendió su mano para ayudarme a levantar de la cama. —Cuidado, despacio —Al ver que me caía, me sujeto fuerte y me cargo. 

—¿A dónde vamos? —Pregunté sin ánimo alguno.

—A la sala, traje el alimento hasta aquí —Informó mientras me lleva en sus brazos—. Estás demasiado débil, no podrías ir muy lejos. 

Al entrar en la sala pude vislumbrar a un hombre joven de no más de 20 años, era de contextura gruesa y tez morena, dormía plácidamente sin tener idea alguna de lo que pasaba. El incesante palpitar de su corazón se hacía cada vez más notorio, haciendo que mi apetito empeorará y mis ansias de sangre crecieran rápidamente, como si se tratase de un adicto en abstinencia delante aquello que causó su adicción. 

Me separo de julio y me colocó en el suelo al lado del chico, huele sumamente delicioso, como a chocolate mezclado con fresas. Mis colmillos salieron instintivamente al percibir el movimiento de su arteria mientras pasaba aquel delicioso elixir; invitándome a tomarla y a disfrutarla. 

«Tan apetitosa» pienso mientras el sonido de su corazón inunda mi mente e imagino a su sangre circulando en sus venas. «Más que cualquier otra comida que hubiera probado jamás en mi corta vida» me digo mentalmente. Fue entonces cuando mi instinto le ganó a mi humanidad y lo vi como lo que era en ese momento: mi alimento. 

Hundo mis dientes en su cuello, justo donde late su yugular y comienzo a drenar su sangre. Cuando siento su sangre tocar mi paladar un estallido de sabores me invade por completo. Sin duda alguna jamás había probado algo que fuera tan delicioso como el hombre del que me estoy alimentando. 

Me dejó llevar y succión con más fuerza, dejando salir de mí un ligero gemido. Siento como en cada sorbido mis fuerzas van aumentando más y más, mientras me dejo llevar por aquel sanguinario frenesí. Es sumamente apetitoso, su sangre tiene un sabor dulce que me hace querer cada vez más. Finalmente Julio me detuvo. 

—Basta, lo dejarás al borde de la muerte —Me separó de él. —Hazte a un lado. 

Mordió su pulgar y una gota de sangre emano de él, coloco su dedo en las heridas en el cuello del hombre y presionó unos segundos. Cuando retiro el pulgar, este ya no emanaba sangre alguna y no había rastro alguno de mis colmillos en el cuello del muchacho. 

—No es suficiente —Protesto aún famélica—. Quiero más. 

—De acuerdo, lo dejaremos en algún lugar donde lo puedan encontrar fácilmente y buscaremos otro para ti —Limpio una gota de sangre que recorría mi mentón con su dedo y lo lamió. —Ve, vístete rápido. 

Asentí con la cabeza y le doy una última mirada a aquel chico que me sirvió de alimento, esta inconsciente en el mueble, pero su corazón aún late. Me alejó de él y camino a la habitación para vestirme. 

Voy de cacería, así que decido ponerme unas mallas negras y un blusón negro holgado de mangas largas junto con un cinturón grueso en mi cintura y unos botines de tacón robusto, alto. 

Una vez lista me miró en el espejo, estoy realmente sorprendida del enorme cambio en mi cuerpo luego de alimentarme. Las ojeras ya no se marcan y mis pómulos lucen un poco más robustos con un ligero rubor en ellos. Mis huesos ya no se marcan tanto, entonces al fin comprendo con pesar mi cruda realidad: lo quiera o no debo alimentarme. 

Regreso a la sala rápidamente, Julio me espera ya con nuestro "amigo" aún semi inconsciente, coloco el brazo del muchacho por detrás de su cuello y lo agarra fuerte del otro. De ese modo lo obliga a caminar y este lo hace torpemente, a la vista de los demás él parece un hombre borracho.

Llegamos sin problemas a nuestro auto y lo sentamos en la parte de atrás del mismo. Julio condujo hasta el parque y una vez estacionados en el aparcadero, salimos del auto con el muchacho.

Dejamos a aquel chico en un callejón a simple vista de todos y desaparecimos rápidamente. Me siento extraña, la verdad es que jamás en mi vida me había sentido de esta manera: fuerte, poderosa y seductora. Aquellas sensaciones nublan deliciosamente mi mente, haciéndome olvidar mi antigua naturaleza humana y abriéndole paso a mi lado cazador. 

Miró la luna llena reinando en el cielo con su máximo esplendor y sonrió triunfante, esta noche es mía y no hay nada que me pueda impedir obtener todo aquello que desee. Estoy lista para comerme el mundo y llevarme a quien sea a mi paso. 

VICTORIA  amor&sangre (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora