Capítulo Veintinueve

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Me quede sentada en el mueble, absorta en mis pensamientos, que bullían buscando solución al problema presentado; pero sin encontrar ninguna respuesta satisfactoria que me sacara del embrollo. Si aceptaba la propuesta de salvar a Sofía; condenaba a la humanidad a sucumbir ante ellos como esclavos o ganados. Pero, por el contrario, si seguía el plan de Julio, mi amiga corría el riesgo de morir y los humanos seguirán viviendo ignorantes y a salvo del peligro que se cernía sobre ellos.

Estaba en un verdadero dilema. Él me había dicho que no dijera nada, pero considerando mi situación actual, mi única esperanza recaía en contarle a Julio y rezar para que tuviera una solución lógica. Cada vez estaba más segura de que mi existencia estaba maldita, quizás arrastraba algún pecado del pasado y por eso todo esto pasaba.

Los minutos pasaron sin darme cuenta. Estaba sola en esa elegante habitación cuando finalmente la puerta se abrió y vi a Julio entrar. Me paré enérgicamente, decidida a contarle todo a mi amor, pero me detuve a medio camino al ver que no estaba solo.

Iba acompañado de un sujeto muy elegante que me veía de arriba a bajo con sumo interés. Dude en contarle o no las cosas con el presente, o quizás podía llamarlo a parte y decirle todo. Lo cierto es que desconfiaba de cualquier vampiro, incluyendo a Julio. Si algo había aprendido es que solo actuaban por su propio interés, haciendo lo inimaginable para conseguir sus objetivos.

—Julio, ¿podemos hablar? —observé a su acompañante. —a solas por favor.

—¿sucedió algo malo?
—sí. Pero prefiero decírtelo a solas.

—Podemos hablar delante de él, no te preocupes.

—yo... De verdad preferiría que habláramos a solas —reitere sin quitarle la mirada al otro vampiro.

—no te preocupes, él es mi Maestro. Puedes confiar en él.

—Julio, déjala. No la presiones —irrumpió el Maestro de Julio con una sutil sonrisa en sus labios —encantadora como siempre, Victoria —tomó mi mano, la levantó y estampó sus labios en mis nudillos.

Me sentí confundida ante sus palabras; pero decidí ignorarlo de momento. Me vio fijamente, estudiando cada facción de mi rostro, sin soltar mi mano. Cuando se dio cuenta de mi incomodidad me soltó.

—perdóname querida. Que mala educación de mi parte. Mi nombre es Ezio, a tu servicio.

—encantada de conocerlo.

—entonces, los dejó solos un momento —se dio la vuelta y comenzó a caminar a la salida.

—¡espera! —alce la voz para detenerlo. —ahora que lo pienso, creo que es mejor que escuches lo que tengo que decir.

No emitieron sonido alguno. Cerraron la puerta y me siguieron hasta el mueble. Ambos me veían fijamente, esperando con paciencia que les contara eso tan importante que tenía que contarles.

—antes de que ustedes llegaran un hombre vino a verme, era un rubio alto de ojos negros —les comenté—. La verdad es que su presencia me hacía sentir sumamente incómoda.

—Alex... —susurró Ezio.

—¿sabes quien es?

—sí. Por desgracias forma parte del Consejo, sus ideas sobre la convivencia entre humanos y vampiros son algo... Retorcidas.

—lo sé, Julio me contó algo.

—Entonces sabes la importancia de que Julio ocupe su lugar, como corresponde.

—sí, lo entiendo. Pero hay un problema, el vino aquí a extorsionarme.

—¿a qué te refieres? —preguntó Julio con el sueño fruncido.

VICTORIA  amor&sangre (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora