Capítulo Catorce

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Aquello es sublime… ¡orgásmico! Quiero mucho más, pero no aguantó y me dejo llevar por mis instintos y lo tomo por su cuello, hundo mis colmillos en su yugular; succionando su sangre por completo hasta dejarlo agonizando. Mientras la vida se le escapa, tomo una navaja y tallo en su pecho el número tres, lamo con total satisfacción la poca sangre que mancha la navaja.

Luego de terminar con el tercero de mi lista nos dedicamos a disfrutar de la ciudad de Nueva York. Una ciudad impresionante y variopinta, es fácil entretenerse en sus calles ya sea con la publicidad, las luces o simplemente con la gente que por allí camina.

Es divertido pasar el tiempo con él. Pará ser honesta, cada día que pasa me enamoro un poco más; aunque he de admitir que tengo miedo y tengo muchas inseguridades, puesto que no conozco ni el 1% de aquel hombre. 

Solo sé lo fácil que era perderse en aquella mirada tan profunda, o sumergirse en sus labios apetitosos y perfectos. Me siento a gusto a su lado, como si lo conociera de toda la vida. 

Hace ya varios días desde la última vez que he estado con él, por lo que cada vez que lo veo y recuerdo aquellos momentos, mi cuerpo se estremece humedeciéndome por completo con tan solo pensarlo.

—Ven, vamos, hay un lugar que te quiero enseñar —Me sonríe sacándome de mi ensueño y me jala sutilmente del brazo.

—Espera no tan rápido, ¿a dónde vamos? —Sonrío divertida.

—Solo sígueme, sé que te va a gustar.

A pesar de ser de noche; las luces de los autos y de las vallas publicitarias alumbraban todo por completo. La cantidad de gente que hay en la calle hacen pensar que aún reina el día. 

Sin darme cuenta llegamos al Time Square, para quien no está acostumbrado a una ciudad, aquella experiencia puede ser realmente abrumadora. Aún para mí lo es un poco; pero a pesar de eso no deja de ser divertido y emocionante.

La gente me tropieza por estar distraída; aunque trato de enfocarme en una sola cosa a la vez. Los letreros de restaurantes, las vallas de publicidad, las pantallas gigantes y algunos artistas callejeros; aunado a mis sentidos mejorados, me hacen difícil la tarea.

—Primero debo revisar unos asuntos… Luego podemos ir a curiosear como simples turistas —Alzó un poco la voz para que pudiera escucharlo entre tanto ruido.

—Ok, de acuerdo.

Llegamos a la entrada de un enorme rascacielos cuyas paredes eran de vidrio. Entramos al living de aquel elegante edificio: al fondo hay una recepción amplia, con varias chicas atendiendo a las personas que van de visita y justo al lado se encuentran los Torniquetes donde los empleados y visitantes pasan una identificación digital que les permite el acceso hacia los ascensores.

Caminamos directo hacia los Torniquetes. Él pasa con facilidad debido a que posee una identificación, yo, por mi parte, me quedo del lado opuesto sin poder pasar.

—¡Julio, espera! —Alzo un poco la voz.

—Lo siento, perdona —Regreso sus pasos hasta donde yo estaba. —Había olvidado que tú no tenías identificación de acceso.

Busca con la vista al guardia de seguridad y lo llama haciendo un ademán con su mano. El aludido al verlo no tardó en acercarse rápidamente. 

—Señor Julio. Buenas tardes, ¿dígame en qué puedo ayudarle?

—Ella viene conmigo, necesito que pase rápido.

—Sí, no hay problema —Toma su tarjeta electrónica y la coloca por el torniquete para dejarme entrar. —Pase adelante señorita.

VICTORIA  amor&sangre (TERMINADA) Where stories live. Discover now