Capítulo Veintiocho

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Estuvimos conduciendo por la carretera, rodeados solamente por el verde de los árboles. Ya había oscurecido por completo y una ligera neblina cubrió el camino, obligándonos a aminorar la marcha. Estaba muy nerviosa y tensa por la incertidumbre que me consumía lentamente.

Luego de manejar durante un poco más de hora y media, finalmente llegamos a la entrada de la casa de campo del Maestro de Julio; aunque en realidad se trataba de una lujosa mansión con varias hectáreas de bosque a su alrededor. Nos detuvimos por un momento frente a un enorme portón negro custodiado por dos hombres corpulentos, de unos dos metros de alto aproximadamente, sus rostros no mostraban ningún tipo de expresión. Si no fuera por sus trajes oscuros, podrían confundirse fácilmente con dos estatuas de mármol finamente talladas y pulidas.

Supe inmediatamente que no eran humanos. Julio bajó la ventanilla de sulado y uno de ellos se acercó, nos vio y le hizo una señal a su compañero para que nos dejara pasar. El portón comenzó a rodar hacia un lado permitiéndonos el paso, pusimos el auto en marcha.

Todo estaba oscuro salvo por los trechos alumbrados por los faroles. Todo el lugar estaba sumamente protegido, lo supe porque me fue sencillo percatarme de las cámaras ocultas entre los árboles. Finalmente la enorme edificación blanca se comenzó a visualizar en la distancia. Las luces estaban prendidas por lo que me fue fácil notar que solo tenía dos pisos. Si no fuera por la ocasión, podría decirse que sería un magnífico lugar para vacacional, lejos de los ojos imprudentes.

—¿te gusta?

—sí, es… Impresionante.

—tienes que ver la que yo tengo en Italia —sonrió ampliamente. —en algún momento te llevaré.

—de verdad… —suspiré. —¿de verdad crees que lograremos salir de esto?

—tengo mi carta bajo la manga.

—¿a qué te refieres?

—es un poco difícil de explicar.

—bueno… —mire mi reloj. —aún queda una hora.

—de acuerdo, ¿recuerdas todo lo que te conté sobre El Consejo? —me vio asentir. —bien, generalmente está compuesto por 20 miembros, pero en este momento solo tiene 19 integrantes.

—¿qué ocurrió con el que falta?

—está en letargo —me vio y suspiro al darse cuenta de que no entendía. —era el más anciano de todos, cuando un vampiro tiene tantos siglos, llega un momento en que la vida comienza a perder sentido, a ser monótona por carecer de retos. Entonces entran en una especie de trance profundo.

—entiendo, pero ¿qué tiene que ver todo esto conmigo?

—a eso voy. Se supone que debí ocupar la vacante algunos años atrás, pero no lo hice. Luego te explicaré el porqué —agregó antes de que pudiera emitir alguna pregunta—, en estos momentos estamos divididos en dos facciones: Radicales y conservadores.

»Los primeros piensan que es tiempo de declararle la guerra a la humanidad, que es momento de someterlos y darles el lugar que les corresponde, Sirvientes y alimento.

»Los conservacionistas tas prefieren seguir como vamos hasta el momento, manejando todo desde las sombras. Aman esta pacífica visa y les interesa poco o nada dejar todo lo que han logrado hasta el momento.

—y… ¿qué piensas tú?

Lance la pregunta al aire, temerosa de escuchar una respuesta que no fuera de mi agrado. Por su manera de actuar, intuía que era capaz de cualquier cosa para lograr lo que quería. Sin importarle si se llevaba a alguien de por medio.

VICTORIA  amor&sangre (TERMINADA) Where stories live. Discover now