CHAPTER NINE

2.9K 209 1
                                    

Demasiadas conversaciones

– Sophia tenemos que hablar.

Eso fue lo primero que me dijo mi hermano en toda la noche. Su tono de voz y su mirada demostraba lo cansado que estaba y lo estresado que había estado estos días. Intentar hacerte cargo de las cosas como futuro rey no era fácil, y menos aún si unos reyes del pasado están por el medio, sobre todo un sumo monarca.

– Claro –Respondí.

Me levanté, y dejé mi cena encima de la mesa. Me despedí de Edmund y de Lucy. Ellos comprendieron también la situación y se despidieron educadamente de nosotros.

Caspian me guio hasta la sala de la mesa de piedra y se sentó en esta. Yo en cambio decidí quedarme de pie.

– ¿Qué te pasa Sophia? – Preguntó mientras se frotaba la frente con la mano derecha. – Sé que todo esto es muy difícil, acostumbrarnos a esta nueva vida, tener que luchar contra la gente en quien confiábamos, darnos cuenta de la realidad que nos rodea... Sé que esto te debe es estar afectando igual que a mí y siento no poder estar mucho más tiempo a tu lado –Hizo una pausa y me miró a los ojos–. Lo siento de verdad, Sophia y...

– Caspian, no te preocupes por mí, estoy bien de verdad. Confío en ti y te creo. Yo tampoco estoy tanto a tu lado, no te apoyo tanto como antes y sí, la situación me supera un poco, pero lo que más odio es que seas tú el que realmente no confía en mí para ayudarte con las batallas... ¡Ni si quiera me explicas los planes! ¡Ya ni me dejáis entrar en vuestras reuniones de batalla!

– Sophia tienes que entenderme, estoy preocupado por ti, por lo que te pueda pasar.

– Tú sabes que yo puedo manejar todo esto como tú, soy buena con el arco, con la espada, me conozco el castillo como la palma de mi mano...

– ¡Sophia, no insistas!

El gritó resonó por toda la sala y penetró en mi corazón. Era la primera vez que Caspian me gritaba en toda mi vida. Era la primera vez que me miraba tan enfadado. Y no lo pude soportar. Me fui corriendo de la sala.

Oía los gritos de mi hermano detrás de mí. Me estaba siguiendo, pero una vez llegué a mi habitación él no estaba ya detrás de mí. Mientras corría me había cruzado con Susan y estaba segura que había sido ella quien le había dicho que era mejor que me dejara a solas. Más tarde se lo agradecería.

Me quedé pensando sobre todo lo que nos había pasado estos días otra vez, mirando el techo de roca tumbada ya en la cama y tapada hasta el cuello. Lucy llego con Susan mucho más tarde y se acostaron sin decirme nada. También les agradecería más tarde.

Cuando en todo el templo empezó a reinar el silencio, escuche pasos. Creyendo que sería Caspian que vendría a hablar conmigo, esta vez más calmado, me hice la dormida. No deseaba para nada tener que hablar con él otra vez sobre el tema. Estaba enfadada, muy enfadada y agobiada de estar aquí. Quería que todo esto acabara y que alguien acabara con Miraz para poder irme de aquí.

En cambio, cuando note una respiración cerca de mi cara no pude hacerme más la dormida. Abrí los ojos y me sorprendí. Esos ojos azules no eran los que esperaba.

– Tenemos una conversación pendiente, ¿recuerdas? –Dijo Peter.

– Lo siento, pero estoy cansada –Dije dándome la vuelta, para evitar sus ojos.

– Se lo de tu discusión con tu hermano. Vamos te irá bien tomar el aire –Dijo esta vez destapándome.

Cuando lo hizo me puse roja y deseaba que con la oscuridad no se notase. Me volví a tapar y le susurré que se fuera para que me pudiese vestir. Él me hizo caso mientras una risita se escapaba de su boca.

Que justamente llevara puesto el camisón que llevaba puesto el día que nos conocimos no podía ser una coincidencia.

Una vez vestida con un vestido gris bastante cómodo, me dirigí fuera al pasillo que conducía al gran vestíbulo sin hacer el menor ruido. Allí no se encontraba Peter, así que pensé que estaría en la sala abierta. En la cual noches atrás le había dicho lo de las torres.

– Voy a ser directo –Dijo una vez me senté a su lado–. He estado preguntando sobre ti y tu familia a unos cuantos narnianos. Quería saber sobre cómo habían llegado a Narnia los Telmarinos y como era tu padre como rey. También me contaron lo del accidente... Lo siento mucho Sophia, sé que no fue hace mucho.

– Estoy bien, no te preocupes.

Durante unos segundos, solo oíamos los sonidos de la noche.

– La que lo siente soy yo... No debía haberte dado una bofetada esta tarde.

– No te preocupes, ya ni me acordaba. Como iba diciendo, también he preguntado sobre porque no ha habido rey durante este tiempo.

– El consejo llevaba la organización del reino de Narnia.

– Lo sé, pero lo normal habría sido coronar a tu hermano, ¿no?

– Sí –Respondí–. ¿A dónde quieres llegar con todo esto, Peter?

– No te conozco bien Sophia –y tenía razón–, pero estoy seguro que por tu carácter también tienes dudas como las que yo tengo.

– ¿Y esas dudas son?

– La muerte de tus padres.

Peter y yo nos pasamos casi todo la noche atando cabos sobre el asunto. Hablamos de lo sospechoso que era que no hubieran coronado a mi hermano, de que solo sobreviviera el conductor del carruaje en el accidente y de lo extraño que era que Miraz, mi tío, fuera el rey. En realidad, gracias a su información los dos pudimos resolver algunos asuntos y llegamos a la conclusión de que todo era un plan de Miraz. Todo aquel tema me abrumó y me sorprendió, pero seguramente nuestra deducción era cierta.

Peter me había prometido también aquella noche que haría todo lo posible durante el asalto para descubrir más cosas sobre el tema. Y nadie se puede imaginar como de agradecida estaba.

Cuando regresé a mi cama, no podía dejar de darle vueltas al tema. A sí que idee mi propio plan para poder descubrir yo misma más cosas. Sabía que aunque Peter me lo había prometido, solo podría estar concentrado en el asalto, de que todo fuera a la perfección. Así que mi plan sería ir al asalto e ir a por Miraz.



Narnia. Una nueva y diferente aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora