32_La señora Bakker

185K 18.1K 6.7K
                                    

✨Editado✨

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Editado

Capítulo 32

~❁ ❁ ✦ ❁ ❁~

Nika llamaba a su madre, desesperado. Su voz se quebraba perturbando la antes silenciosa mansión.

Le puso de lado alzando su mano y doblándole las rodillas. La señora Bakker hizo extraños sonidos mezclándose con la tos. Más vómito se esparció por el suelo.

—No está respirando —balbuceó Nika poniéndola boca arriba.

—Quítate —intervino Aksel intentando apartarle—. Sí está respirando

—¡No! ¡No lo está! —le ignoró negando con la cabeza.

No podía moverme, solo presenciar lo que sucedía sin entender nada.

Nika movía a su madre como si fuera una muñeca. Comenzó a presionar su pecho con las manos juntas. Parecía que la estuviera resucitando en lo que hacía un conteo.

—Quítate, Nika. Yo me ocupo.

La voz de Aksel no existía para el castaño. Le decía que se apartará y yo estaba paralizada con el corazón golpeándome en los oídos.

—¡Está respirando! —gritó el pelinegro sacándome de mi parálisis—. ¡Tienes que quitarte, Nika!

Aksel presionó el hombro de su hermano que se movió más rápido de lo que mis ojos pudieron seguir.

Olvido a su madre y agarró con fuerza el cuello de Aksel en un gesto violento; pegándolo a su cara como si estuviera a punto de golpearlo. Casi lo alzaba en el lugar, los pies del pelinegro se mantenían en puntillas para no perder el equilibrio y el rostro de Nika crispado de ira.

—Tengo que hacerla respirar —espetó, agitándolo como si no pesara nada—. ¡Ella tiene que respirar! —gritó tan crudamente que retrocedí unos pasos hasta chocar con el marco de la puerta.

Tuve miedo de que fuera a mí la próxima que zarandeara de aquella manera.

—Está respirando, Nika —repitió Aksel con voz neutral y no supe cómo podía hablar si le tenía agarrado del cuello.

No sonaba asustado, sino en control, a pesar de la poco ventajosa situación en la que se encontraba. Nika no cedió, al contrario, sus manos se cerraron con más fuerza cortando la respiración de su hermano.

Fue la tos irregular de la señora Bakker lo que llamó nuestra atención y confirmó que respiraba.

Los hombros de Nika se relajaron y terminó soltando a Aksel. Sus ojos pasaron de su madre a mí, que seguía en el umbral sin poder hacer nada. Su labio tembló y tragó con dificultad.

Había olvidado que estaba allí.

—Yo me encargo, Nika —aseguró Aksel manteniendo el mismo tono de voz. Me llamó la atención la manera en que repetía su nombre con cada frase, como si le estuviera llamando a la realidad de esa forma—. Ve a tu habitación.

No te enamores de Nika © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora