Otro escrito más en noches desvelantes, que mi corazón me dicta frases y mi cabeza les pone el arte.
De noche, cuando los gatos maullan, los perros duermen y los pájaros descansan el vuelo.
De noche, cuando el insomnio me acaricia la espalda, con los ojos entornados y repletitos de palabras.
Así, con el alma canturreando, pensando en ti, en todo, en nada.
De noche, con más corazón que nunca, con la sensibilidad acurrucándose a mi lado y la fragilidad hecha cristales y me pincho y sangras, subes, bajas, a medio lado me enredo en las sábanas, comiendo techo, empachada de cielo.
De noche, cuando en soledad extraño unos brazos, una respiracion que es hogar, unas piernas entrelazadas, un calor corporal.
De noche, de espaldas, de frío, de besos con babas que se desperdician en la almohada.
Sin armas, con alma, sin barreras y si las hay... saltándolas como un gran atleta compitiendo conmigo misma.
De noche, con el viento soplando en mi ventana, y el susurro de un mar agitado.
De noche, con la luna a punto de echar a volar, con las cortinas bailando a su par, el gallo a puntito de cantar.
De noche, cuando te extraño más y las canciones recobran otro sentido, la piel a flor de piel, las rosas y su rocío.
De aquí a Marte, de Venus a Neptuno, de mi planeta a tu constelación de estrellas.
De mis letras a tus letras, del amor a punta de pistola, del deseo cuando una se ama sola y de la última Copa de nostalgia que te jode, que te atrapa.
De la que en el primer trago te hiere y en el último te remata.
Rebeka V.
