28. Heridas de una loca indecente

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Soy más de pensar lo que digo que de decir lo que pienso. Me gusta leer entre retinas y no entre lineas.

Hay más literatura en algunos ojos que en cualquier biblioteca y menos secretos escondidos con cerrojos que en cajas abiertas.

Escribir es trasladarse a las alturas para luego caer en picado resurgiendo de ti,
Soy de las que tiran la piedra y te enseñan el dedo corazón.

Soy la fragilidad de haberme mantenido fuerte mucho tiempo y desde que me abandoné a la locura me siento más acompañada que nunca.

Me alío con mis demonios para poder batallar contra mis monstruos,
y las reglas de la vida, en ocasiones, me duelen más que mi propia menstruación.

A veces me siento en la cola del paro de mis sueños, recopilo uno a uno todos los deseos inconcedidos a mi nombre.

Me debato entre la vida y la mente y mi parte favorita de mí es cuando termino de quererme fuerte.

Estoy rota, por eso bésame lento y por los cuatro costados del ventrículo derecho que soy como una niña pequeña encerrada en un cuerpo que le planta cara el tiempo.

Estoy herida, como una presa en la boca de dos lobos que se juegan la comida.

Que ya no quedan más otoños que nos arranquen las palabras, ni primaveras ardientes, tengo el arte bajo la falda y poesía entre mis dientes

Que la locura tiene más de cura que de loca y en la delgada linea entre la locura y la genialidad se encuentra mi sitio.

Que nunca he buscado a mi media naranja pero si a mi manzana prohibida...

Que el rock and roll de su cuerpo se compone de la melodía perfecta para el compás de mis heridas.

Rebeka V.

La octava luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora