Ｔｅａｒｓ ｏｆ ｈａｐｐｉｎｅｓｓ【Ｆｉｎａｌｉｚａｄａ】

8

"¿Por qué me haces esto, Zizzy?"

Sentía un nudo en la garganta que amenazaba con hacerlo llorar, luego una fuerte presión en el pecho que apenas podía respirar, era como si su propia mente le negara hacer ello, posiblemente era su orgullo, o el hecho de que odiaba sentirse vulnerable frente a todos. 

Tomó al peluche con ambas manos, recordó todos los momentos que pasó con ella, algunos eran buenos o malos.

Hubo veces en las que deseaba odiarla, como la vez en la que por error ella le enterró los lentes junto con los demás, literalmente le tomó más de media hora encontrarlos.

Pero era incapaz de hacerlo, simplemente le tenia mucho aprecio en ese tiempo, eran niños después de todo, pero conforme pasaban los años comenzó a tener raras sensaciones cuando la veía, como un ligero cosquilleo en su estomago y de vez en cuando sentía su rostro arder, no estaba seguro si en esos tiempos él era demasiado inocente o estúpido, quizás ambas. 

Estaba enamorado, pero a ella no parecía importarle, siempre se mantenía inexpresiva cuando lo veía de esa manera, dolía no ser escuchado cuando más lo necesitaba, quería sentirse amado al menos una vez en su vida. 

"¿Hice algo malo?"

Él solo miró el peluche que tenia en sus manos, luego susurró...

"¿Donde esta Zizzy...?"

Lanzó el obsequio fuera de la jaula, no quería verlo nunca más en su vida.

Se levantó y situó frente los barrotes de la jaula y buscó con la mirada a esa persona que lo vigilaba, no encontró a nadie pero tenia la sensación de que nuevamente estaba siendo observado.

"¡¿Donde esta la Zizzy que amo?! ¿La que se sacrificaría por mí? ¿La que me cuidaba sin importar lo que me pasara? ¿¡Donde esta!?"

Las lagrimas se acumularon en sus ojos mientras suplicaba la respuesta de la persona oculta en la oscuridad, sabia que estaba ahí, que escuchaba y veía sus acciones con total detenimiento aunque parecía que no estaba dispuesto a actuar en ese momento.

Aquel ser lo veía con de una mirada que era una mezcla de sorpresa, confusión y culpa. No quería verlo así.

"¿¡Siquiera nuestra amistad te importó!?"

Sollozó, fue una sorpresa que la persona en el lugar hubiera logrado escucharlo.

"¡Te odio!"

Grito con toda la fuerza que le quedaba, luego cayó al suelo y se cubrió el rostro con ambas manos, miles de lagrimas caían por sus mejillas.

Escuchó nuevamente unos pasos acercándose, quitó sus manos y miró hacia la derecha, sus ojos se abrieron como platos, aún posiblemente hubiera saltado del susto por tal impresión que lo tomó desprevenido. 

"No puede ser..."