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Durante la mayor parte del viaje estuvo con los ojos vendados, tenía miedo de que pasara algo malo, de que de un momento a otro dejará de sentir su propio cuerpo, no escuchaba nada excepto sus propios pasos y los de su "acompañante", ni siquiera sabía que pasaba por la mente de ese loco.

Pero lo peor de todo es que ni siquiera llegaba a odiarlo en su totalidad, siempre venía una imagen mental de ese mismo cuando no estaba infectado, el tiempo en el que fue uno de sus seres queridos, no podía destruir eso, mucho menos podía escuchar los gritos de advertencia de su propia mente indicando que ya no era lo mismo, no podía confiar, no debía, pero hizo caso omiso.

Quería llorar por el doloroso golpe que le dio la realidad sin previo aviso, no podía comprender que la vida se volvió demasiado cruel, antes todo era normal, todos eran felices, tenían sus respectivos trabajos sin queja alguna, lo disfrutaban, incluso a él se le dio la libertad de elegir que quería ser de adulto, lo tenía todo planeado, armó un horario sobre cuando estudiar y las horas que podía usar para divertirse con sus amigos, todo era perfecto.

Y sin embargo, ahora analizando su vida luego de que pasara tanto tiempo, se dio cuenta de que no todos pudieron tener esa vida, indirectamente estaban pidiendo ayuda, más no logró escuchar esas súplicas, como todo un egoísta que se preocupaba por sus propios asuntos.

La verdad duele

No podía desahogarse, sabía que sus lágrimas no solucionarían nada, solo le causarían mucho más dolor, no lograrían llenar el vacío en su ser, sería una desperdicio de tiempo, después de todo ahora no tenía nada que perder.

"Hey...Sé que no tuvimos el mejor de los comienzos pero quizás esta pequeña visita logre refrescar tu memoria y ojalá pueda compensar lo que hice. ¿De acuerdo?"

Hasta que finalmente el objeto que lo privaba de su visión finalmente fue retirado, afortunadamente la luz no lo cegó, podía sentir como el viento helado se estrellaba contra su piel, era algo reconfortante poder respirar aire fresco luego de haber estado encerrado por quien sabe cuanto tiempo, significa que estaba en un lugar abierto, decidió darle un pequeño vistazo a su entorno para comprobar que no hubiera otra amenaza.

¿Carnival?

Cuando vio aquel lugar en todo su esplendor en plena la noche se quedó sin palabras, podía recordar las veces que se divirtió allí, cuando reía sin parar por las bromas de los payasos, el día que conoció a sus mejores amigos, sobretodo los buenos momentos que pasó allí, una pequeña pizca de felicidad se manifestó en su rostro con una pequeña pero significativa sonrisa.

Parecía que no había pasado nada desde que se expandió la infección, todo estaba en perfectas condiciones, ni una sola mancha de sangre, plantas bien cuidadas, como si cada pizca de polvo fue quitada quirúrgicamente con suma delicadeza, se veía exactamente igual como lo recordaba desde su infancia, era simplemente hermoso, como si estuviera viviendo de nuevo su pasado, la cosa que más atesoraba, explicar su enorme felicidad ni siquiera sería posible con simples palabras limitadas, era mucho más que ello.

Podía escuchar como el viento soplaba a través de las plantas, como si estuviera flotando en medio del vacío en su corazón que poco a poco se iría llenando, parecido al momento en el que finalmente la tormenta se detiene y aparece un hermoso arcoiris.

Parecía que las cosas finalmente podrían mejorar después de todo, hasta que una repentina pregunta hizo que un escalofrío recorriera su columna vertebral reemplazando sus emociones por temor, culpa y vergüenza.

"Tú...¿Lograste salvar a mi madre cuando todo esto empezó?"

Tears  of  happiness【Finalizada】Where stories live. Discover now