Confesión- El amor de Ilya

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Víctor no paraba de hablarle de Izumi mientras que tenía a Haru en brazos, la sola imagen era curiosa de ver... aunque ninguno de los niños tuviese el cabello de Victor, ambos eran evidentemente sus hijos. Ilya se preguntó si él se vería igual... ¿Se parecería a Yuuri? Pfff se sentía un poco avergonzado de querer algo como eso, su cabello era rubio claro igual que el de su madre y el mechón platino que cada vez tomaba más protagonismo entre su cabello ya no lo tenía arreglado en una bonita trenza de pez, sus ojos eran iguales a los de a Víctor, nada en él hacía alusión a Yuuri salvo el violín con que tocaba, regalado por su padre en su primer concierto solista en Okinawa.

- ¿Y qué tal está Ren? - Preguntó su padre asomándose sobre la silla para caber en el plano de la videollamada junto a Ilya.

- ¿Ren? - Repitió Victor.

- Nishigori Ren- Puntualizó Yuuri- Yuko me dijo qué pasa mucho tiempo en la pista- Indicó el nipón.

- Mmmm, lo he visto ansioso, de hecho no hemos entrenado muy duro- El rostro de Víctor se mostró un poco complicado- Quizá sea por su último celo... en verdad, es más fácil tratarlo cuando tú estás cerca- Se sincero el peliplata.

- Ya veo... - Suspiró Yuuri, notando que su hijo había tensado sus hombros y un ligero rubor cubría sus mejillas. No había que ser demasiado observador para percatarse que su hijo estaba embelesado por el menor de los Nishigori.

Cuando partieron las giras con Ilya, el azabache estaba seguro que el menor se pondría a llorar, Ren no ocultaba su alegría al ver al ojiazul y pasaba pegado a él en todo momento, después de todo, el que Ilya dejara la escuela había sido un golpe duro para aquel dúo que eran ambos desde pequeños, más el talento de Ilya no podía ser desaprovechado, el pequeño alfa entendió perfectamente que cuando su padre le ofreció comenzar a buscar un manager, era porque de verdad veía potencial en su música... claro que Ilya no lo pensó mucho y le pidió al mismo Yuuri que guiara su carrera.

- ¿Estas bien, amor? - Su padre acarició su cabeza con cariño a penas terminó la llamada con Víctor, peinando sus cabellos hacia atrás, aquel mechón peliplata que trenzaba de pequeño ahora era más abundante. Aquellas fibras casi blancas se extendían a su flequillo y parte de la nuca.

- Estoy nervioso...- Yuuri pudo sentir las feromonas del adolescente... ese rezago de miel...- Mañana...

- ¿Es por Ren?- El menor miró a su padre sorprendido y frunciendo el ceño apartó las manos que acunaban su rostro.

- Es el concierto- Aseguró desviando su vista al portátil sobre la mesa... Ren no contestaba sus mensajes ni sus llamadas desde hace tres dias, sabía que su celo llegaría mientras él estaba en el extranjero, pero no pensó que le afectaría tanto él que estuviese lejos.

- ¿Hace cuanto controlas su celo?- Ilya se sintió palidecer, llevando su mirada a su padre, encontrando en Yuuri una mirada estoica... esperando.

- No lo he mordido, no lo he tocado, lo juro- Su rostro se apaciguó y abrazo Ilya con cariño y comprensión. Su niño había entendido todo bien.

Yuko y Yuuri sabían perfectamente que sus hijos eran destinados. Podrían llamarlo instinto materno quizás, después de todo Yuuri era quien había criado al pequeño alfa, así que ambos conversaron el tema con los cachorros desde pequeños, para Ilya se hizo costumbre el que Yuuri le repitiera que sus feromonas, aunque olían muy bien en una mezcla de menta y violetas, no debían ser liberadas a tontas y a locas, que debía tener control de ellas, ya qué tal como él era un omega, habían muchos otros entre las calles que transitaba, era inevitable para un omega sentirse inseguro al percibir un alfa... aún habían muchos que abusaban de aquella sumisión natural que el omega brinda al alfa por instinto. Tener control de las feromonas de uno mismo era una manera de auto cuidado y respeto al resto.

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