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Abrí mis ojos al sentir a alguien pateandome.
Me senté adolorida y ví a Gyuutarou junto a su hermana, él me veía de cerca mientras que ella estaba en el techo.
— ¿Te levantas ya? — volvió a pisar mi herida abierta provocando un leve quejido de mi parte.
— ¿Tanjiro? ¿Los demás? — miraba a todas partes pero solo veía casas destruidas.
— Después de que te hayas desmayado esos idiotas trataron de rescatarte, daban pena como se retorcían...— no puede ser. — El chico jabalí... esta en el techo de unas de las casas muerto, al rubio lo deje vivo... pero esta muriendo lentamente debajo de unos escombros, y al otro... ese huyó como un cobarde — hablaba mientras me miraba con una sonrisa.
— Deja de mentir. — me levanté como pude del suelo con el ceño fruncido.
— Habló encerio... no creas que te deje viva por nada... quería ofrecerte convertirte en demonio ¿que dices? —
— ¡¡Hermano!! ¡¡Te dije que yo no estoy de acuerdo con eso!! ¡¡Hay que matarla ya!! — le reprochó su hermana menor.
Empece a reír con el ceño fruncido.
La herida me provocaba un dolor insoportable, y también siento a mis huesos rotos en contra de mi en este momento. Agarre mi espada que se encontraba a un lado tirada.
— Ni en tus húmedos sueños idiota —
Fui por lo fácil y él me levantó del cuello.
— ... Que insolente... Tan desagradable ¿De que manera podré divertirme contigo? —
Iba apretando más su agarre.
Saque el kunai de mi haori y se lo clave en el cuello rápidamente. Cuando cargue a la esposa de Uzui ella me dejó un kunai dentro de este.
— ¡¡Hermano!! — ella será un problema, no puedo yo sola con los dos.
Su faja iba dirigiéndose hacia mi pero no puedo evitarla.
Mi cerebro estaba en un conflicto hasta que sentí a alguien defendiéndome de las bandas. Mire de reojo y ví a Tanjiro a mi lado.
No desaproveche la oportunidad y empece cortar el cuello de Gyuutarou. Era demasiado duro, y con mis músculos adoloridos solo se me hacia más difícil.
— ¡¡MALDITA SEA!! — él se encontraba en completo pánico inmovilizado por el veneno.
Cayó al piso y me pare encima, apoyando el peso de mi cuerpo en la espada. Solté un grito enojada dando toda la fuerza que me quedaba para cortarlo.
Entonces Uzui apareció frente a mi sonriendo. — ¡¡EL CONTADOR VA A NUESTRO FAVOR!! ¡¡VAMOS A GANAR!! —
Me apoyo con su espada, ya no podíamos perder. Con el apoyo de Uzui pudimos cortar su cabeza, el Pilar aún tenía una fuerza impresionante a pesar de sus múltiples heridas.
