¡Advertencia! — Contenido Yuri, leer bajo su propio riesgo (?)
Este capítulo especial fue escrito al culminar la historia, puede contener Spoilers, leer bajo su propia responsabilidad.
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Abrí la puerta de nuestro ahora hogar, buscaba a Giyu con la mirada pero no logré encontrarlo en la sala. Habían pasado algunos meses después de lo que pasó con Muzan Kibutsuji, desde entonces todo era completamente tranquilo, cosa que era agradable.
—¿Giyu? ¿Estás aquí? —pregunté algo alto para que logré escucharme.
Pasaron unos segundos hasta que logre verlo como salía de reojo por una puerta, me miraba con su usual rostro inexpresivo, el cual ya me había acostumbrado.
—Hola cariño. ¿Cómo te fue en la casa de los Kamado?
Reí ligeramente por el apodo cursi que me dio, y me acerqué a él, para limpiar un poco de harina que estaba cubriendo su rostro. Desde que el cuerpo de exterminio de cazadores se disolvió, ambos nos quedamos sin trabajo, por lo que con ayuda de Tanjiro, Nezuko y Urokodaki-san, conseguimos abrir un pequeño local donde vendíamos comida, en su mayoría postres. Teniendo así, que ambos, aprendamos a cocinar.
—Me fue bien, me enseño algunos postres más con ayuda de Nezuko. Pienso que ahora podremos renovar nuestro pequeño menú, la cantidad de clientes creo que esta bajando un poco últimamente. —respondí riendo nerviosamente, después de nuestra boda, también nos habíamos quedado algo cortos de dinero.
Él depositó un beso en mi mejilla, haciendo que mis mejillas se calentaran suavemente.
—No te preocupes, si ambos estamos juntos lograremos superar cualquier cosa, ¿no crees? —dijo mostrándome una pequeña sonrisa.
Al momento de oírlo me sentí segura, asentí y agarre su rostro entre mis manos, dándole un pequeño beso en los labios.
—Lo creo, te amo Giyu, todo el tiempo que pasamos juntos realmente lo aprecio. Siento que estaré agradecida contigo para siempre.
—Yo te amo más, por algo me casé contigo, mi primer y único amor. —él volvió a acercarse a mi, dejando ahora un beso en mi frente.
—¡Dejémonos de cursilerías! —exclamé sonrojada, separando a mi ahora esposo, de mi.— ¿Qué estas haciendo? ¿Cocinas algo nuevo?
Él soltó una suave y corta risa, que endulzó por completo mis oídos.
—Estaba preparando un pedido que nos hicieron de pan, no fue mucho trabajo por lo que creo que terminamos por hoy. ¿Quieres salir un rato?
Coloqué las manos en mi cintura, mirando hacia abajo. —Tu esposa acaba de llegar de una caminata a la casa de los Kamado, ¿y ahora quieres que vuelva a salir?, eres un poco cruel Tomioka-san.
