Capítulo 10

3.9K 494 472
                                    

Luego de terminar mi cerveza me siento preparado para regresar a casa, pero es demasiado temprano para hacerlo. Decido beber una cerveza más y fumar un par de cigarrillos ahí, observando a la gente, pensando en Jared, en Frank, en lo mucho que mi vida ha cambiado y en como quiero que sea en el futuro… ahora, en la puerta de los cuarenta años no puedo tomarme las cosas a la ligera. Después de todo tuve 37 años para vivir todo lo que debía vivir, en este momento… mi responsabilidad es ser padre.

Cuando miro hacia atrás comprendo perfectamente que es eso lo que faltaba para tener una vida plena. Un amor que no había conocido antes, pero que ahora tengo y poco a poco crece más. Soy un padre, tengo un hijo. Debo amar a mi hijo como un padre y hacer hasta lo imposible para que él me ame de la misma forma.

Como un padre… no debo pensar en lo apetitoso que se sienten sus labios o en lo cálidos que son sus abrazos, en su risa vibrante y ojos llenos de brillo, no debo pensar en el color de sus mejillas y la perfección de su nariz, es imposible soñar con su cuerpo desnudo y mis manos en su cabello. Es… es imposible verlo como algo más, es mi hijo y yo soy su padre.

¿Entonces… porque sigue viéndose tan atractivo ante mis ojos?

Quiero creer que es porque antes de Frank no había experimentado este tipo de amor y que por lo tanto, no sé cómo expresarlo correctamente y al sentirme abrumado por tantas sensaciones desconocidas dejo a mi mente divagar hasta llegar al abismo de lo prohibido. Me aventuro a pensar también que lo que me atrae no es él, sino que el recuerdo de Lindsey en sus facciones, en su alma. Pero no recuerdo haberme sentido atraído sexualmente hacia Lindsey mientras ella vivía… no entiendo por qué mi corazón se niega a dar de baja estos profanos sentimientos, no entiendo por qué mi mente sigue dándole vueltas a su rostro, intentando encantarme, intentando convencerme de que no está mal.

Pero está mal. Porque es mi hijo, porque es un niño. Porque mi deber es cuidarlo y protegerlo, porque soy lo único que tiene en el mundo, porque soy su padre.

Su padre.

Sacudo la cabeza y completamente molesto conmigo mismo me pongo de pie, con paso torpe me acerco a la salida y cierro los ojos al sentir el frío viento golpear contra mi cara, quitándome parte del estado semi etílico. Parpadeo un par de veces y noto el cielo oscuro sobre mi cabeza, no sé qué hora es ni cuánto tiempo estuve dentro de ese bar, sólo sé que quiero regresar pronto a casa y dormir, dormir y pensar.

Con extrema lentitud y rezando que la policía no me detenga para medir mi estado de embriaguez, comienzo a conducir a casa. Parece haber pasado un par de horas más hasta que estaciono en la puerta, porque el cielo está todavía más oscuro y todas las luces de casa están apagadas.

Fumo un último cigarrillo antes de entrar a casa, con pasos cortos y cuidadosos para no despertar a nadie. Al pasar por la sala veo a Mikey durmiendo en el sofá, con la televisión encendida, voy a mi estudio para dejar ahí mis cosas y luego salgo al pasillo, observo por la puerta entreabierta a Frank quien duerme apaciblemente sobre su cama, no puedo evitar quedarme mirándolo por unos minutos hasta que la necesidad de beber un café caliente se vuelve imperiosa. Cierro su puerta y me dirijo a la cocina.

Enciendo la luz y luego el hervidor de agua para luego comenzar a buscar una taza en la alacena, desde la sala escucho la voz pastosa de mi hermano que me pide un café para él también, sonrío para mí y en lugar de una taza, tomo dos.

— Hueles a alcohol, pero no hueles a sexo. Interesante —murmura Michael recibiendo su taza, pongo los ojos en blanco y tomo asiento a su lado, me apodero del control remoto sólo para quitarle el silencio a la televisión.

— Buenas noches, Michael —digo con una pequeña sonrisa en mis labios, sonrisa que no puedo evitar al hablar con él—. Supongo que quieres saber cómo me fue en mi cita planeada… debo admitir que fue un desastre.

our blood • frerardWhere stories live. Discover now