Capítulo 15

3.6K 440 250
                                    

La mueca con la que Frank me recibió al llegar a su hogar fue lo más gracioso del mundo, o al menos, la más graciosa que yo he visto. Al parecer no me había visto con esta nueva cara post-pelea cuerpo a cuerpo, porque al hacerlo, su rostro pasó por varios colores y emociones. Todo al mismo tiempo. Fue impresionante. Cuando tomó mi brazo me dejé hacer y entré junto a él a la desierta propiedad. El decorado parece gritar 'Lindsey' en cada rincón. Provocándome sonrisas.

— ¡Ayer no te veías tan mal! Ay Dios, tu nariz. Tu ojo, ¡tu cara!

— Está bien, Frankie. Duele un poco, pero da igual.

— ¡No da igual! De seguro y te quedarán marcas. Ay, por Dios. Lo lamento tanto, papá.

— No te preocupes tanto... de verdad que pasará. Es algo así como una cicatriz de guerra, y lo mejor es que no quedará cicatriz.

Sonrío ante mis propias palabras, pero para él resulta imposible hacerlo. Se detiene cuando llegamos a la sala y sin esperar nada voy a tomar asiento el enorme sofá estampado, él lo hace también, a mi lado. Sin esperar nada me acerco y lo abrazo a mi regazo, recostándome en el sofá y llevándolo conmigo, una de mis manos acariciando distraídamente su cabello. El solo sentir su aroma y escuchar sus respiraciones son suficientes para saber que todo, absolutamente todo, vale totalmente la pena.

Pronto mi mente se muda a las palabras del fiscal. Parece un buen momento para pedirle que vaya a declarar en contra de su violador. Pero... ¿Realmente quiero exponerlo a todo eso? La sola idea me parece repugnante, pero por otro lado, es un sacrificio demasiado pequeño a cambio de tan magna recompensa. En el presente y con el respaldo del fiscal, sé que ese hombre irá a prisión, sé que Frank podrá rehacer su vida con confianza e incluso un poco de fe en la humanidad. No quiero que Frank siga sufriendo, mi mayor meta en la vida, y eso lo decidí la noche que pasé en vela en la cárcel... es que Frank sea feliz. A estas alturas ya nada me importa más. Sólo Frank.

Tan concentrado me encuentro en mis propios pensamientos que tardo más tiempo del deseado en notar que él no está bien con la idea. Sus sollozos se hacen escuchar, aunque intentan pasar desapercibidos. Y los suaves estremecimientos de su cuerpo me dan la razón cuando mi mente empieza a preguntarse. Me siento culpable, me siento enfermo y terriblemente triste. Verlo mal es lo que menos deseo, pero es totalmente inevitable. Frank no está bien, eso es un hecho.

Mis manos abrazan su torso y me giro en el sofá para dejarlo acostado de lado, entre el respaldo y mi cuerpo. Sus piernas se enlazan con las mías y presiona el abrazo un poco más, escondiendo la cabeza en mi regazo, dándole más cuerpo a sus tristes sollozos.

— Todo estará bien, Frankie.

Le digo, aunque no tengo la certeza de que está escuchándome. Un suspiro abandona mis labios y siento una lágrima cargada de impotencia perderse en dirección a mi cabello. El verlo tan asustado pero no poder hacer nada para aliviarlo hace añicos mi fortaleza. ¿Por qué nadie me dijo que ser padre era tan difícil?

Cierro mis ojos para no permitir que esas incómodas lágrimas sigan bajando y comienzo a arrullarlo, de pronto su respiración se normaliza y siento como mis párpados empiezan a pesar terriblemente. Para cuando me doy cuenta, ambos estamos sumidos en una tranquila siesta.

Despierto un par de horas después, o eso es lo que mi cuerpo siente. Frank ya no está a mi lado, y de inmediato me preocupo. Pero en cuanto me pongo de pie y miro hacia la sala, descubro que mis preocupaciones son vanas. La mesa está puesta con cubiertos para dos personas y escucho el ajetreo venir desde la cocina. Con pasos torpes y tallando uno de mis ojos me acerco, en lugar de entrar, decido quedarme ahí de pie. Frank ya no luce triste. Trae un delantal para no ensuciar sus ropas y sus manos están moviendo una sartén de forma ansiosa. Veo sus labios moverse y luego de unos momentos descubro que está tarareando una melodía extraña para mí.

our blood • frerardOnde histórias criam vida. Descubra agora