Epílogo

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Veintiún días después de la operación, Frank despertó. Estaba totalmente solo en la habitación, no había alguien durmiendo en la silla junto a su cama, ni vasos vacíos de café repartidos por ahí. No había una chaqueta a los pies de su cama, y aquél familiar aroma había desaparecido por completo.

Frank llevó una mano a donde estaba su nuevo corazón.

Y lo supo.

No lloró, no gritó, no maldijo, no hizo nada. Porque desde el primer momento en que les dijeron que su corazón estaba mal, supo que su padre daría todo por él. Incluso la vida.

Pasaron un par de días antes de poder abandonar el hospital. Tendría que seguir tratándose de forma ambulatoria en un hospital normal, así que no había problemas con regresar a Camden. Fue su tío quien condujo al pueblo. Y en el camino, en completo silencio, revivió el viaje que hizo con Gerard hace tanto tiempo. Sus ojos se quedaron fijos en aquél lugar junto a la carretera en donde Gerard detuvo el auto para que llorara, y también el lugar en donde se besaron por primera vez. Cada segundo de sus momentos con Gerard estaban dando vueltas en su cabeza, pero no se sentía nostálgico.

Se sentía en paz.

Gerard estaba con él después de todo.

Cuando llegaron a Camden, en lugar de conducir a casa, su tío lo llevó por el camino lateral, aquél que era una vía directa al cementerio. Cuando Frank le miró, él sólo se encogió de hombros. En las puertas del cementerio compraron rosas blancas y rojas. Y su tío lo guío a la tumba de su madre.

Ahí, justo al lado de la placa de Lindsey, había una nueva placa que rezaba el nombre de su padre.

Gerard A. Way

09.05.1977 — 10.06.2015

Amado hijo, hermano y padre.

Frank esbozó una mueca, había tantas cosas que él habría escrito si hubiese estado despierto en el momento en que grabaron esa placa. Tantas cosas que hablaban sobre Gerard. Había sido mucho más que un hijo, un hermano o un padre. Había sido un amigo. Un amante. Un héroe. Un bromista. Un excelente profesor. La persona con la mejor memoria para recordar detalles estúpidos de películas, libros o series. Un amante de la música. Un trovador. Un cantante de duchas. Un hombre con alma de niño. Un imbécil.

Un tonto.

Un idiota egoísta.

Un... un...

— Eres un hijo de puta, Gerard Way.

Mikey se le quedó mirando realmente sorprendido y no se movió, incluso cuando Frank se desplomó frente a la tumba y comenzó a desojar las rosas que le había llevado, lanzándole los pétalos maltrechos. Ríos de lágrimas caían por sus mejillas, sus labios estaban sellados y aunque quería gritar mil cosas más... no podía. Simplemente no podía.

— Debes leer esto —dijo Mikey tendiéndole un par de papeles doblados—, estaré en el auto.

Y se marchó.

Frank limpió sus manos por turnos en sus pantalones y luego se dispuso a secar sus lágrimas. Cuando estuvo listo, abrió las hojas. Lo primero que sus ojos leyeron fue un "Te amo" escrito a puño y letra por Gerard, pero en lugar de seguir leyendo en esa hoja, decidió hacerlo desde el principio. Así deben ser leídas las cartas.

"Frankie...

Cuando leas esta carta yo ya no estaré físicamente contigo, pero debes saber que siempre estaré cuidándote de la forma que pueda. Ahora que tienes mi corazón no habrá momento en que no esté contigo, y debes saber que si hice esto, es porque realmente te amo. Te amo de una forma que ni siquiera puedo comprender. Y cuando tu corazón comenzó a fallar nuevamente, cuando me dijeron que la única forma de que siguieras viviendo era un trasplante de corazón... supe que debía hacer esto.

Supongo que fue porque cada latido de mi corazón era como si te dijera cuanto te amo. Y simplemente no pude seguir evitando el destino que la vida había trazado para nosotros.

Frankie. Debes saber que yo viví todo lo que tenía que vivir, experimenté tantas cosas... y el noventa por ciento de las cosas buenas de mi vida fueron en torno a ti. Contigo aprendí tantas cosas, contigo supe lo que era el verdadero amor.

Pero también aprendí que a veces se deben hacer sacrificios por amor.

Escribo estas letras con la estúpida idea de que no hagas absolutamente nada estúpido. Le pediré a tu tío Mikey que te vigile de cerca, y sé que Mike hará lo suyo manteniéndote feliz. Tienes mi bendición para llenarte de tatuajes si quieres, y también puedes formar una banda de rock, ¿Por qué no? Creo que serías un excelente músico, tienes alma de artista.

Deseo, por otro lado, que vivas tu vida al límite. Eres joven, tienes el mundo a tus pies, pero no debes olvidar nunca tus raíces. No debes olvidar cuanto te amó tu madre, no debes olvidar cuanto te amé yo. Recuerda, hijo mío, recuerda... amor mío... que nada, absolutamente nada, puede extinguir tu luz.

El corazón que late en tu pecho no es algo que yo te haya regalado, no es algo que te ganaste, el corazón que late en tu pecho es tuyo... siempre te perteneció,

Porque Frank, vida mía, ese corazón fue tuyo desde el momento en que te conocí.

Te amo."

Una lágrima convirtió esa última o en una mancha de tinta, Frank alzó la carta y la abrazó contra su pecho. Por instantes se sintió culpable por haber destrozado las rosas y también por haberlo llamado un hijo de puta, pero Gerard lo comprendería.

Frank lo sabía.




NOTA: No tengo muchas cosas que decir porque ya he dicho todo, sólo que muchas gracias por leer, que lamento este final pero es lo que tenía planeado desde el principio bc no tengo alma ni kokoro, yo las tkm y sé que ustedes también me tkm

our blood • frerardWhere stories live. Discover now