Capítulo 20

2.6K 407 175
                                    

Por más que pienso no logro darle sentido a mis acciones, ni a las de mi hijo. Sus palabras pueden significar cualquier cosa, no el significado que mi enferma mente quiere darles. Presumiblemente Frank está molesto porque Jared durmió conmigo, y eso lo enoja sólo porque se trata de Jared. No tienen que ser celos, ¿cierto?

Froto mi rostro un par de veces y dejo que el amargo sabor baje por mi garganta. La casa está en total silencio, porque han pasado días desde que mi cumpleaños fue celebrado y ahora nuevamente estamos Frank y yo... y no hemos hablado desde entonces. Parece vivir a distintas horas porque no nos topamos en la mañana o en la tarde, y cuando nos vemos en la escuela desvía la mirada. No me ha pedido nada, no quiere nada de mí... está tan enojado que mi enojo se ha desvanecido dejándome como un niño regañado.

Aunque el niño regañado debería ser él.

Cuando estaciono fuera de casa veo que todo está apagado, a pesar de que ya está comenzando a anochecer. Apago el motor y tomo mi maletín para ingresar a la casa, efectivamente está todo en silencio, pero su mochila está sobre el sofá de tres cuerpos así que Frank está en casa. Dejo mi maletín en el mismo sofá y luego voy a prepararme una taza de café. Para hoy tengo exámenes que corregir, así que será una larguísima noche.

Con el portátil abierto y una taza de café junto al mismo me dispongo a sentar cuando unos nudillos golpean la puerta. Claramente no es para mí. Pero cuando los nudillos siguen golpeando y nadie va a abrir, decido que es mi trabajo hacerlo. Al abrir la puerta me encuentro con el señor Pedicone en persona y su estúpida sonrisa. La cual, por alguna razón, correspondo. Le hago pasar y lo invito al comedor, sentándome frente a él luego. Mis ojos recorren su rostro y la mueca de curiosidad que éste dibuja.

— Vengo a buscar a Frank, dijo que iría a dormir a mi casa hoy —dice el muy cabrón, bastante contento consigo mismo. ¿Es posible que alguien que todavía no nacía cuando ya estaba graduándome de la universidad me caiga tan mal?

— Creí que venías a verme a mí —murmuro apoyando mi cabeza sobre mis nudillos.

— ¿Qué? —ríe, no entiende el sarcasmo— No, no. Yo vengo a buscar a Frank.

— Sucede que Frank no tiene permiso para irse a dormir a casa de sus amiguitos.

— No soy su amiguito —dice él— soy su novio, señor Way.

— ¿Cuántos novios has tenido? —pregunto entonces.

— ¿Contando a Frank? —pregunta, yo asiento— Uno.

— ¿Sólo uno?

Él asiente.

— ¿Recuerdas lo que te he venido diciendo desde que te conozco?

— ¿Qué mantenga buenas calificaciones si quiero obtener una beca?

— No, la otra cosa que te vengo diciendo desde que te conozco.

— Que no me atreva a...

— Tener sexo con mi hijo, sí.

Mike desvía la mirada, noto que la sonrisa fácil se transforma en una mueca y por primera vez en mucho tiempo parece quedar falto de palabras. La respuesta llega sola, él mismo se delató al no decir nada. Ya lo hizo. Oh mierda, ya lo hicieron. Y no es como que realmente me interese su vida sexual es sólo que... teniendo en cuenta lo que le pasó a Frank en el pasado no creo que esté listo para tener sexo con su noviecito. Con él ni con nadie.

— ¿Cómo te atreves?

Me encuentro tan ocupado poniendo nervioso a aquel mocoso que no escucho los pasos de Frank, no me doy cuenta cuando se acerca a nosotros y con el rostro rojo de vergüenza o enojo se planta al costado de la mesa. Escuchó todo... y nuevamente me siento como un niño regañado. Pero al menos está hablándome.

our blood • frerardWhere stories live. Discover now