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Pasaron los días y Chenle ya no se sentía como él mismo. Jisung tampoco, pero trató de ser fuerte para los dos. Necesitaban un poco de ánimo y Jisung pensó que era una buena idea tomar un poco de aire fresco.
"No quiero salir, Jisung". El chico mayor gruñó debajo de sus mantas.
"Bueno, lo estés, te guste o no. Sé que estás triste por el fallecimiento de mamá, pero entiende que yo también. Estoy bastante segura de que lo último que quiere que hagas ahora es revolcarte en tus penas ". Jisung declaró.
Tan doloroso como fue, Jisung tenía un punto. Si su madre pudiera comunicarse con él después de la muerte, probablemente le diría que no se ahogara en su propia culpa y tristeza. Su muerte fue solo otro capítulo y un obstáculo en su vida.
Sabía que tenía que seguir adelante en algún momento, porque él mismo también tenía una vida plena por delante. Jisung todavía estaba allí con él, al igual que su padre y sus amigos.
Bajando lentamente la manta, vio a Jisung tendiéndole la mano. Una suave sonrisa se plasmó en sus labios con el único propósito de animar al anciano.
"Podemos ir a ese jardín de flores nuevamente si lo deseas, y podemos hacer más coronas de flores". El más joven sugirió.
Chenle respiró hondo y se sentó, tomando la mano del menor, "Claro".
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Los dos terminaron llevando su proyecto de fotografía con ellos al jardín de flores. Habían terminado de reunir suficientes fotos, por lo que todo lo que tenían que hacer era pegar y decorar.
Sentados en el campo desierto, abrieron el álbum de recortes que compraron y extendieron las fotos ante ellos.
"¡Mira! Somos nosotros cuando estábamos hablando con todos". Chenle señaló, una sonrisa asomando a sus labios.
Jisung recogió la foto, admirándolos a los dos. Era como si estuviera en el momento otra vez, cuando todo fluía en cámara lenta y eran solo ellos dos.
Nada más importaba.
"Te ves tan lindo también". El más joven reflexionó, volviendo a colocar la imagen. "Deberíamos ponerlo como la última foto, ¿no te parece?"
Chenle solo asintió, aceptando la sugerencia de este último.
"¿Recuerdas ese baile al que nunca terminamos yendo?" Preguntó el hombre de cabello verde, tocando los pétalos de una margarita en sus manos.
"Mhm. Por cierto, Jaemin estaba jugando cuando me pidió que fuera a ese baile. Solo quería ver si estabas celoso, lo que, de hecho, lo hiciste". Jisung procedió a pellizcar la mejilla de Chenle de una manera burlona.
"Oh, cállate, no estaba celosa. Solo estaba muy molesta". Se defendió mientras empujaba las manos anormalmente grandes del joven.
Jisung se burló, "La misma diferencia, Lele".
Los dos pasaron el resto del día simplemente decorando las páginas en blanco de su álbum de fotos, mientras recordaban en el recuerdo que contenía cada imagen.
Acercándose a la página final de su obra maestra, Chenle tomó su última foto y untó pegamento en su parte posterior, luego la colocó en el centro de la página.
"¿Qué deberíamos escribir para el final?" Jisung preguntó, marcador en mano.
Chenle comenzó a pensar, buscando ideas a su alrededor. Mientras sus ojos buscaban alrededor del lugar, su mirada aterrizó en sus zapatos. Eran los conversos desgastados que usaban en Navidad. Las que usaba con demasiada frecuencia, había perdido la cuenta de cuántas veces las había usado.
Y he aquí, la idea se le ocurrió en un instante.
"Amor, pollito y delfín". Él respondió con confianza.
Jisung prácticamente se derritió ante la sugerencia del hombre mayor. Estaba reventando el uwu más grande de todos los tiempos, Jungwoo nunca podría.
"Eso es lindo, como tú". Jisung felicitó mientras escribía las palabras en la parte inferior de la página.
Chenle solo suspiró en respuesta, volviendo a caer sobre la suave cama de hierba y flores. "¿Qué merecía tener a alguien como tú en mi vida? Después de todo lo que hice también, me sorprende que nunca te hayas apartado de mi lado".
Después de terminar los toques finales, se acostó justo al lado de Chenle también, con los ojos mirando al cielo azul adornado con esponjosas nubes blancas. "Eres especial para mí, Lele, y nunca puedo expresar lo feliz que estoy cada vez que estoy contigo. Nunca me alejaría de ti, e incluso si lo hiciera, siempre tendrás un lugar en mi corazón y recuerdos."
Jisung fue recibido con silencio por el hombre mayor. Luego vinieron los silenciosos sollozos.
Cambiando de posición para enfrentarse al más bajo, extendió la mano para limpiar las lágrimas que caían lentamente por su costado.
"No llores Lele. Está bien, estoy aquí". Justo cuando Jisung estaba a punto de retirar su mano, Chenle la retiró, entrelazando sus dedos.
"E-no creo que pueda perderte alguna vez, ¿sabes? A-Después de mi madre ... no creo que pueda manejarlo". Chenle tartamudeó con su pequeño hipo.
Y así, una flor de iris revoloteó sobre la mejilla del macho. No sabía qué era, pero sintió calidez envolviendo su ser junto con un cepillo suave contra su otra mejilla durante unos segundos antes de volver a sentir la sensación de frío otra vez.
Con el ceño fruncido, giró la cabeza para mirar al más joven, solo para verlo con los ojos cerrados mientras miraba hacia el cielo. Sus manos aún estaban entrelazadas, lo que solo alimentó la confusión de Chenle.
Miró hacia arriba y dejó escapar un ligero jadeo ante la vista que tenía delante. Pétalos de diente de león cabalgaban sobre la ligera brisa que pasaba.
"¡Jisung, mira!" Susurró, sacudiendo ligeramente al hombre a su lado.
Al abrir los ojos de golpe, la maravillosa vista también llamó su atención.
"Woah".
Los dos yacían allí, en el campo lleno de flores, de la mano, con los ojos entrenados en la belleza de la naturaleza que les habían regalado ese fatídico día.
En ese momento, solo estaban Jisung y Chenle. Solo ellos dos, nadie más. Y así es como les gustó, estar en la presencia del otro, dar el mayor amor y afecto mutuo, y simplemente ser el infame dúo de Chensung que siempre fueron, y siempre serán.
