PARTE XIII: SALVAVIDAS

393 11 1
                                    

Tenemos el día libre en la Universidad así que, ni bien despierto, le escribo un mensaje a Arón esperando que quiera venir a mi casa. Me siento mal por la forma en la que reaccioné ayer y necesito hablarlo.

Después de desayunar salgo al jardín para tomar un poco de sol y a poco de acomodarme en la tumbona siento vibrar mi celular. Convencida de que llamé a mi novio con el pensamiento, contesto el teléfono sin siquiera fijarme en el nombre del contacto.

—Por fin te convencí de venir, Amor —digo apenas abro la llamada.
—¿Amor? —repite una voz bastante más grave de la que esperaba.

—Perdón Chris, no pensé que eras tú.

—¿Estás con él unos días y ya le dices amor? —reclama indignado.

—Lo conozco casi tanto como a ti y como yo lo llame no es tu problema.

—¿Y él te conoce? —lanza a quemarropa.

—¿A qué viene todo esto Christopher?

—Estamos preocupados por ti, Beta.

—Erick y Joel te dijeron algo, ¿es eso?

—Sí, y no me parece que debas dejarte tratar de esa manera.

Respiro para traducir mis ideas en palabras y ser lo más clara posible.

—Gracias por preocuparte Christopher, pero no sabes de lo que estás hablando. Arón es un buen tipo. Lo del otro día fue un mal entendido y ya quedó todo solucionado, yo confío en él.

De pronto veo una sombra acercarse y reconozco la voz de Arón que ha entrado al jardín sin anunciarse.

—Querías verme Roberta, aquí estoy.

«¡Qué mal momento escogió para aparecer!» pienso mientras un hormigueo helado recorre mi nuca.

—Tanto confías en él que ni siquiera le has dicho tu verdadero nombre —dice Christopher soltando el aire por su nariz tan fuerte que se escucha claramente en el teléfono.

—Te llamó luego. —Termino la llamada y pálida como una hoja de papel miro a Arón y esbozo una tímida sonrisa.

—¿Con quién hablabas? —pregunta arrugando el ceño.
—Con Mila —digo nerviosa.

—¿Y por qué cortaste?, podíamos haber hablado los tres.
—No. —Muevo la cabeza de lado a lado—, quise decir con Maga. Hablaba con Maga. Es que confundo sus nombres todo el tiempo.
—Ya veo —dice sin creer una palabra de lo que digo.

«Pero, ¿por qué le estoy mintiendo? Es como si muy en el fondo sintiera que le estoy siendo infiel con el solo hecho de hablar con Christopher. ¿Qué me pasa?», reprocho en mi cabeza.

Levantando un poco su barbilla me mira sospechando de mi actitud y esperando que me arrepienta y le diga la verdad. Yo lo miro de vuelta extrañando como sus rizos caían apenas rozando su frente, porque su cabello era una de las únicas cosas que me gustaban de él que no tenían nada que ver con Christopher.

Como no hablo, da media vuelta para marcharse, pero antes de que lo haga yo lo abrazo por la espalda y le digo: —siento mucho como reaccioné ayer. Este estilo no te queda mal, pero me tomaste por sorpresa, ya me había acostumbrado a jugar con tus rizos.

—Es solo cabello Roberta, igual crece. ¿O estás conmigo solo por eso?, insinúa molesto.
—No —digo de inmediato, aunque ni yo mismo se cuál es la respuesta a esa pregunta.

Se pone de frente a mí y me deja seguir abrazándolo. Cierra sus ojos, me sostiene fuerte por la cintura y sonríe con la boca cerrada.
Yo lo beso porque no quiero perder la oportunidad de tener una relación de verdad, aunque lamentablemente la esté construyendo sobre una base de mentiras.

A FUEGO (Última cita)Where stories live. Discover now