Capítulo 8

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Los minutos transcurren y cada vez hay menos personas en el cuadrilátero, me encuentro ayudando a Hawk a vender cerveza a los espectadores del festival y la intermitente mirada de Meliodas quema en mi espalda.

El grito del narrador hace que mire en dirección al ring, el albino y el rubio están sobre él, el chico de peinado raro, otro chico musculoso de cabellos largos, una chica con capa y el anciano borracho que nos dio indicaciones también, pero mi ceño de frunce cuando no diviso a King.

Las exclamaciones inconformes de la gente hacia el pequeño que flota se hacen presentes cuando se decide que el también aplico a la semifinal, llevo mis dedos indices a la boca para así soltar un fuerte chiflido entre todo el alboroto, ese King es un tramposo.

-chica, otra cerveza por aquí! - me dirijo hacia el hombre con Hawk para servirle el pedido, en mi cinturón tengo la bolsa de ganancias de la venta.

-sí que tenemos demanda, nos vamos a llenar los bolsillos-exclama un Hawk contento frente mi rostro, estoy apoyada en una rodilla sirviendo la cerveza en el tarro para luego entregársela al hombre y recibir la paga.

-¡adivinen a quien les toco pelear juntos!-el grito de Meliodas nos recibe cuando nos acercamos a ellos, que rápido fue la agrupación, nos situamos al lado de él, miro a Hawk y le entrego la bolsa de ganancias, el narrador se encuentra dictando las reglas para las siguientes peleas.

La chica que se hace llamar matrona y el musculoso son los primeros en subir al ring, ruedo mis ojos cuando un depravado grita exigiendo las medidas de la mujer.

-91, 58, 90-un pensativo Meliodas señala las "medidas" mientras una mano está ubicada en su mentón.

-piénselo, pero no lo diga- exclama el castaño y yo solo le doy un golpe en la cabeza al rubio mientras ruedo mis ojos, escuchando como se queja sobándose donde recibió el golpe.

Pero mi expresión seria, se convierte en una de asombro cuando a petición del narrador la chica se quita la capa revelando su atuendo y esos harapos los podría reconocer en cualquier lado, es el uniforme del negocio del rubio pervertido.

-¿la princesa Elizabeth es tan fuerte?- pregunta el castaño.

-si esa es Elizabeth, creo que algo no encaja bien- el rubio expresa y recibe la atención de todos.

-¿Qué algo no encaja? ¿a qué te refieres?-King pregunta mirando a la chica.

-es que su busto se ve muy distinto y su trasero muy grande-explica el hombre con mirada pensativa, King parece no creer lo que acaba de decir.

-¿Cómo carajos reconoces a una chica por sus medidas?-le pregunto mirándolo arqueando una ceja.

-es como un don-se encoge de hombros y una sonrisa maliciosa lo asalta- a ti también te podría dar tus medidas nena-me guiña un ojo.

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La hermosa mujer posiciona su mano en su pequeña cintura que esta cubierta por la holgada camisa, sus ojos oscuros se posicionan sobre los brillantes ojos verdes del rubio quien posee una sonrisa gigante que abarca todo su rostro, le encanta ver cómo reacciona a sus juegos infantiles, no se deja intimidar solo para aparentar fortaleza y eso le encantaba.

La azabache se agacho a su altura para susurrar en su oído unas palabras que bastaron para hacer que una corriente eléctrica atravesara su columna vertebral, sorprendido miro su perfil, sus carnosos labios estaban juntos y sus largas pestañas por culpa del sol dejaban una sombra en sus marcados pómulos.

Ella actuaba como si no hubiera sucedido nada, como si nunca hubiera dicho nada, tenía una mirada imperturbable fija mirando la pelea que ya había llegado a su fin revelando a una pequeña Diane, no sabía cuánto tiempo la había detallado de manera indiscreta, pero es que aquella mujer despertaba una llama de curiosidad imposible de apaciguar.

𝑬𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒄𝒊𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒏𝒄𝒐𝒓 (𝑴𝒆𝒍𝒊𝒐𝒅𝒂𝒔𝒙𝑶𝒄)Where stories live. Discover now