Capitulo 2

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La brisa fresca hace bailar mis cabellos oscuros y que mis vellos se pongan de punta haciendo que inconscientemente frote mis brazos con mis manos temblorosas, el ambiente es acogedor, lleno de risas de los presentes.

Estoy sentada en la esquina de la terraza donde se encuentra la mesa, que, se supone sobre ella rebosaba la comida antes de ser arrasada por Ban, la hija del doctor Dana se encuentra sentada frente a mi dándome una sopa de pollo que hace que mis papilas gustativas bailen de la dicha, no me molesta que me esté dando de comer como si fuera una niña pequeña, estoy tan adolorida que no tengo ganas de levantar mis brazos.

Por el momento no puedo comer nada pesado, según el doctor, mi estómago no está acostumbrado a recibir grandes raciones de comida entonces lo mejor que puedo hacer es comer de a poco y luego ir incrementando la cantidad, pero es más de lo que puedo pedir.

Ella trata de tener una conversación conmigo, pero después de unos minutos desiste de la idea al ver que yo solo abro la boca para que ponga la cuchara dentro, al ver su cara tomo un poco de aire y luego lo expulso, ella solo trata de ser amable y yo me estoy comportando como una miserable.

-No hablo mucho-Digo en un suave susurro explicándole porque he estado pasando de ella de manera olímpica­ a lo que ella responde abriendo sus ojos formando así, una expresión de asombro- ¿podrías cortar mi cabello por favor? – Pregunto mientras la miro esperando que me dé una respuesta afirmativa, ella sonríe mientras me ofrece la última cucharada para después levantarse de la silla, dejando el plato sobre la mesa, informándome que se retirara para buscar las tijeras y el peine.

Mi vista viaja a donde se encuentran todos, pero al final de la inspección mi mirada se posa sobre el rubio, no sé cuánto tiempo me quedé observando.

Se ve igual que hace diez años.

Él parece sentir mi mirada y gira su cabeza haciendo que sus ojos se encuentren con los míos, una cálida sonrisa tira de la comisura de sus labios mientras alza su mano para darme un saludo.

No correspondo, de manera inmediata mi ceño se frunce mientras rompo la conexión, volteando a mirar la puerta donde desapareció la chica de cabello corto y nuevamente mi mente divaga.

-siento la tardanza señorita- su voz me saca de mis pensamientos, asiento haciéndole saber que no pasa nada, tomo un mechón de mi cabello tratando de tener claro hasta qué punto parece estar rescatable entre todo ese desastre de nudos y le indico donde me gustaría que lo corte, dejándole la vía libre para que ella haga el trabajo, fundiéndonos así, en un silencio agradable solo interrumpido de manera intermitente por las risas de fondo.

-Con que cortándote el cabello ¿eh? – Ban me dice rompiendo toda la tranquilidad, mientras lleva a su boca el tarro de cerveza, lo miro de reojo unos segundos y luego vuelvo a mirar hacia el frente- ya que estas con todos nosotros deberías decirnos quién eres chica misteriosa- dice mientras se sienta frente a mí- desde que estábamos en la prisión me preguntaba ¿quién eras tú y porque estabas allí? - termina con una estruendosa carcajada, esta borracho.

-Ban...- Meliodas advierte, se ha acercado lo suficiente a nosotros, el ambiente se torna pesado, está tan denso que se puede palpar.

La chica termina y le doy un movimiento de cabeza en modo de agradecimiento, ignoro lo idiota que está siendo Ban, siguiendo con la mirada como la chica deja las tijeras en la mesa junto con el peine mientras me acaricio el cabello.

- ¡Ay por favor Capitán! Solo quiero saber quién es esta chica- dice mirando al rubio mientras hace un gesto con su mano restándole importancia-Creo que tenemos derecho a saber su nombre después de todo- dice mientras se inclina en su silla para que su rostro quede frente al mío, trato de mantener la calma a pesar de su cercanía, inhalo, cuento hasta tres y luego lentamente exhalo, pero parece que no da resultado, este chico de verdad me está molestando.

La chica que estaba recostada en la cama al otro extremo se encuentra ahora sentada y mirando expectante la escena que el chico está montando y ni hablar de la gigante quien tenía sus ojos violetas fijos en el chico de rojo y en mí, esto me pone más incómoda, no me gusta ser el centro de atención, hago un chasquido con mi lengua en una forma de mostrar mi disgusto.

-Ban, ya es suficiente- Meliodas dice con un tono de voz determinante mientras su ceño hace que las facciones de su rostro se marquen, pero parece que eso solo alienta más al albino a seguir con el interrogatorio.

Intento levantarme, ya no soporto más esta situación, me siento ahogada entre las miradas de los susodichos, todos parecen disgustados por la actitud de Ban, así que para terminar con el show y no arruinarles más la fiesta decido retirarme a la habitación que han destinado para que pase la noche.

Pero mi acción se ve interrumpida por la mano de Ban que se encuentra ahora sujetando la mía, le envío una mirada llena de odio mientras halo mi mano para separarla de su toque, pero el solo sonríe, usando su mano libre para bloquearme el paso apoyándola sobre la mesa, ese gesto hace que mi ira incremente y que mi ceño se marque aún más si es que eso es posible, siento mi rostro hervir.

-Huir no es una opción, pequeña- casi siento mi mandíbula destrozarse en mil pedazos por la fuerza en la que la tenso, la ira se escurre por mis poros y en un acto rápido tomo de la mesa el cuchillo con el que despresaron el pollo horas atrás y salto sobre el tomándolo desprevenido, lo noto por el gesto de sorpresa que hace cuando me ve sobre él, haciendo que caigamos al suelo.

Gruño y con toda mi furia descargo con fuerza el cuchillo en su rostro, haciendo que todos los presentes suelten un suspiro de exclamación, pequeñas gotas de sangre aterrizan en mi rostro, pero no me importa.

Sé que él es inmortal, pero espero que con esto haya entendido que no debe molestarme.

-Ahí conteste tus preguntas idiota-escupo con veneno cerca de su rostro, mi voz se arrastra cual serpiente hasta llegar a los oídos de todos.

Mi cuerpo duele, pero por la descarga de adrenalina el dolor es soportable, me levanto de un rápido movimiento y a la par saco el cuchillo el cual tenía sangre que escurría hasta caer en finas gotas al piso, pero esto no se compara al charco de sangre que se está empezando a formar debajo de la cabeza del albino.

Entierro el cuchillo en la mesa de madera provocando un ruido sordo que rompe con el silencio que se había formado, paraluego hacerme paso y desaparecer por la puerta bajo las miradas expectantes.

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¡Hola!

No se por donde empezar, solo quiero agradecerles por haberle dado la oportunidad a esta historia y por la acogida que ha tenido c': 

me hace muy muy feliz saber que ustedes se toman el tiempo de leer lo que escribo.

No soy la mejor en esto pero intentare hacer que esta historia sea de su agrado. 

muchos besos y abrazos rompe costillas. 

•Ara•

𝑬𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒄𝒊𝒐 𝒅𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒏𝒄𝒐𝒓 (𝑴𝒆𝒍𝒊𝒐𝒅𝒂𝒔𝒙𝑶𝒄)Where stories live. Discover now