Capítulo 38 Sabe lo que hace

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Tomó mi barbilla y acercó mi rostro con delicadeza para besarme, se aferró a mi labio superior y aproveché para morder su labio inferior como el a mi hace un rato, nuestras lenguas hicieron contacto y si que sabe como usarla.

-Hey hey Romeo y Julieta parenlo hay tenemos visitas- dijo Melissa y Daniel y yo nos alejamos.

¿Enserio Melissa? ¡otra ves interrumpes!

Aunque ¿Visitas?

Me giré y a quien vi caminando hacia nosotros era a la última persona a quien quería ver en este momento.

-¡Que demonios hace él aquí!- dije exaltada.

Me levanté del banco y todos se acercaron.

-Hola- dijo este.

-¿Hola? Después de todos estos años y sólo dices hola-

-Lo lamento tanto hija-

-¡Nó soy tu hija!-

-Mira no vine a peliar, vine a saber de ti, supe que te casaste ¿porque no me invitaste?-

-¿Porque no te invité? Te invite a todas las fiestas de Navidad por diez años, te invité a mis cumpleaños, a la Pascua, a el carnaval, cuando me gradué de secundaria, siempre te invité pero ¿donde estabas? ¿porque no llegaste nunca?-

-Hija tranquilizate, sabes que yo tengo otra familia que he formando con los años, y ya te dije que sólo quise venir a verte a ti y a tu esposo-

-También tienes una familia aquí, me tienes a mi, ¡porque me abandonaste!-

Sentí unos brazos rodearme en un abrazo, me asusté pero relaje mis hombros al notar que es Daniel quien me abraza.

-Tranquila- me susurró al oído.

Le correspondí el abrazo y respire profundo.

-Sabrina cariño tienes que perdonarme, darme otra oportunidad-

-Tendrás que ganarte esa oportunidad - dije y me aleje de Daniel para acercame a mi padre.

-Lo haré, claro que lo haré, pero cuéntame ¿que has estado asiendo? ¿ese que te abrazo es tu esposo?-

Me giré y miré a Daniel, no se si decir que es mi esposo, no se que hacer.

-Así es señor, mi nombre es Daniel Miller-

Daniel tomó mi mano y la acarició, supongo que no está mal decir que Es mi esposo, ósea lo es, pero todo es tan complicado ahora.

-Es un placer Daniel, me llamo Ernesto-

Estos se dieron la mano y luego todo quedó en silencio, más incómodo no podría ser.

-Bueno hay que seguir jugando- dijo Melissa.

¡Hasta que al fin interrumpe donde debe!

-¿Estan jugando béisbol? ¿tu juegas Daniel?- dijo papá.

-Se jugar señor pero hoy me quedaré a cuidar a Sabrina, se ha estado sintiendo mal-

-¿Enserio? ¿Que te pasa princesa?-

¡Ay pero denme paciencia! Desaparece 10 años y quiere actuar como si nada.

-¡Me pasa que tengo una vida papá! Una vida que te perdiste, crecí, me casé, estoy embarazada, todo ¡todo esto pasó sin un padre a mi lado! No vengas a actuar como si nada-

-¿Estas embarazada?-

-Agh-

Comencé a caminar de vuelta a la casa ignorando a Daniel quien me llama para evitar que yo me fuera.

¡Ay pero es que no tengo paciencia!

-Sabrina espera-

Me giré y vi a Daniel, ya estamos en el inicio de las escaleras.

-No Daniel, quiero estar sola un momento por favor-

-Esta bien, te entiendo-

Subi a mi habitación y me encerre con llave, no saldré hasta que ese tipo se largue.



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Ya es de noche, incluso pasó la hora de cenar, le pedí a una de las sirvientas que me traiga la cena a la habitación porque supe por ella misma que papá se había quedado a cenar, así que no bajé, y agradezco que nadie viniera a preguntar por que.

Entre al baño y me di una ducha para irme a acostar, cuando salgo del baño en toalla alguien toca la puerta así que voy a abrir.

-Perdón por venir a esta hora, sólo quería saber como est...- Daniel se quedó frisado y no pude evitar sonreír.

Me encantan estos efectos en los hombres.

Su mirada viajó por todo mi cuerpo sin descaro alguno.

-Si, estoy bien, pasa por favor-

Él entro a la habitación completamente callado, me encanta como me está mirando.

Ay no Sabrina, será mejor que no te calientes porque nada pasará entre él y tú.

-¿Sólo viniste a eso?- pregunté, el asintió con la cabeza- Pues deveri...-

No pude terminar de hablar porque Daniel se lanzó sobre mi y me beso de forma salvaje y desesperada.

Me dejé llevar por tan placentero beso y lo rodee con mis brazos, el me tomó por la cintura y me acercó más a su cuerpo.

-Se que vas a golpearme por esto- dijo y volvió a besarme, sus besos bajaron a mi cuello y sentí mi cuerpo temblar.

Volvió a mis labios y los movimientos que hace con su lengua, la forma en la que me acerca más a el me está volviendo completamente loca.

Caminamos tambaleantes hasta la cama sin dejar de besarnos, Daniel esta sobre mi, sus besos bajaron a mi cuello nuevamente y su tibia lengua recorre mi barbilla y regresa a mi boca con desesperación.

De pronto sentí como perdía el control sobre mi misma y me dejaba llevar por la excitación que siento en este momento.

Daniel retiró una parte de la toalla dejando al descubierto uno de mis senos, su boca viajó hacia ahí y comenzó a chupar mi pezón y a mordisquearlo.

Definitivamente sabe lo que hace.

El Novio PrometidoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu