Capítulo I ["Ángel" y "demonio"] (2)

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Parte 2


La superficie donde está recostada es fría.

Se siente un fuerte olor a polvo y a orina.

Al abrir los ojos, la chica observa su alrededor. Altas paredes de ladrillos bloquean su visión, con sólo un vistazo basta para comprender que eran bastante resistentes. A sus costados se observa una reja de placas anchas metálicas. Detrás de ella hay una serie de barrotes. El lugar sólo puede ser uno.

«¡Vaya, me encarcelaron!»

La niña tiene ese pensamiento mientras sonríe. No es una sonrisa nerviosa, no está atemorizada. La cárcel no es el peor lugar donde ha estado.

—Emm, ¿Hola? —Una voz extraña surge de la celda contigua. Al mirar entre la oscuridad observa a un ser de pelaje gris, con un hocico ligeramente largo y grandes dientes útiles para roer, concluye que es un hombre-rata, el cual está sentado con una sonrisa tímida.

— ¡Oh, hola! —responde alegremente a su vecino.

—Mucho gusto, jeje. Mi nombre es Jugo, soy un mercader, aunque ahora mismo estoy en prisión debido a ciertos problemas con la clasificación de mis productos de venta.

Analizando las palabras del prisionero, la chica entiende inmediatamente el tipo de productos que vende. Para ser encarcelado por ello la única opción viable es la venta ilegal. La niña sonríe y opina sobre su situación.

—Ah, un contrabandista, pues vaya que tienes mala suerte como para ser atrapado. Según recuerdo la pena mínima de contrabando en este sector es de diez años.

—Vaya, viste fácilmente el significado y las implicancias de mis palabras. Ciertamente es mucho tiempo, especialmente para mi especie, que se caracteriza por tener una corta vida... —se lamenta el hombre-rata, mostrando un rostro acomplejado por su situación. Seguido de ello, expresa un semblante serio y mirando directamente en los ojos de su compañera de conversación pregunta—. Dígame señorita... ¿No está disconforme con su situación actual?

Los ojos del semi-hombre incluyen cierta malicia, como si tuviese un plan oculto considerando de antemano una respuesta positiva. Quizás pretenda ser una buena persona e incluir a la pequeña dentro de sus maquinaciones para luego traicionarla. Quizás es su semblante cuando su suerte está sincronizada con sus ideas. Tal vez simplemente es la forma de expresar una sonrisa amable. Sin embargo, la niña rompe con todo pronóstico del prisionero.

— ¿Ah? ¿Por qué debería estarlo?

— ¿Eh? —El hombre-rata entra en un estado de confusión—. ¿No le molesta?

Sin entender lo que la chica quiso decir con esas palabras, sólo logra concluir que su vecina no comprende la situación en la que se encuentra, pero antes de decir palabra alguna escucha a la chiquilla soltar pequeñas risitas.

—Fufu... —La niña se levanta del suelo mientras ríe y con sus manos en la cadera, mostrando una sonrisa orgullosa exclama—. ¡Fuajaja! ¡¿Cómo podría algo como esto molestarme a mí?! ¡Considérate afortunado, roedor! ¡Estás frente a Tina Lyrium, la hermosa reina de los esclavos!

Ante la extravagante presentación, el humanoide no pronuncia palabra alguna. Tina continúa su discurso al ver a su compañero enmudecido.

—Piénsalo de este modo —dice, extendiendo sus brazos hacia arriba y alzando la voz como si estuviese promocionando algo, expone su punto de vista—. ¡Estamos en el pináculo de la comodidad! ¡Un cálido sitio donde vivir...! ¿Renta...? ¡Cero! ¡Un precio excelente! ¡La seguridad es muy buena, nadie tiene permitido entrar sin autorización! ¡Con dos o tres comidas al día, todas completamente gratis! Aunque saben fatal... —se acerca a los muros y les da un gran abrazo, extrañando aún más a su compañero —. ¡Además contempla estos muros! ¡Tan grandes, tan gruesos, tan duros! ¡Es imposible destruirlos por medios normales! ¡Construidos por la compañía del reino demonio hace mil quinientos años y aún en pie!

Exhekar Tales I: La Reina Esclava & El Príncipe Sin Reino (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora